La revista norteamericana Time de los Estados Unidos trae en su último número un análisis sobre lo que significó para el presidente Ernesto Samper el año 1996.
El artículo empieza recordando que Samper viajó a Francia para olvidar un poco las horas aciagas que rodearon su juicio en la Cámara de Representantes y se encontró con una multa de 10 mil dólares porque su avión hacía mucho ruido en el aeropuerto de Orly.
El informe añade que 1996 fue el annus horribilis para el Presidente y afirma que debido a la situación de desprestigio creada por las denuncias sobre la financiación de su campaña con dineros del narcotráfico, "la situación de Samper ayudó a reducir el crecimiento de una economía prometedora, profundizó el cinismo de los colombianos acerca de su cultura política y creó rumores por todas partes, desde los Andes hasta México..."
Time también recuerda la descertificación a Colombia y la cancelación de la visa de ingreso a Norteamérica al Primer Mandatario y dice que, a pesar de todo, Samper ha tenido éxito "porque es un famoso encantador. Aún cuando Estados Unidos le canceló su visa, un golpe fuerte para cualquiera de su estatura, Samper esquivó el porrazo con una caballerosa respuesta: 'De todas maneras no quería ir a Disney World'".
La publicación define a Samper como descendiente de una familia tradicional que ganó la Presidencia con el anuncio de reformas y con una imagen que reflejaba la nueva generación de políticos latinoamericanos, con un estilo propio y una orientación moral para poner fin al viejo estilo de hacer política.
"Ahora -agrega Time- muchos colombianos creen que él solo ha afianzado más profundamente la vieja guardia de políticos corruptos y bien conectados, en parte por la simple necesidad de sobrevivir en su cargo".
Frente a la guerra contra el narcotráfico, el artículo señala que el Presidente ha tenido contradicciones: "por un lado, prometiendo una política de tierra arrasada en la erradicación de plantaciones de coca, por otro aceptando el planteamiento del presidente Jacques Chirac de crear un consorcio de gobiernos que compren las cosechas de coca".
Dice la revista que aunque los principales capos de la droga están tras las rejas, su poder de corrupción persiste.
Time puntualiza que pese a todo Samper ha mantenido el equilibrio y transcribe una frase del Jefe del Estado: "Lo que me importa es conservar el honor de mi familia", pronunciada al recordar que uno de los momentos más críticos que vivió el año pasado fue cuando su esposa Jacquin estuvo implicada en el escándalo de la campaña. "Yo -dice Samper- soy usualmente atacado. Pero eso fue muy duro con mi familia".