El narrador de Ni era vaca ni era caballo, Miguel Angel Jusayú, wayúu, descendiente de un grupo étnico que vivía y sigue viviendo en la península de la Guajira que situada entre las ciudades colombianas de Riohacha y Maicao, y Maracaibo, al otro lado de la frontera, en Venezuela. La mayor parte de la península ubicada en el departamento colombiano de la Guajira. El resto parte del estado de Zulia en Venezuela donde se llama Goajira.
Los wayúu tratan de continuar sus tradiciones ancestrales y luchan para sobrevivir en el mundo actual. Como muchas minorías, las víctimas de racismo, opresión y agresión. Lo que aún más agrava su situación la guerra actual entre guerrillas, paramilitares y el ejército en Colombia. Porque en la región hay yacimientos de petróleo y porque la península de la Guajira un lugar estratégico para el contrabando y el narcotráfico, unas de las fuentes de ingresos principales de todas las facciones en la guerra, muchos wayúu se han encontrado en medio de un conflicto político armado mortal. Muchos han sido cruelmente asesinados o expulsados de sus tierras ancestrales.