Clinton fuerza a Zedillo a aceptar que EE UU supervise la policía antinarcóticos mexicana
MAITE RICO,
México
«En Estados Unidos tenemos el 5% de la población mundial y consumimos la mitad de las drogas, y estamos muy contentos de entregar todos los años miles de millones de dólares que acaban en manos de los narcotraficantes», dijo Clinton a modo de mea culpa. «Y no hemos tenido éxito ni en reducir la demanda ni en controlar del todo la frontera de nuestro lado». Por parte mexicana, añadió, el problema es que los carteles se han convertido en un poder que amenaza con destruir la sociedad. «Creo en las asociaciones igualitarias y balanceadas que refuerzan la soberanía de las naciones, y ésa es parte de nuestra estrategia de largo plazo».
Ambigüedad calculada
Curiosamente, las medidas concretas se mantienen en medio de una prodigiosa ambigüedad, seguramente para no herir susceptibilidades nacionalistas. Y es que hay una realidad innegable: las autoridades mexicanas se encuentran desbordadas por la infiltración del narcotráfico en los cuerpos de seguridad. El reciente desmantelamiento del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD) ha dejado al país sin el único organismo especializado. Por eso, la ayuda de Estados Unidos es providencial. Según lo pactado por ambos Gobiernos, el Departamento de Justicia de Estados Unidos participará en el diseño de los sistemas de selección de los agentes de la nueva fiscalía antidrogas y en la capacitación de sus mandos.
A través de su secretaria de Estado, Madeleine Albright, Estados Unidos ofreció además seis millones de dólares para la puesta en marcha del nuevo organismo. Las autoridades mexicanas se comprometieron a estudiar la propuesta. Esto ha provocado ya las inevitables protestas de algunos sectores, que lo consideran una «lesión a la soberanía».
El consenso se impuso en otros tres puntos de la agenda sobre el narco: la colaboración en la persecución marítima y aérea de narcotraficantes; la modificación del acuerdo sobre el lavado de dinero suscrito en 1994 y la revisión del Tratado de Extradición con el propósito de incluir una cláusula que permita la entrega temporal de los criminales más buscados en ambos territorios. Bill Clinton eludió la pregunta sobre la existencia de una lista de extraditables mexicanos solicitados por Estados Unidos.
Clima cordial en el Distrito Federal a pesar de las variadas protestas
M. R.
, México
Además del propio cuerpo de seguridad de Bill Clinton, compuesto por 700 hombres, otros mil efectivos del Ejército mexicano han sido designados para la custodia del presidente y su esposa, Hillary. Los soldados han tomado posiciones en los lugares estratégicos de la ciudad. La comitiva estadounidense se traslada en dos helicópteros y dos limusinas blindadas traídas desde Estados Unidos.
No podían faltar en tan magna ocasión las manifestaciones de protesta, que comenzaron (y terminaron) en la tarde del lunes, momentos antes de la llegada de Clinton.
Grupos variopintos (desde asociaciones de deudores a organizaciones pro-cubanas pasando por maestros descontentos) se reunieron a las puertas de la embajada de Estados Unidos, quemaron algunas banderas gringas y profirieron insultos al presidente («Clinton idiota», «Viva el Che Guevara», «Clinton a la chingada») antes de ser convenientemente dispersados por la policía.
(El programa televisivo de noticias 24 Horas informó de la existencia de cinco protestas en distintos lugares de la capital mexicana, con un resultado de al menos 14 personas arrestadas en los disturbios. Una de las consignas más repetidas fue la de «Clinton, vete al infierno». En medio de la algarabía, se quemaron insignias de los Estados Unidos y se ondearon, en su contra, banderas de Cuba bajo la petición de «larga vida» a la Revolución cubana).
Ley de inmigración
(Uno de los hechos que más ampollas ha levantado entre quienes no han visto en esta visita motivo alguno de alegría ha sido la reciente ley de inmigración aprobada en EE UU, que amenaza con una masiva expulsión de mexicanos, y representa un saldo especialemte negativo para las comunidades hispanas. Esta ley no sólo ha servido de tirachinas contra el propio Clinton por parte la ciudadanía mexicana, sino que ha provocado irritación por lo que se ha interpretado como un gesto complaciente por parte de Zedillo).
(Los cordones policiales y el despliegue de fuerzas militares no pudieron evitar esas contramanifestaciones en diversos puntos de la capital. Al cierre de esta edición, se tenía conocimiento de que al menos dos periodistas habían resultado levemente heridos durante los disturbios, aunque no habían trascendido episodios de mayor violencia).
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EE UU participará en la selección y capacitación de los agentes antidroga mexicanos. Éste es el tributo que México rinde a su vecino después de que la detención, en febrero, del máximo jefe de la lucha al narcotráfico destapara el grado de corrupción de las fuerzas de seguridad mexicanas y minara gravemente la confianza de Washington. El acuerdo, firmado con ocasión de la visita del presidente Bill Clinton, forma parte de un ambicioso proyecto de cooperación en un área que ha estado envenenando las relaciones entre ambos países. El presidente Ernesto Zedillo, que hasta hace dos días tachaba de «ridícula» la propuesta, tendrá ahora dificultades en explicarla a los sectores más nacionalistas de su país.
Zedillo y Clinton han decidido poner las cartas sobre la mesa e inaugurar una relación en materia antidrogas «sincera» y respetuosa con la soberanía de cada país. Ambos mandatarios firmaron ayer una declaración de buenas intenciones sobre la base de que el narcotráfico es un problema común y en el que cada parte tiene cuentas que rendir.
La primera visita del mandatario estadounidense a tierras mexicanas (y latinoamericanas) en sus cinco años de Gobierno se está desarrollando en un clima cordial, a pesar de que el aparatoso despliegue de seguridad haría pensar lo contrario.