La supuesta hija de Evita
Nilda Quartucci dice que su madre fue Eva Duarte y
reclama un análisis de ADN
CARLOS ARES , Buenos Aires
Nilda Quartucci, supuesta
hija de Eva Perón (M. M. Cremona).
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La historia es muy argentina. Se trata de la identidad. Nilda Quartucci,
de 60 años, sabe que su padre fue Pedro Quartucci, un actor muy
popular entre los años 40 y 70. Según ella, cuando tenía
"entre 27 y 30 años" se enteró al fin de que su madre pudo
haber sido María Eva Duarte, muerta de cáncer de útero
y convertida en leyenda a los 33 años, cuando era la segunda esposa
de Juan Perón, y el mundo la conocía como Evita. En el pequeño
piso de la calle Uriburu, en el barrio norte de Buenos Aires, la voz de
la mujer que habla sin pausas llenando de palabras todos los huecos de
la historia deja para el final el alegato: "Yo estoy pidiendo un análisis
de ADN, no que hable uno o que hable otro. Acá lo único que
hay que hacer es poner el brazo y sacarse sangre. Yo no quiero que me digan
que soy la hija de Evita porque las hermanas no se presentan o por ausencia,
yo quiero que se saquen sangre ellas o sus hijos para poder leer luego
en un protocolo que Nilda Quartucci es hija de Eva Duarte. Eso va a ser
para mí como volver a estar en el vientre de mi madre, como nacer
de nuevo".
La demanda por filiación presentada ante la juez Mirta Ilundain
de los tribunales de Buenos Aires ya superó todas las instancias
previas en las que la familia Duarte interpuso apelaciones para interrumpir
o demorar el proceso y debe abrirse a la presentación de pruebas
antes de finales de año. Si las octogenarias hermanas de Evita se
niegan a la extracción de sangre y también sus hijos, la
jueza podría ordenar la exhumación del cuerpo de Evita que
se encuentra en la bóveda familiar del cementerio de la Recoleta
en Buenos Aires para tomar muestras de sus restos.
Prueba de ADN
Nilda no quiere que se toque nuevamente el cadáver: "Espero de
la familia un rapto de humanidad, es un poco de sangre nada más.
No sería tan terrible hacer el ADN. El cuerpo de mi mamá
lo manosearon demasiado para lastimarla. El cadáver de ella estuvo
circulando dieciocho años por el mundo. Fue enterrada en un cementerio
de Milán con nombre falso. Le hicieron tantas barbaridades, le destrozaron
la cara, la nariz... Pero si fuera necesario levantar el cuerpo de mi madre
para que se compruebe que tuvo una hija y que esa hija soy yo, estoy dispuesta.
No sería lastimarla ni dañarla, con un pelo, un poquito de
uña bastaría..."
-¿Por qué cree usted, Nilda, que la familia Duarte se
niega al análisis de ADN?
-Se niegan por no perder protagonismo. Quieren ser ellas las únicas
representantes de todo. La sobrina nieta tiene una fundación que
preside ella y si a mí me declaran hija no va a poder usar más
el nombre de mi madre.
-¿Usted tiene alguna demanda económica que hacerles?
-No, ninguna. Ya no hay nada para reclamar. Los bienes están
a nombre de terceros, no queda herencia. A mí eso no me interesa.
Yo sólo quiero que se diga: lo que dijo Nilda es verdad, Nilda es
hija de Evita.
¿Delira? Según el historiador Fermín Chávez,
uno de los biógrafos más respetados de María Eva Duarte
de Perón, autor de Eva Perón sin mitos y Evita
hay una sola, toda esta historia "es un disparate". Cuenta y explica
Chávez: "Esta señora dice que nació en octubre de
1940, yo seguí semana a semana la actividad de Evita ese año
y es imposible que haya tenido un embarazo y un parto. Es un disparate.
A fines de agosto, cuando supuestamente ya estaba embarazada de ocho meses,
Evita trabajaba en una obra de teatro. Terminó esa obra y comenzó
con otra. No hay ninguna mención en ningún lado sobre su
embarazo. Pero mire, para más datos puedo leerle la declaración
del propio Pedro Quartucci, tomada de un libro que recoge testimonios de
otros actores contemporáneos que trabajaron con Evita.
Dice Quartucci: 'Conocí a Evita durante la filmación de
la película Segundos afuera en 1937, después volví
a trabajar con ella en Una novia en apuros, filmada en 1941. El
rodaje duró 70 días. Entonces nadie tuvo en cuenta a Eva.
Era una muchacha tímida, callada y sumisa. No se metía con
nadie, ni alternaba con el grupo de actores y actrices de cartel. Quizás
el hecho de que trabajara en un papel secundario hizo que no se destacara
durante la filmación. Pero el personaje era importante, hacía
de segunda novia del protagonista. Por aquel entonces tenía una
gran amiga, Teresa Serrador".
Según Chávez, "en las revistas se habló de otros
supuestos romances de Evita, pero nunca se mencionó a Quartucci.
En 1940, Evita ya tenía el problema de útero que desencadenaría
en el cáncer que le provoca la muerte en 1952, a los 33 años.
