Preguntas:
 
  1. ¿Dónde, en qué ciudad, vive Elián ahora?
  2. ¿Dónde es esto en Cuba?
  3. ¿Cuándo, en qué ocasión, se escribió este artículo?
  4. ¿Qué pasó en noviembre de 1999?
  5. ¿De qué disputa se habla?
  6. ¿Qué se dice sobre la politización del "caso Elián"?
  7. ¿Cómo terminó el caso?
  8. ¿Cómo es la vida de Elián ahora en Cuba? ¿Es una "estrella"?
  9. ¿Cómo es su rutina diara?
  10. Compara su vida en Miami con su vida actual. ¿A qué se debe esto?
  11. ¿Qué pasó un día cuando el niño se desmayó?
  12. ¿Cómo es la casa donde vive el niño?
  13. ¿Con quién vive ahora?
  14. ¿Dónde trabaja el padre y qué más sabemos sobre el trabajo?
  15. ¿Qué significa: "su caso sigue muy presente en la vida de los cubanos"?
  16. ¿Cómo es la situación ahora en la calle 8 en Miami (¿qué calle es esto?)?
  17. ¿Qué se dice sobre las consecuencias del "caso Elián" para los cubanos exiliados en Miami?
  18. ¿Qué piensan muchos exiliados cubanos sobre el caso y sus consecuencias?


El País Digital
Domingo 
26 noviembre 
2000 - Nº 1668
INTERNACIONAL
Cabecera
La vida de Elián, en el panteón de los héroes de Cuba 

Un año después de su odisea el niño 'balsero' vive bajo vigilancia policial en su pueblo de Cárdenas


 


MAURICIO VICENT , La Habana 
Elián González (centro), con sus compañeros
de clase en Cádenas (Cuba) (Reuters).
El 21 de noviembre, la carretera a Varadero iba prácticamente vacía. En los 140 kilómetros que separan La Habana de esa playa y del vecino Cárdenas, el pueblo donde vive Elián González, nos cruzamos sólo con unos cuantos coches y autobuses de turismo. A pesar del escaso tráfico, decenas de personas hacían autoestop al borde del camino, aunque lo más chocante eran las vallas publicitarias: estaban desnudas; una sucesión de huesudas estructuras de metal corroídas por el salitre.

Meses atrás, estos soportes anunciaban con gran despliegue las bondades de los hoteles Meliá de Varadero, la cerveza cubana Cristal y el detergente OMO; pero un buen día -nadie recuerda el momento preciso- toda esta propaganda capitalista se esfumó en el fragor de la colosal campaña de rearme ideológico desatada en la isla tras el caso Elián. Desde luego, no fue éste su único efecto...

Todo comenzó hace un año, otro 21 de noviembre. Ese día, Elizabeth Brotón se embarcó con su hijo Elián en una lancha clandestina con el propósito de llegar a Miami. El bote zozobró en pleno estrecho de la Florida con 14 pasajeros a bordo: sólo se salvaron dos jóvenes y el niño. Elián, que entonces tenía cinco años, sobrevivió milagrosamente al naufragio. Aferrado a un neumático, en un mar infestado de tiburones, estuvo 48 horas a la deriva, hasta que dos pescadores estadounidenses lo encontraron el 25 de noviembre, el día de Acción de Gracias en Estados Unidos, una de las fiestas más importantes del calendario.

Su rescate fue el comienzo de una agria disputa entre Juan Miguel González, su padre, miembro del Partido Comunista y residente en Cuba, y la familia de Elián en Miami, que pedía que no fuese devuelto a la isla; su madre, decían, había dado la vida para que Elián "creciese en libertad".

Enseguida el asunto se politizó. Los grupos del exilio convirtieron el caso Elián en una bandera anticastrista y lucharon sin tregua ante los tribunales de EE UU para que el pequeño se quedase en Miami. En Cuba, la batalla por su regreso fue transformada en prioridad de Estado. Las siempre difíciles relaciones con Washington temblaron de nuevo y Fidel Castro en persona encabezó una campaña patriótica sin precedentes. Millones de cubanos fueron movilizados en torno a la nueva causa nacionalista y se recuperó el discurso revolucionario de los años sesenta.

Finalmente, Juan Miguel ganó la batalla judicial y Elián regresó a casa. De eso hace ya cinco meses... ¿Qué ha pasado con él? ¿Qué secuelas ha dejado su caso?

La escuela Marcelo Salado de Cárdenas está en la calle de la Calzada y hace esquina con el museo Óscar María de Rojas, el segundo más antiguo de Cuba. Durante los siete meses que duró la pelea por Elián, la sala principal de este museo fue transformada, como todo el país: los jarrones de porcelana china y los retratos de Isabel II tuvieron que abrirle hueco a Elián y a los testimonios de aquellos que se destacaban en la lucha. Un poema colocado en aquellos días por una pionera de 11 años decía: "Elián confía en tu patria, / en los que estamos aquí, / confía en tu comandante, / no te quedarás allí".

