Los guerrilleros izquierdistas que asaltaron el martes la Embajada de Japón en Perú mantenían ayer a la mayoría de los rehenes bajo amenazas de muerte si el Gobierno peruano no accede a liberar a unos 400 miembros de su grupo encarcelados.
En un tenso clima y con Perú en el centro de la atención mundial, el presidente Alberto Fujimori se mantuvo en silencio y no efectuó declaraciones públicas.
La toma de rehenes, cuyo número difieren según las fuentes -se estima en no menos de 200 y hasta una cantidad de 490-, mantiene en vilo a Perú, así como a la comunidad internacional, toda vez que entre los cautivos figuran altos jerarcas del Gobierno peruano y diplomáticos de al menos 25 países.
Ente ellos está Francisco Sagasti, consultor peruano vinculado a organismos internacionales, quien está casado con la costarricense Silvia Charpentier.
Ella y Sagasti tienen una hija, Amanda, de 18 meses, y residen hace tres años en la capital peruana.
El embajador de Costa Rica en Lima, Julio Felipe Chávez Molina, así como Fujimori y otros altos funcionarios, se salvaron "por la mínima" de quedar aprisionados en la residencia del embajador Morihisa Aoki, al llegar tarde a esta, donde se celebraba la fiesta del emperador japonés, Akihito, quien cumple años el domingo. (Véase nota aparte.)
Un frustrado intento de las autoridades por cercar la vivienda (que fue repelido por los guerrilleros con disparos y granadas), y la liberación de unos cuantos rehenes, entre ellos cinco diplomáticos a fin de que sirvieran de emisarios, elevaron los ánimos en la jornada.
Entre los rehenes que permanecen en la sede diplomática figuran el canciller Peruano, Francisco Tudela, 15 embajadores y otra decena de diplomáticos, jerarcas policiales peruanos, empresarios japoneses y unas 120 personas de esa nacionalidad, según fuentes policiales.
El Gobierno de Estados Unidos, que condenó el secuestro, recomendó ayer a la Administración de Fujimori no negociar con los rebeldes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), que mantienen cautivos a los rehenes, tras subrayar que los "terroristas no pueden ser recompensados".
Empero, el Gobierno designó al ministro de Educación, Domingo Palermo, para negociar con el comando; consciente de la peligrosidad del MRTA que ya ha cometido atentados sanguinarios contra embajadas en el pasado , y ahora amenaza con iniciar la matanza de rehenes con el ministro Tudela.
Los secuestradores ingresaron el martes por la noche a la Embajada, vestidos de meseros y cargando arreglos florales entre los cuales ocultaron los armas.
Según una versión especial del diario La República, de Perú, aparecida ayer, el grupo habría entrado por un túnel cavado desde una casa contigua. Además, se dijo que Pedro, el hermano menor del presidente Alberto Fujimori, estaría entre los cautivos.
El grupo liberó anoche a los embajadores de Alemania, Heribert Woeckel; de Grecia, Alcibiade Karokis, y de Canadá, Anthony Vincent, para que inicien los contactos de negociación con las autoridades.
Casi al cierre de la presente edición otros cuatro cautivos, no diplomáticos, fueron puestos en libertad y trasladados a una clínica, aparentemente afectados por nervios y al menos uno de ellos con una herida de bala en una pierna.
"Todo fue tan de repente que nos tomó por sorpresa. La fiesta por el cumpleaños del Emperador japonés comenzaba a animarse, cuando unas 15 personas, portando ramos de flores, supuestamente dirigidas al diplomático, ingresaron al local", relató una de las mujeres liberadas tras el espectacular asalto rebelde.
La ocupación, que saltó al primer lugar en las informaciones mundiales, tiene como escenario el exclusivo residencial de San Isidro, donde fueron tomados como rehenes varios diplomáticos europeos, americanos y asiáticos por un comando rebelde.
Vestida elegantemente, de acuerdo con la ocasión, pero con su rostro desencajado, una testigo narró al periódico peruano La República los angustiosos momentos vividos en la residencia de Morihisha Aoki, el embajador de Japón acreditado en Perú, a donde habían llegado unos 500 invitados. (Véase nota principal).
Inmediatamente después del asalto, los guerrilleros lanzaron vivas al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) y sobrevino una explosión que asustó a los presentes.
"Sacaron sus armas y comenzó un violento enfrentamiento con los miembros de seguridad de la Embajada y de los congresistas", agregó la mujer, cuyo testimonio fue publicado en la edición de emergencia, vía Internet, de La República ayer al mediodía.
"La violencia se impuso, y los miembros de la seguridad no tuvieron otra opción que rendirse", dijo. Inexplicablemente, en el momento de la toma, dentro del local no se encontraban efectivos de la Policía Nacional, a pesar de la importancia de la reunión.
Los emerretistas, como se los conoce por las siglas MRTA, agruparon a los rehenes rápidamente y los separaron según su rango: los funcionarios del Gobierno de un lado, los congresistas más allá y luego los diplomáticos extranjeros.
A las 10:30 de la noche del martes uno de los emerretistas, con acento centroamericano, dijo a un periodista de una radio: "Tenemos en nuestro poder a 250 rehenes. Su vida depende del presidente Fujimori. Si no accede a nuestras peticiones, comenzaremos a ajusticiarlos a todos."
Agregó: "El Gobierno tendrá que atenerse a las consecuencias porque nosotros estamos decididos a todo."
"Estamos para cumplir una misión y aquí no hay rendición. O los liberan, o morimos todos". Y concluyó: "¡Patria o muerte!", seguido del sonido continuo de una comunicación cortada.
Tan solo por 16 minutos, el congresista y director de La República, Gustavo Mohme Llona, se salvó de ser víctima de la ocupación del MRTA. A las 8:04 minutos se retiró de la residencia para "atender problemas familiares urgentes".
Cuando se dirigía a su vehículo, escuchó tres explosiones consecutivas. Su celular timbró y recibió la información del espectacular asalto suicida del MRTA.
La noticia se expandió rápidamente. Toda Lima de pronto fue conmovida por los hechos que cayeron como "agua fría" sobre los peruanos, que creían que el MRTA había desaparecido.
Lista de algunos de los diplomáticos y funcionarios de mayor rango que permanecen como rehenes: