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Puenzo viaja al fondo del Che

El realizador habla de "Mambo tango", su film que coronará en 1997, tras la actual "Evitamanía", la moda del Che Guevara en el cine, la TV y la música.

La noticia recorrió el mundo a través de las agencias internacionales:Luis Puenzo, el director latinoamericano que ganó el Oscar con "La historia oficial", filmará la película del Che y su coguionista es nada menos que el realizador italiano Ettore Scola. En una entrevista exclusiva con La Nación, Puenzo se preocupa por aclarar el malentendido semántico con la insistencia de quien conoce el peso de las palabras.

"No niego que puedan hacerse maravillosas películas sobre el Che en Sierra Maestra, y me parece que deben ser hechas. Pero ésa no es mi elección. Yo elijo contar la historia de dos jóvenes que, en un viaje por América Latina, se buscan a sí mismos. Uno de ellos, después, será el Che Guevara. Pero, justamente, el gran desafío de este proyecto era hacer un film tomando a Guevara antes de que se convirtiera en el Che", explica el director de "La historia oficial" y "La peste".

El viaje que narra el film existió en la realidad. Comenzó en la Navidad de 1952 y duró hasta el 26 de julio del mismo año. Los viajeros eran Ernesto Guevara, quien por entonces tenía 23 años (cumpliría 24 en un leprosario en el Amazonas) y un amigo de 29 años, Alberto Granado, de profesión bioquímico. Cada uno de ellos, registró la experiencia en su diario de viaje. En la década del "80 ambos fueron publicados como libros:"Mi primer gran viaje. De la Argentina a Venezuela en motocicleta", de Ernesto Guevara, y "Con el Che por Sudamérica", de Alberto Granado.

El periodista italiano Gianni Miná adquirió los derechos para su publicación en Italia y advirtió que en esos relatos de viajeros palpitaba una película. Le hizo la propuesta a Puenzo, quien eligió a Scola como coguionista, y ambos llevan más de un año trabajando en el film que llevará por título "Mambo tango", en homenaje al nombre de la balsa en la que Granados y Guevara abandonan un leprosario en el Amazonas.


"Una road movie"

Puenzo dice haberle dado muchas vueltas al asunto. No le parecía sencillo meterse con la figura del Che, previa al mito. "Me decidí, cuando estuve seguro de que no era necesario filmar un sólo fotograma del Che como tal, con la boina con la estrella en la frente y la ametralladora en la mano. Puedo filmarlo a los 23 y 24 años y hacer que la figura del mito sobrevuele la película todo el tiempo, desde la ausencia. La mía será una película sobre dos jóvenes que se van de viaje. Si se quiere, una road movie", aclara.

Pero, ¿cuál es el interés particular que presenta este viaje en la biografía de Ernesto Guevaracomo para merecer dos libros y una película?

" En este viaje se perfila la personalidad de quien después sería el Che. Creo que este es un viaje que después ya no interrumpe. Lo que hace después son escalas más o menos largas. Incluso su estadía en Cuba, después del triunfo de la revolución, no fue más que una escala del viaje ininterrumpido que fue su vida", explica Puenzo.

Evidentemente, Guevara y Granado salieron a buscar en los caminos de América Latina algo que no encontraban en la vida sedentaria. "De esto trata la película: qué buscaba cada uno de ellos en el viaje -dice el director-. Creo que buscaban su destino. Es el viaje iniciático que todos soñamos de jóvenes;el viaje donde uno se busca a sí mismo y se encuentra". Sin embargo, y a pesar de la gran amistad que los unía, descubren caminos diferentes. Ernersto Guevara apostará a cambiar el mundo por la fuerza de las armas y con la revolución como bandera. Granado -a quien la política no le resultaba indiferente dado que fue dirigente de la Federación Universitaria de Córdoba-elegirá pelear desde la trinchera del laboratorio tratando de descubrir una vacuna contra la lepra.

"Justamente eso es lo maravilloso de los dos protagonistas de esta historia -interpreta Puenzo-. Granado se va a Cuba y pelea a su manera: trabajando como bioquímico, fundando la Escuela de Medicina en Santiago de Cuba, y transmitiendo sus conocimientos. El pelea así, no con un arma. Pelea con lo que él es esencialmente. Guevara, en cambio, busca el cambio de una manera tal que ni siquiera le alcanza la medicina. Aún sin estar recibido, llega a ejercer la medicina en el leprosario en el Amazonas. Esa experiencia es como tocar el límite más extremo en el ejercicio de la medicina. Y, evidentemente, eso tampoco le alcanza para su vocación de cambio".

Para Puenzo, la cuestión es medular. "Uno de los temás que más me interesan destacar en la película es cómo cada uno de ellos se encuentra consigo mismo y descubre su lugar en el mundo. Si se trata de cambiar el mundo, la pregunta que surge es :¿cómo hay que cambiarlo? En Guevara y Granado se encarna la gran disyuntiva que siempre ha flotado en Latinoamérica: cambiar el mundo desde la lucha revolucionaria, o cambiarlo desde la lucha personal, individual, en un sentido anónimo", sostiene el cineasta.

"Lo interesante, además, es cómo Guevara y Granado lograron conservar la amistad que los unía, a pesar de haber optado por caminos diferentes en lo relativo a la lucha revolucionaria _dice Puenzo_ Tal y como yo lo veo, ninguno de los dos juzga al otro. Cada uno acepta que el otro elija el lugar y e l modo que le son más naturales. En definitiva, lo importate es entender quién es uno y qué es lo que uno puede hacer. Es tan valiosa una cosa como la otra. Lo importante es que cada uno encuentre su propia manera de ser consecuente consigo mismo y con sus ideales".

Con una primera versión escrita en Italia, a cuatro manos por Puenzo y Scola, el guión de "Mambo tango", se sigue perfeccionando, fax mediante. Mientras intercambia material con su coguionista, el director de "La peste" y su hijo Sebastián, sostienen largas charlas con Alberto Granado, el de carne y hueso, quien vive actualmente en Cuba. De los diálogos, surgen valiosas experiencias, opiniones y recuerdos del hombre que viajó con el Che.

A pesar de haber recibido numerosas propuestas de productores interesados en financiar el film, la decisión del realizador es no entrar en negociaciones hasta tener la versión definitiva del guión. Ni más ni menos que una cuidada estrategia para poder plantear una opción de hierro: "Exactamente esta es la historia que vamos a contar. De ese modo, evidentemente, se resguarda la libertad creativa frente a la producción", dice.

El casting, es el gran desafío pendiente: encontrar dos actores capaces de soportar el peso de semejante película. En los planes del director, el rodaje deberá comenzar en la primavera del "97,y se realizará en escenarios naturales de los distintos países recorridos por los personajes.

En el largo camino que implica la realización del film, Luis Puenzo hará también un viaje introspectivo, el que le permita responder una pregunta que le da vueltas en la cabeza desde hace tiempo:¿Cómo ser consecuente con los ideales de juventud. Quién se prometió uno ser cuando era joven y quién terminó siendo?

"Hoy día para los jóvenes es dificícil imaginar que ciertos ideales tienen valor en un mundo donde se privilegia el pragmatismo -sostiene Puenzo-. El ejemplo que tienen de sus adultos es bastante pobre:ven cómo gente que tuvo ciertos valores, los ha cambiado simplemente porque no les convenían. Tanto Granado como Guevara, en cambio, fueron fieles a los personajes que se prometieron ser. Se puede estar de acuerdo o no con la manera en que cada uno de ellos encaró la vida, pero lo que no se les puede negar es que han sido consecuentes con ellos mismos y que fueron exactamente lo que se propusieron ser conforme a la esencia de cada uno".

Adriana Schettini


Puenzo y Scola, unidos por el mismo mambo
Frases en italiano y otras en español. Dibujos en los márgenes y en el reverso de las páginas. Todo prolijamente colocado en una carpeta. Ese es el primer tratamiento del guión de "Mambo tango", que Luis Puenzo y Ettore Scola escribieron juntos. El comienzo del trabajo fue en Roma, pero a poco andar y a causa de un verano que en 1994 resultaba duro, se trasladaron a una casa de fin de semana que el director italiano tiene en Pescasseroli.

"Nos encerramos allí y mientras trabajábamos hacíamos vida de familia porque también estaba la esposa de Scola, su hija y sus nietos", relata Puenzo "Para mí fue como hacer un seminario de guión -dice-. Charlábamos las escenas y después de conversar largo rato, el que estaba sentado más cerca de la computadora, escribía el texto que habíamos acordado. Obviamente, Ettore escribía en su idioma y yo en el mío. El día de trabajo terminaba con una buena cena y una salida a caminar por los alrededores. Hubo un paseo que se volvió casi costumbre: llevar a los nietitos de Ettore (Scola) a ver un pequeño circo que había llegado al pueblo en esos días". En tusiasmado con su propia elección de coguionista, Puenzo asegura que además de ser un excelente realizador, Scola es "uno de los más grandes guionistas del mundo" y que "la coherencia de Scola en sus posturas políticas me hizo pensar que era la persona ideal para contar esta historia" .

Hecha la propuesta de trabajo en equipo al cineasta italiano, Puenzo sólo temía que Scola no quisiera escribir para otro realizador; que su decisión de escribir sólo los films que él mismo dirige, no tuviera excepciones. Sin embargo, Scola aceptó de buen grado y puso manos a la construcción del guión de "Mambo tango".

