La, una, alguna y ninguna se transforman en el, un, algún, ningún ante sustantivos femeninos que empiezan por a- o ha- tónicas (aunque tampoco se considera incorrecto el uso de una, alguna o ninguna). El cambio sólo ocurre en singular y no en plural:
el agua (f.) las aguas (f.)
el águila (f.) las águilas (f.)
el alma (f.) las almas (f.)
el hambre (f.) las hambres (f.)
el hacha (f.) las hachas (f.)
el ala (f.) las alas (f.)
el álgebra (f.) las algebras (f.)
el ánima (f.) las ánimas (f.)
el área (f.) las áreas (f.)
el aspa (f.) las aspas (f.)
el ama (f.) las amas (f.)
el ave (f.) las aves (f.)
el haba (f.) las habas (f.)
el habla (f.) las hablas (f.)
el hada (f.) las hadas (f.)
Cuando hay un adjetivo entre el artículo y el sustantivo, se usan la y una:
la fría agua (f.) las frías aguas (f.)
la enorme águila (f.) las enormes águilas (f.)
la triste alma (f.) las tristes almas (f.)
Los adjetivos determinativos este, todo y mucho se usan en feminino: esta área, toda el habla, mucha agua.
Cuando la primera sílaba del sustantivo es átona, no hay ningún cambio:
la abeja (f.) las abejas (f.)
la aceituna (f.) las aceitunas (f.)
la harina (f.) las harinas (f.)
la academia (f.) las academias (f.)
Algunas palabras de origen griego terminan en -a pero son masculinas:
el enigma (m.), el drama (m.), el anatema (m.), el dilema (m.), el epigrama (m.), el esquema (m.), el poema (m), el problema (m.), el sistema (m.), el estigma, el pentagrama (m.), el telegrama (m.), el día (m.), el tema (m.), el planeta (m.), el cometa (m.), el tranvía (m.), el delta (m.), el pijama (m.), etc.