Arrecia en Argentina la polémica por la pista de aterrizaje que Menem construye en su pueblo
JUAN JESÚS AZNÁREZ
, Buenos Aires
De momento, las obras se han interrumpido. El presidente de la empresa Maquivial, citada como una de las que intervinieron gratuitamente en el proyecto, echaba marcha atrás en una entrevista radial. «No estoy diciendo que voy a donar 400.000 pesos (igual cantidad en dólares) para la construcción del aeropuerto de Anillaco. Se me pidió el favor, el gobernador de La Rioja, y yo no estoy seguro de que los voy a donar. A mí se me pidieron las máquinas para tirar el asfalto», declaró Antonio Gómez.
«Estos miserables y mentirosos que armaron ese programa de televisión evidentemente fueron pagados por algún sector de la oposición», bramó el presidente. En la provincia de La Rioja, donde está enclavado Anillaco, la militancia menemista más montaraz quiere pasar a cuchillo a los cuatro periodistas, a quienes tildan de «personeros del odio» o peones de «una acción conspirativa».
Un capricho rentable
La Unión Vecinal de Anillaco, población de 700 vecinos, avizora que el supuesto capricho presidencial puede ser rentable. Se relame con el cuento de la lechera: «Con la pista se beneficiará todo el norte de la provincia y se promocionará el turismo».
La espaciosa casa, valorada en 500.000 dólares, no parece constituir el problema ni es de recibo discutir a Menem el derecho a levantar una vivienda a su gusto con sus ahorros. La oposición ha hecho presa en la pista y los funcionarios del Gobierno encargados de explicar su oportunidad y legalidad desvían balones: Alberto Kohan, secretario general de la presidencia y funcionario que suele dar la cara, prefiere no comentar: «Las explicaciones están a cargo del Gobierno de La Rioja, porque la pista es propiedad de la provincia». Igualmente preciso, y también amigo de Menem, el secretario de Seguridad, brigadier Andrés Antonietti, se manifiesta así: «Alberto Kohan no tuvo nada que ver, y yo, tampoco. Es decir, todos y ninguno tuvimos algo que ver».
Quien aportó datos concretos fue Carlos Edgardo Menem, sobrino del presidente, parlamentario de una provincia con el 65% de sus tierras sin asfaltar: la polémica pista, presupuestada en cuatro millones de dólares, es «un regalo» de la empresaria Amalia Fortabat y de la firma Maquivial: «Le han regalado casi todas las cosas».
En defensa de Carlos Menem, el gobernador de La Rioja, Ángelo Maza, que apoyó un acto de desagravio a su jefe de filas, enmarca la construcción «en un ambicioso programa productivo». En privado se le escuchó decir: «El Edgardo se mandó un cagadón (metió la pata)».
El diputado riojano de la opositora socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR) Gastón Mercado observa prisas en las ventanillas del catastro: «En La Rioja están acomodando de urgencia la situación de irregularidad de tierras y posesiones que se le adjudican al presidente Menem. Hay un movimiento inusual en la Fuerza Aérea, en las escribanías, en los registros de propiedad».
Un equipo despachado a Anillaco por el comité nacional de este partido para recabar datos sobre la polémica ya está de vuelta. Los radicales preguntarán al Ejecutivo sobre la intervención de la Fuerza Aérea en el proyecto, características de las donaciones empresariales y propiedad de las tierras cuando comenzaron las obras. Los legisladores de la Unión Cívica Radical en La Rioja promueven además la intervención de la Auditoría General de la Nación, así como un análisis técnico, jurídico y legal de todo el litigio.
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Miserables y mentirosos. Así llamó Carlos Menem a los cuatro periodistas porteños que en un programa televisivo atribuyeron a la caradura del presidente argentino la construcción de una pista de aterrizaje de 2.400 metros, con gran casona de porches y cabaña de montaña anexas, en Anillaco, su pueblo natal, en la provincia de La Rioja. Uno de ellos respondió con una querella judicial y casi reta a duelo al jefe del Estado, que califica de «barbaridad y gran estupidez» el juicio político reclamado con insistencia por sectores de la oposición. Todo está en regla, y se exageran las cosas para perjudicarle como sea, insiste Menem. Las irregularidades, sin embargo, parecen obvias.
La polémica arrecia: el diario Clarín, el de mayor venta en Argentina, denunció que una parte de las obras se financian con fondos reservados, y Página 12 aportó otro dato comprometedor: vehículos y técnicos de la Fuerza Aérea participaron en una construcción cuyo interés es más particular que nacional.
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