El 70% de los colombianos rechaza la gestión
de Pastrana tras dos años de gobierno
El mandatario no ha conseguido frenar la recesión económica
ni la extensión de la violencia
PILAR LOZANO, Bogotá
Andrés Pastrana cumple hoy dos años de Gobierno convertido
en el presidente más impopular en la historia reciente de Colombia.
Un 70% de sus compatriotas no aprueba su gestión. Las promesas de
un Gobierno pródigo en frases optimistas contrastan con la realidad
de un país agobiado por más secuestros, más miseria,
más matanzas indiscriminadas y asesinatos selectivos por parte de
los paramilitares, quienes en apenas siete años han crecido lo que
a la guerrilla le costó casi tres décadas. Para colmo, el
país sufre la más severa crisis económica desde l929.
Colombia tiene más desplazados que Kosovo y sufre una creciente
fuga de cerebros y capitales. Cientos de miles de colombianos han
salido del país sin billete de regreso y han huido unos 2.200 millones
de dólares (casi 400.000 millones de pesetas). La nota más
baja del presidente es en la asignatura de economía. "Es un balance
mediocre", dicen los analistas, quienes reconocen que "recibió una
economía destrozada" de su antecesor, Ernesto Samper, pero también
señalan que Pastrana no ha logrado siquiera reactivarla. El desempleo
ha superado el 20%, lo nunca visto, y el empobrecimiento lo sienten nueve
de cada diez hogares.
El gran logro que puede mostrar tiene que ver con el manejo de la política
internacional desgastada por el narco-escándalo del anterior Gobierno
(la campaña de Samper recibió dinero procedente del cartel
de Cali). Pastrana reinsertó al país en el escenario internacional,
logró implicar a numerosos países en el respaldo al proceso
de paz y recompuso las relaciones con Estados Unidos, opina el analista
Álvaro Tirado Mejía. El Gobierno también muestra como
un triunfo el llamado Plan Colombia, un proyecto de inversión social
con un fuerte ingrediente militar de ayuda norteamericana para la lucha
contra el narcotráfico, que aplicará, en gran medida, el
sucesor de Pastrana. El plan es muy contestado por sectores sociales que
ven en él la extensión definitiva del conflicto, porque supondría
un acoso directo a la guerrilla que implicaría una reacción
similar de ésta. La visita del presidente Bill Clinton el 30 de
agosto, duramente criticada por la guerrilla, es una prueba más
del apoyo que tiene el Gobierno Pastrana en EEUU.
La mayor apuesta
La paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la
guerrilla más numerosa y antigua del país (unos 20.000 hombres,
40 años de historia), es indiscutiblemente la mayor apuesta presidencial,
pero avanza a trompicones bajo el esquema desgastado de "negociar en medio
de la guerra", es decir, sin que cesen los combates. Sin embargo, el proceso
de paz aún se ubica en la lista de logros del jefe de Estado: abrió
las puertas del diálogo y se mantiene a pesar de los altos costos,
las presiones, las campañas de desprestigio... Las FARC alimentan
la desconfianza ante la negociación con su política de secuestros,
ataques a pequeñas poblaciones y abusos en la zona desmilitarizada
donde se reúnen los negociadores. El gran reto ahora es lograr un
cese de hostilidades que permita seguir adelante con el proceso.
En materia de derechos humanos, Jorge Rojas, director de Codhes, reconocida
ONG que trabaja por los desplazados, hace un balance desalentador: "No
hay capacidad del Gobierno colombiano para prevenir las causas de las violaciones".
Aunque reconoce hechos positivos, como la desvinculación de oficiales
del Ejército acusados por violación de derechos humanos o
por tener nexos con paramilitares, no ve todavía una política
que permita cambios sustanciales, y cree que la "débil y negativa"
política del Gobierno en el manejo del problema de los desplazados
(más de un millón de personas) es la demostración
de la incapacidad del Ejecutivo para "garantizar el uso legítimo
de la fuerza; controlar a los agentes armados irregulares, como los paramilitares,
y garantizar el procesamiento de los responsables de masacres y desplazamientos".
Una de las próximas tareas del Gobierno, además de sacar
adelante las impopulares medidas de ajuste fiscal que, según el
ministro de Hacienda, le costarán al país "sudor y lágrimas",
será garantizar las elecciones regionales de octubre. Hace dos años,
paramilitares y guerrilleros controlaron a su antojo los comicios en un
40% de los municipios; nada indica que en esta ocasión dejen de
hacer lo mismo. Esta situación muestra a un Estado cada vez más
débil e impotente; que cada vez más colombianos tengan que
negociar con la guerrilla la libertad de un familiar secuestrado, u obtener
de Carlos Castaño, máximo jefe paramilitar, el "perdón"
para seguir con vida, apuntalan esa evidencia.
Roberto Camacho, congresista conservador, declaró a ELPAÍS
que el error del primer mandatario no es, como muchos dicen, su "ausencia
mental, cuando no física, del país" o la "incapacidad" o
su "arrogancia". Su error, dice, es "haberse metido a presidente" de un
país "muy complicado de manejar". Según el congresista, el
mayor problema es que no existen políticas y propósitos nacionales,
ni metas, ni valores comunes.
Recientemente hubo otra guerra en Colombia, generada por el anuncio
presidencial de un referéndum que incluía la disolución
del Congreso para sanear la política. A su vez, el Congreso amenazó
con revocar al presidente. El episodio le costó al Gobierno la pérdida
de la mayoría en el Parlamento y el país tuvo la certeza
de que la corrupción y la mediocridad de su clase dirigente encabeza
la lista de los grandes males de este país. Así, a mitad
de camino, otra cuenta pendiente de Pastrana es la lucha contra la corrupción
y la reforma política.
Visita del presidente de EE UU
"La visita del presidente Clinton nos confirma que se aproxima una intervención
directa y abierta de Estados Unidos en nuestro país". Así
interpretan las FARC la visita del mandatario norteamericano el próximo
30 de agosto.
Para el Gobierno colombiano, las seis horas que estará Clinton
en Cartagena de Indias (norte de Colombia) reflejan el éxito de
la política internacional del presidente Pastrana.
La visita se produce cuando se va a iniciar la ejecución del
Plan Colombia, que incluye una ayuda de EE UU por 1.300 millones de dólares
(unos 230.000 millones de pesetas), 900 de ellos para la lucha militar
antinarcóticos y el resto para programas de derechos humanos, fortalecimiento
institucional y sustitución de cultivos ilícitos.
Joaquín Gómez, portavoz de las FARC en las negociaciones
de paz, dijo a EL PAÍS que Clinton es un "ave de mal agüero",
porque el Plan Colombia deja abiertas las puertas de una intervención.
El tope de 500 asesores norteamericanos y 300 contratistas establecido
inicialmente en el plan se puede superar sin límite en caso de que
existan "evidencias" de una agresión, dice una cláusula adicional
incluida en el proyecto. "Para nosotros no es nada bueno lo que está
vaticinando esta visita", repite Gómez.
Ya se preparan las extremas medidas de seguridad que acompañarán
a la cita Clinton-Pastrana en la caribeña y colonial Cartagena.
El último mandatario norteamericano en visitar este país
fue George Bush en febrero de 1990. |