Un dato histórico sirvió de punto de partida y de eje para el trabajo de Scola y Puenzo:"No queremos perder de vista que el viaje que narramos ocurre exactamente en la mitad del siglo, con una juventud que viene de la posguerra y que vive en un mundo que está cambiando mucho. Incluso en la Argentina, donde se está viviendo una experiencia nueva: el peronismo. Era un momento enq ue todos los jóvenes -fueran de la ideología que fuesen, o aun no teniendo ideología-, pensaban que el mundo estaba para ser cambiado", explica el realizador de "Gringo viejo".

"En esa época -dice en relación a los años 50-, se suponía que el mundo iba a cambiar, y que el cambio iba a ser para mejor. Esa ilusión se fractura en 1967, curiosamente, también con la muerte del Che Guevara. El mayo francés del 68 o el Cordobazo en la Argentina no fueron más que los coletazos del fin de la ilusión. Después, llegó la etapa del siglo que en la que pretenden convencernos de que el pragmatismo es el único valor".


"El Che" es un film de aventuras

Desafío: en el film que acaba de concluir , el director Aníbal Di Salvo eligió narrar la muerte del guerrillero para retratarlo "con todo su idealismo.

Desde 1941, en que se inició en la actividad cinematográfica como "chico de los mandados" en los desaparecidos Estudios San Miguel, Aníbal Di Salvo recorrió las más diversas actividades en nuestro séptimo arte.

Fue ayudante de cámara, camarógrafo, director de fotografía, realizador de films publicitarios y guionista de largometrajes.

Con este amplio bagaje, avalado por numerosos premios, llegó en 1983 a dirigir "El caso Matías", una película que llamó la atención de público y crítica por su rigor temático y la profundidad de su mensaje.

Con otros títulos en su haber, Di Salvo retoma ahora la dirección con "El Che", "una película -expresa en su diálogo con La Nación- que se convirtió en un desafío en mi carrera".

"Me considero -agrega- la antípoda de un intelectual. Soy un artesano del cine, y cuando tuve en mis manos el guión de "El Che" pensé en desarrollar una parte de la vida de este personaje que ya entró en la leyenda. Y para ello utilicé lo simple para retratarlo en medio de su idealismo y de su tragedia".

-¿Qué parte de la vida del Che Guevara enfoca su película?

-La historia narra la llegada del Che a Bolivia, en ese su último sueño, su última ilusión, hasta su muerte. En este lapso el film pasa por el camino de la emoción y, también, por la senda del melodrama.

-¿En su película está incluida la visión política del personaje central?

-Yo diría que "El Che" es un film de aventuras. Personalmente siempre sentí una gran admiración por él, pero esta admiración es ajena a la ideología de ese hombre que hoy ya se convirtió en un mito. En el guión, escrito por Agustín Pérez Pardella, se destaca el protagonista que lucha por sus ideales. El ingrediente político queda así de lado.

El film fue rodado durante siete semanas en Bolivia, en Salta y en Buenos Aires, y su costo ascendió al millón y medio de dólares.


Un nuevo rostro

El papel del Che Guevara está a cargo de Miguel Ruiz Díaz, un actor de extracción teatral que intervino en el cine, en pequeños personajes, en "El desquite", "Caballos salvajes" y algunos pocos films más, además de desempeñarse como secretario gremial de la Asociación Argentina de Actores.

"Para mí -dice- fue una gratísima sorpresa cuando, a fines del año pasado, los productores de la película me propusieron intervenir en ella. Y mucho más, cuando me ofrecían el papel central. Desde ese momento indagué a fondo libros, recortes periodísticos, documentales y videos que tuviesen que ver con la vida del Che. Así descubrí a un hombre del que, en verdad, sabía muy poco. Cuando comenzamos a filmar, me sentí apoyado por Di Salvo, por su mesura y por su comprensión, y creo que así logré una imagen que, mucho más allá de lo ideológico, pasa por lo enteramente humano".

"Ernesto Guevara -apunta Di Salvo- es un personaje atrapante. El guión no lo convierte en héroe, sino que refleja su conciencia en esos días en que, con un pequeño grupo de adeptos, lucha en la selva por sus ideas y por sus convicciones".

El elenco de "El Che" se nutre de importantes actores. Están en el elenco Hugo Arana, Ulises Dumont, Emilia Mazer, Federico Olivera y Alicia Bruzo.

"Tuve un equipo artístico y técnico de primer nivel -reflexiona el director-, y pienso que "El Che" será un film que podrá ser visto a través de la calidez de su personaje central. Todavía me faltan completar algunos detalles de la producción, pero hasta ahora considero que ésta es la película más importante de mi larga carrera en el cine".

"Creo -apunta finalmente Ruiz Díaz- que "El Che" es un film distinto para la cinematografía argentina. Todos quienes intervinimos en él estamos muy satisfechos con los resultados obtenidos hasta ahora. Ahora solamente resta esperar el veredicto del público en un momento en que nuestro séptimo arte está luchando para rehacer un camino que había perdido".

Adolfo C. Martínez