Calisto ama a Melibea. Para obtener sus favores ha de seguir las rígidas
normas del amor impuestas por una sociedad urbana en las que su amada no
cree. Con la ayuda de la Celestina, una vieja alcahueta, los amantes comienzan
sus citas amorosas, sin sospechar las envidias y odios ajenos a su amor
que desembocarán en un trágico final, tiñendo sus
besos de sangre.