Ella no podía tener hijos. Perdió un embarazo de Perón
en 1945. Perón y Evita se conocieron en la calle, en la esquina
de Florida y Diagonal norte. Ella ya era una actriz conocida". El abogado
de Nilda, Santiago Belén, cree que hay "indicios suficientes" para
pedir el análisis de ADN: "Por un lado tenemos el ADN de la viuda
de Pedro Quartucci, con el que se prueba que no era la madre biológica
de Nilda, y por otro una declaración que hizo ante notario, reconociendo
que según su marido Nilda era hija de Eva Duarte. Yo tomé
el caso a principios de 1991, antes Nilda había consultado a otro
abogado para intentar una conciliación, pero la familia Duarte se
negó. La resistencia de los Duarte hace presumir que Nilda tiene
la verdad, de otro modo no se entiende porque se niegan a una simple extracción
de sangre".
Felisa Bonorino, viuda de Pedro Quartucci y madre adoptiva de Nilda,
es una ex bailarina que tiene hoy 91 años y vive alojada en uno
de los cuartos de pensión de la Casa del Teatro. Cuenta Nilda: "Si
ustedes pudieran hablar hoy con ella, les diría que es todo mentira,
que yo estoy loca. Pero yo tengo la prueba del ADN de que ella no es mi
madre y además hay una declaración firmada por ella en 1997
ante un notario, donde reconoce que no soy su hija y dice que soy la hija
de Evita". Según sus documentos de identidad, Nilda nació
el 26 de octubre de 1940, pero ella cree que fue antes: "El doctor Garzón
Funes dice que nací antes, pero que me dejaron en la maternidad
porque era prematura y tenía poco peso. Creo que mi papá
y Evita llegaron a convivir, pero era todo muy secreto porque mi papá
ya vivía con Felisa. Hacía once años que estaban juntos
y no podían tener hijos".
-¿Por qué piensa usted que su padre no dejó a Felisa
para casarse con Evita?
-Supongo que a mi padre no le gustaría Evita como esposa. El
prefería una mujer que se quedara en su casa, no una actriz.
-¿Cuál es su explicación de que no aparezcan ni
cartas ni confesiones de otros testigos que todavía están
vivos?
-Para mí, que alguien tiene esas cartas, porque mi papá
no se las dejó a las mismas personas que mi mamá. Además
nosotros tenemos alguna protección. En la época de los militares
hubiera sido muy fácil matarnos a todos, ponían una bomba
y decían: hemos matado una familia de guerrilleros. O de subversivos.
O nos hacían desaparecer y se acababa todo esto.
Irma Roy, ex actriz y actual legisladora por el peronismo, no cree posible
que "alguien como Evita hubiera abandonado a su hija". Para ella, como
para todos los dirigentes del partido, se trata de "una falta de respeto
a una líder internacional". Roy dice que seguramente todo esto es
parte de una leyenda: "Los argentinos somos muy proclives a crear y creer
en mitos. Todos estos casos tienen un fondo de ambición económica.
A los grandes siempre le aparecen hijos, ya se vio con Perón, con
Maradona. Lo que no entiendo es porqué esperó tanto tiempo
para reclamar la identidad".
-¿Por qué esperó tanto, Nilda?
-¿Cómo iba a reclamar antes? A mí me decían
que era imposible. Mi papá me decía, vos si querés
podes ir a la Plaza de Mayo y gritarlo, no va a pasar nada. Este es un
país muy machista. ¿Por qué mi mamá no pudo
haber amado a un hombre y tenido una hija con él?
La carta y el secreto
C. A. , Buenos Aires
En su libro Cartas peligrosas, la historiadora argentina Marta Cichero
incluyó una carta del jesuita Hernán Benítez, confesor,
confidente y consejero de Evita, escrita en 1985 y dirigida a Blanca Duarte,
una de las hermanas.
Treinta y tres años después de la muerte de Eva Perón,
el padre Benítez recordaba: "Lo que de verdad hizo grande a Eva
Perón jamás se sabrá en este mundo. Lo ignorarán
las gentes. Escapará a la búsqueda de los historiadores.
Morirá con la muerte de contadas personas. La de usted, la de Chicha,
la mía, y no sé si de alguien más. Las veces que ella
anegada en lágrimas confesaba no aguantar más y estar dispuesta
a tomar medidas extremas -bien sabe usted cuáles- yo le machacaba:
Evita, nada grande se hace sin dolor. Sin su secreto dolor..." "Y si esta
carta cayera en manos de los biógrafos o de los historiadores de
Eva Perón, lo que no inventarán éstos para descifrar
su secreto sufrimiento".
Marta Cichero admite que el padre Benítez le "forzó" a
incluir esa carta en el libro, aunque ella estaba más interesada
en lo que pudiera contarle sobre Perón. Roxana Panzeri, la hija
de Nilda Quartucci y supuesta nieta de Evita, una médica patóloga
que acompaña a su madre en la reclamación, fue la única
de la familia que logró entrevistarse con el padre Benítez
antes de su muerte. En cuanto llegó a su casa, el viejo sacerdote
le dijo, señalando un busto de Evita que había en la casa:
"¡Configuración craneana idéntica! ¿Qué
clase de nieta eres que no abrazas el busto de tu abuela?"
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