Lázaro Carreter: «El lenguaje es fundamental para mantener la libertad del individuo»



Madrid. Javier Badía.

«El lenguaje es fundamental para mantener la libertad del individuo», señaló ayer el director de la Real Academia Española (RAE), Fernando Lázaro Carreter, en la presentación del primer Diccionario Escolar de la RAE ante un numeroso grupo de alumnos de primero de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). Lázaro Carreter exhortó a los niños y niñas a que usaran bien el lenguaje, porque, así, «seréis los mejores en todo, en la Física, como en la Historia».

El director de la Real Academia Española concluía así un acto que se celebraba en la docta casa, y que había empezado a las doce, con la presencia, entre otros de los académicos Angel Martín Municio, Víctor García de la Concha, Rafael Alvarado, Antonio Mingote, Francisco Ayala, Antonio Buero Vallejo, Pedro Laín Entralgo, Eliseo Álvarez Arenas, Emilio Alarcos y Antonio Muñoz Molina. Tanto Emilio Alarcos, autor del apéndice gramatical del Diccionario Escolar, como el escritor Antonio Muñoz Molina, intervinieron en el acto, tras unas palabras de presentación de Lázaro Carreter.

Un amigo para los jóvenes

Antes, en rueda de Prensa, el director de la Real Academia, en compañía del secretario de la institución, Víctor García de la Concha, explicó cómo era esta versión para escolares. Una prueba, dijo, de la intención de la Academia de mantener una relación permanente con la sociedad española. «El distanciamiento hierático es negativo, tanto para la Academia, como para la sociedad».

Lázaro Carreter precisó que"en este diccionario se han cuidado especialmente los últimos términos técnicos y científicos acuñados, algunos de los cuales aún no se encuentran incorporados al diccionario general de la Academia, pues éste se compuso en 1990 y se publicó en 1992.

Este Diccionario Escolar quiere ser un amigo para los jóvenes lectores, un amigo que le proporciona la Academia, subrayó Fernando Lázaro Carreter, antes de anunciar, por otra parte, "la salida de la próxima edición del diccionario general de la Real Academia, que será la número veintidós, para 1998 o, como muy tarde, para el año 2000.

Editado por Espasa Calpe, e integrado por treinta y tres mil entradas, con ejemplos de uso e indicaciones gramaticales, el Diccionario Escolar se ha formado a partir de una selección del fondo lingüístico de los 83.000 registros recogidos en el diccionario general de la Real Academia Española.

Esta es la primera obra de la Real Academia en que se prescinde de la tradicional alfabetización independiente de «ch» y «ll», ahora situadas, siguiendo el alfabeto latino universal, en sus lugares correspondientes, dentro de «C» y de «L» respectivamente.

Los necesarios términos

Víctor García de la Concha indicó que para formar el Diccionario Escolar «no hemos hecho una simple reducción de términos frente a los 83.000 del diccionario general de la Academia, sino una adaptación, con una selección de aquellos que hemos pensado son los más necesarios para escolares de diez a diecisiete años».

Naturalmente no hay una medida exacta para esa selección, sino una estimación de la Academia, una estimación no subjetiva, sino documentada y meditada, concluyó el secretario de la Real Academia Española.

En el acto ante los escolares, Fernando Lázaro Carreter dijo que la misión de la Real Academia Española es servir a la sociedad y conseguir la unidad de la lengua con el diccionario y la gramática, de tal modo que se mantenga durante mucho tiempo.

El escritor y académico Antonio Muñoz Molina intervino como padre de niños en edad escolar. Ante una representación de alumnos de Primero de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) explicó a su vez que el nuevo diccionario sirve para llamar al pan, pan, y al vino, vino, lo cual es también la función básica de la Academia.

Decálogo

Muñoz Molina, tras recordar que "leer un diccionario es como leer mil novelas, presentó ante los alumnos un decálogo sobre el uso de la palabra. En síntesis es el siguiente:

1. Las palabras no sirven para nada. No sirven más que para expresar las relaciones de las personas con el mundo y con ellas mismas.

2. Las palabras son imprescindibles. Son necesarias para decir aquello que sentimos y aquello que queremos. ¿Alguien sabe lo que es un pensamiento sin las palabras?

3. Las palabras mienten. Muchas veces en unas elecciones o en la publicidad son mentira o sirven para la mentira. Es importante saber reconocer cuándo mienten las palabras y cuándo no.

4. Las palabras dicen la verdad. Nos sirven para comunicarnos con otros. Es importante reconocer cuándo una palabra es verdad.

5. Las palabras pueden curar. Hay palabras que curan, como las que les dicen en la noche los padres a sus hijos, cuando éstos les llaman.

6. Las palabras envenenan. Muchas veces no son neutrales. No matan, pero hacen daño. Depende de cómo se utilicen. Por ejemplo «negro», «español». En cualquier idioma hay palabras venenosas. Algo que es natural puede utilizarse como un insulto.

7. Las palabras son terriblemente antiguas. En muchos casos, proceden de las civilizaciones griega, romana o fenicia. Por ejemplo no podríamos utilizar la palabra «tomate» si no se hubiera descubierto América.

8. Las palabras son de ahora mismo. Lo más urgente y diario que tenemos.

9. Las palabras son de uno solo. Expresan nuestros sentimientos, cuando estás deprimido, en un diario íntimo, cuando escribo una novela. Esas palabras son exclusivamente mías, nadie las comparte.

10. Las palabras son de todos. La gran democracia de las palabras. Hay personas que usan las palabras como si fueran títulos de nobleza. Las palabras son de todos. Son como el aire que respiramos.

Emilio Alarcos Llorach, académico redactor del apéndice gramatical de veinticuatro páginas que completa el Diccionario Escolar, invitó a los alumnos presentes a utilizar este libro, que puede servir para forjar un gran escritor o un gran orador, y también para ser consultado por los mayores.



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