Todo esto ha desaparecido, igual que las grandes pancartas de Elián que en aquel tiempo inundaron las plazas y los parques de la isla. Hoy, un policía de uniforme vigila los alrededores del colegio para que ningún intruso le moleste, sobre todo si es periodista. No está permitido hacer fotos, ni filmar, ni esperar en la puerta. "No se pongan bravos, pero hay que proteger su intimidad. ¿No creen que ha sufrido bastante?", dice.

La única que habla, después de una asumible espera paseando por el pueblo entre carruajes de caballos y tiendas de dólares, es la directora, Maribel Reyes. "El niño está perfectamente. No tiene ningún problema. Es un buen estudiante. Ya ha vuelto a la normalidad". Sus frases son cortas, cortantes; quiere terminar rápido. Recalca mucho que Elián "no tiene ningún privilegio" y que la gente de Cárdenas no lo atosiga. "El pueblo cubano se ha portado bien. Ha cumplido cabalmente las órdenes del comandante en jefe. No lo molestan".

Cuando regresó a Cuba, un comunicado oficial dijo también que los maestros y pedagogos tenían ante sí la tarea de convertir a Elián "en un niño modelo" para que fuese siempre, "a la vez que un ciudadano normal, un símbolo, un ejemplo y una gloria para los niños y educadores de Cuba". Pero de eso no hablamos con la directora.

La rutina de Elián no es ningún secreto. Entra al colegio antes de las ocho de la mañana y sale al mediodía. A veces va a recogerlo Juan Miguel en bicicleta, otras lo hacen sus abuelos. Ninguno habla ni da entrevistas. A diferencia de lo que ocurrió durante su estancia en Miami, desde que llegó a Cárdenas, Elián ha sido protegido celosamente del acoso de la prensa. Quieren que el niño tenga una vida normal, aunque eso no es tan sencillo.

"Hace un mes sufrió un desmayo y un profesor nuevo lo cargó en brazos y lo sacó de la escuela para que fuese atendido. Pensaron que era un secuestro. Se formó un gran alboroto y en pocos minutos el parque y los alrededores se llenaron de policía", cuenta una vecina.

Elián vive en la casa de su padre y sus abuelos, en el humilde barrio de la Marina. Es una casa modesta, pero es de las pocas que están pintadas en la calle de Cosío. Un policía en la puerta impide que se importune a la familia.

Juan Miguel sigue trabajando en una instalación turística de Varadero. "Gana en dólares; así que, aunque su hijo no viva con los lujos que tendría en Miami, tampoco le falta de nada", opina otro habitante de Cárdenas, que también pide discreción absoluta.

El 6 de diciembre, Elián cumplirá siete años y, aunque por suerte para él desde hace meses está lejos de la vista del público y de las cámaras, su caso sigue muy presente en la vida de los cubanos. Elián está vivo y quizás algún día llegue ser un niño normal en su pueblo de Cárdenas, pero ya forma parte del panteón de los héroes revolucionarios. Cada tarde, la televisión emite un programa informativo y de educación ideológica creado al calor de la batalla patriótica librada por él. Cada sábado se celebra en un municipio del país una manifestación antiimperialista, aunque Elián ya está en casa. 

Los restos del santuario

M. V , Miami 
Si en Cuba se puede hablar de un antes y un después del caso Elián, no digamos en Miami. En la calle 8, la mítica arteria del exilio cubano, está el monumento a los mártires de la Brigada 2506 muertos en la invasión de Bahía de Cochinos. Uno se sorprende al ver el retrato de una mujer frente al monolito donde están grabados los nombres de los expedicionarios; es Elizabeth Brotón, la madre de Elián, elevada por el exilio a la categoría de heroína y mártir. Realmente, la batalla por el niño balsero, más que conmover sacudió al exilio. 

Una encuesta de la Universidad Internacional de Florida realizada entre 1.975 exiliados en Miami, revela que el 82% considera que el caso Elián ha dañado la imagen de la comunidad cubana en EE UU. Aun así, el 93,5% asegura que hoy habría que hacer lo mismo. 

Para el Gobierno cubano, la batalla ha servido para romper el cordón umbilical que unía al exilio con Washington. Pero los anticastristas aseguran que si el próximo presidente de EE UU es George W. Bush, se deberá a Elián, pues los cubanoamericanos castigaron al Partido Demócrata por su decisión de devolver el niño a la isla. 
 

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