Presidente Alberto Fujimori señaló que el domingo se dispuso el ingreso de 140 comandos a la residencia. Sistema de túneles, inspirado en galerías subterráneas de cultura preincaica Chavín de Huantar (Ancash), permitió sorpresiva incursión militar para rescatar a los 72 rehenes. No hubo un día 'D' ni 'hora cero' para la incursión militar a la residencia japonesa, pues se esperaba el momento más adecuado para rescatar a los 72 rehenes, dijo ayer el presidente de la República Alberto Fujimori, durante una rueda de prensa en Palacio de Gobierno, en la cual recurrió a una maqueta para ilustrar mejor a los periodistas sobre la operación del martes último.
El presidente, que en la tarde del miércoles retornó a la residencia japonesa y recorrió los ambientes interiores que mostraban los efectos de la incursión armada e incluso se topó con cadáveres de los emerretistas, entre ellos el de Néstor Cerpa Cartolini, que se encontraba semidesnudo a un lado de la escalera, afirmó que la operación 'Chavín de Huántar' era uno entre varios planes de contingencia preparados para el rescate de los rehenes.
Sostuvo que esta operación tenía como base el empleo de un sistema de túneles y sólo era conocida por él, las comandancias de las Fuerzas Armadas, un reducido grupo del Servicio de Inteligencia Nacional y los 140 comandos que ingresaron a la residencia el martes.
Fujimori añadió que el domingo se dispuso el ingreso de los 140 comandos a diversas casas ubicadas alrededor de la residencia y que las 6 de la mañana del lunes fue la hora para el inicio de la cuenta regresiva, considerando el corte de visitas médicas a los rehenes dispuesta por Cerpa. Para ese amanecer los efectivos ya estaban en los túneles, construidos de tal forma que se podía permanecer por varios días.
Durante la conferencia de prensa, Fujimori confirmó que hubo varias formas de comunicación entre los rehenes y la seguridad en el exterior (la denominó el 'know how' de Inteligencia Nacional, por lo cual no podía dar detalles), lo que permitió que se les comunicara minutos antes del inicio de la operación.
Añadió que con riesgos mayores no hubiera tomado la decisión y reveló que cuando concluyó la operación se dirigió a la residencia, a la que ingresó por la parte posterior a través de un túnel.
La residencia también fue recorrida ayer por el presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Nicolás Hermoza Ríos, y el asesor de la alta dirección del Servicio de Inteligencia Nacional, Vladimiro Montesinos, quienes llegaron a las 8:30 de la mañana para informarse sobre algunos otros detalles de la operación de rescate.
HOY SEPULTAN A LOS TRES FALLECIDOS
Por otro lado, los restos del vocal supremo Carlos Giusti Acuña, que serán sepultados hoy en la tarde en el Cementerio Los Jardines de la Paz, en La Molina, fueron velados en la iglesia Santa María Reyna, en San Isidro, hasta donde acudieron diversas personalidades.
Los oficiales del Ejército, teniente coronel Juan Valer Sandoval y teniente Raúl Jiménez Salazar, caídos en la operación, también serán enterrados hoy a las 11 a.m. en el mismo cementerio. Ellos fueron velados en la capilla del Hospital Militar.
En tanto, ayer los rehenes liberados mantuvieron en su mayoría una actividad estrictamente familiar, tratando de recuperarse de los estragos que les causaron los 126 días de cautiverio y el dramático rescate.
El ministro de Agricultura Rodolfo Muñante fue uno de los pocos que tuvo contacto con la prensa, a la que relató pasajes del cautiverio, afirmando que en el ánimo de cada uno de los 72 cautivos se imponía la esperanza antes que el pesimismo.
Contó que al momento de la operación vio cerca la muerte. "Un bisoño terrorista con el rostro cubierto nos encañonó con su arma apenas empezó el tiroteo. Leí en sus ojos una súbita duda. Creo que no accionó el percutor porque Dios no lo quiso. Dio media vuelta y se fue. Allí salvamos la vida la veintena que nos hallábamos en uno de los cuartos del segundo piso", narró.
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