Perú, Miércoles 18 de Diciembre de 1996
Son 458 los presos del MRTA en todo el país que los secuestrados pretenden liberar

  • Néstor Cerpa Cartolini anunció en febrero de este año que excarcelación de sus compañeros era su objetivo número uno

    ANGEL PAEZ/Unidad de Investigación.

    De acuerdo con las más recientes estadísticas del Instituto Nacional Penitenciario, INPE, son 458 los militantes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, MRTA, presos en las diversas prisiones del país.

    De ese total, 259 son inculpados por el delito de terrorismo, y 199 sentenciados por traición a la patria, máxima condena para los terroristas que dirigen la organización subversiva o cometieron asesinatos.

    De la totalidad de emerretistas, 130 son mujeres.

    El número de presos por terrorismo y traición a la patria en todas las cárceles del país, es de 3 mil 910.

    Esto quiere decir que el MRTA pretende la liberación del 29 por ciento de terroristas en todo el país, entre ellos los principales miembros de la organización, empezando por Víctor Polay Campos, Miguel Rincón Rincón, Peter Cárdenas Schulte y Lucero Cumpa Miranda, Manuel Serna Ponce, Alberto Gàlvez Olaechea, Américo Gilvonio Conde y el chileno Jaime Castillo Petruzzi, entre otros, todos ellos condenados a cadena perpetua.

    Un plan de toma de rehenes para canjearlos por reclusos del MRTA, fue abortado por la Dirección Nacional contra el Terrorismo el cinco de diciembre de 1995, cuando el cabecilla Miguel Rincón Rincón fue sorprendido en una residencia de La Molina.

    En ese lugar se descubrieron planos, maquetas y videos que revelaban que una "fuerza especial" del MRTA alistaba la captura del local principal del Congreso de la República y a los principales parlamentarios de la banca oficialista de Cambio 90/Nueva Mayoría.

    Los terroristas planeaban canjear a los congresistas tomados en rehén a cambio de la liberación de un número no precisado de líderes de la banda subversiva.

    El cuatro de febrero de este año, el MRTA remitió a La República un video en el que aparecía uno de los terroristas más buscados por el país, Néstor Cerpa Cartolini (c) "Evaristo", quien dio su versión sobre la detención de sus compañeros en La Molina.

    En lo que fue la última presentación pública de Cerpa Cartolini, principal dirigente de la Dirección Nacional del MRTA, éste confirmó que su organización pretendía capturar el Congreso de la República y a varios de sus integrantes para canjearlos por militantes presos de su partido.

    "Nuestro objetivo político era tomar como prisioneros de guerra a los congresistas, los que habrían sido liberados si el gobierno aceptaba liberar a nuestros compañeros", dijo Cerpa Cartolini.

    "Nuestros camaradas iban a tomar el Congreso ingresando por la puerta principal, vestidos de militares, hasta llegar a los puntos estratégicos del local y recién allí se identificarían como miembros del MRTA", explico.

    Y añadió: "De esta manera el señor Fujimori estaría obligado a negociar y entonces exigiríamos el acatamiento de nuestras exigencias".

    En resumen, lo que entonces el MRTA iba a demandar al gobierno -y que estaría repitiendo en estos momentos-, esos puntos serían:

    1. La liberación de todos los militantes presos del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru.

    2. Derogación de la Ley de Amnistía "porque favorece al "Grupo Colina" y otros violadores de los derechos humanos y genocidas del pueblo".

    3. Reestablecer la estabilidad laboral y los derechos sindicales.

    4. Abolición de la nueva ley de tierras y reconocimiento de la comunidad campesina.

    5. Finalización de "la política neoliberal" y rechazo a la Carta de Ontención firmado con el FMI

    6. Congelamiento de la intervención de las universidades estatales.

    En su comunicación, Cerpa Cartolini subrayó que la Dirección Nacional del MRTA asume "como un derecho la liberación de sus presos, por lo que continuaremos con nuestras acciones para lograr nuestro objetivo".

    La Dincote capturó en la casa de La Molina, a jóvenes integrantes del MRTA, pertenecientes al Frente Guerrillero de la Selva Central "Juan Santos Atahualpa".

    Los muchachos eran pobladores de comunidades de la Selva Central, área donde los emerretistas mantienen activas algunas de sus columnas.

    Por la manera de hablar de los terroristas que han tomado la residencia del embajador de Japón, se trataría de militantes del Frente Guerrillero de la Selva Central.

    La Dirección Nacional contra el Terrorismo, Dincote, detectó en agosto de este año que el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru preparaba una acción coordinada para tratar de liberar a algunos de sus dirigentes máximos condenados a cadena perpetua.

    Fue el 29 de agosto cuando efectivos de la Dincote detuvieron a María Montero Rojas, quien en una visita rutinaria al penal "Miguel Castro Castro", fue intervenida con un carta firmada por "Evaristo", seudónimo de Néstor Cerpa Cartolini, dirigente de la Dirección Nacional del MRTA.

    La carta estaba remitida al cabecilla Emilio Villalobos Alva (c) "Polo", quien aparentemente era conviviente de la subversiva Montero Rojas.

    El documento manuscrito contenía instrucciones de Cerpa Cartolini respecto a las acciones que debían cumplir los presos del MRTA en "Castro Castro".

    La carta interceptada de Cerpa Cartolini incluía la toma de un "objetivo importante" y la "participación activa" de los militantes presos del MRTA.

    Precisamente, desde este último martes, los presos del MRTA del penal "Miguel Castro Castro" iniciaron una huelga de hambre en protesta por las "malas condiciones" de la prisión.

    Sin duda, se trataba de una de las acciones ordenadas por Cerpa Cartolini para justificar la toma de rehenes y ser canjeados por sus compañeros en prisión.

    Asimismo, la policía acantonada en el penal de máxima seguridad de Yanamayo, en Puno, detectó en las dos últimas semanas un extraño movimiento entre los presos del MRTA.

    De acuerdo con fuentes policiales, se llegó a escuchar el rumor de un "fuerte golpe" contra el gobierno, pero las autoridades no pudieron precisar de qué se trataba.

    Era la toma de la residencia de la embajador de Japón en el distrito de San Isidro, aprovechando la celebración de su cumpleaños.