El País Digital
Martes
24 junio
1997 - Nº 417

Kennedy desoyó las advertencias de sus asesores en bahía Cochinos

F. ROQUE BACARREZA (EFE), Washington
El presidente John Kennedy erró en su cálculo político de que la invasión de bahía Cochinos, en abril de 1961, encendería la chispa de un levantamiento popular cubano contra Fidel Castro, según revelan unos recientes documentos desclasificados. Kennedy desoyó las evaluaciones de los asesores militares, que le advirtieron con anticipación sobre las pocas posibilidades de éxito del compló financiado por EE UU.

Los documentos puestos a disposición del público por el Departamento de Estado, 36 años después del fracaso de aquella invasión, demuestran que Kennedy estuvo mucho más involucrado en el proyecto de lo que se presumía y debilita la tesis de que se encontró mal asesorado. El presidente confió más en el asesoramiento de la CIA y los informes del secretario de Estado, Dean Rusk, que en las evaluaciones militares, según las 1.100 páginas de los documentos sobre el caso.

El diario USA Today publicó ayer un amplio examen de los documentos desclasificados, que complementan la tesis de otros investigadores estadounidenses que sostienen que Castro, a través de su espionaje, estuvo al tanto del compló.

El proyecto de derrocar a Castro, heredado desde el Gobierno del presidente Dwight Eisenhower, se convirtió en el primer gran desafío en la política exterior de Kennedy, que había llegado a la Casa Blanca en enero de 1961. Después del desembarco del 17 de abril de 1961 y el fiasco de la operación anticastrista, Kennedy negó el apoyo militar estadounidense a los 1.500 cubanos que durante tres días fueron hostigados hasta el aniquilamiento por las tropas de la revolución.

Muchas dudas

El 27 de enero de 1961, una semana después de que Kennedy llegara a la Casa Blanca, los miembros de la Junta de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas entregaron un memorándum al secretario de Defensa, Robert McNamara, en el que expresaron sus dudas sobre el éxito de la invasión a Cuba a menos de que se diera mayor entrenamiento y asistencia a los anticastristas.

El 3 de febrero, la Junta de Comandantes informó a McNamara de que el factor de apoyo interno de los anticastristas en Cuba requería mayor evaluación antes del desembarco. Los documentos testimonian que un mes antes, el jefe de operaciones navales, almirante Arleigh Burke, otorgó un 50% de posibilidades de éxito a la invasión. El 16 de abril, en la víspera de la incursión, el jefe de la Junta de Estado Mayor, general Lyman Lemnitzer, informó a Kennedy de que eran «muy escasas» las posibilidades de éxito de la misión. No obstante las reservas militares, el subdirector de la CIA, Richard Bissell, fue mucho más persuasivo. El secretario de Estado, Dean Rusk, omitió informar sobre «el alto riesgo» y la «equivocación» que sostenían las evaluaciones previas.

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