El País Digital
Lunes 
7 agosto 
2000 - Nº 1557
 
 
INTERNACIONAL
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El 70% de los colombianos rechaza la gestión de Pastrana tras dos años de gobierno 

El mandatario no ha conseguido frenar la recesión económica ni la extensión de la violencia 

PILAR LOZANO, Bogotá 
Andrés Pastrana cumple hoy dos años de Gobierno convertido en el presidente más impopular en la historia reciente de Colombia. Un 70% de sus compatriotas no aprueba su gestión. Las promesas de un Gobierno pródigo en frases optimistas contrastan con la realidad de un país agobiado por más secuestros, más miseria, más matanzas indiscriminadas y asesinatos selectivos por parte de los paramilitares, quienes en apenas siete años han crecido lo que a la guerrilla le costó casi tres décadas. Para colmo, el país sufre la más severa crisis económica desde l929. 

Colombia tiene más desplazados que Kosovo y sufre una creciente fuga de cerebros y capitales. Cientos de miles de colombianos han salido del país sin billete de regreso y han huido unos 2.200 millones de dólares (casi 400.000 millones de pesetas). La nota más baja del presidente es en la asignatura de economía. "Es un balance mediocre", dicen los analistas, quienes reconocen que "recibió una economía destrozada" de su antecesor, Ernesto Samper, pero también señalan que Pastrana no ha logrado siquiera reactivarla. El desempleo ha superado el 20%, lo nunca visto, y el empobrecimiento lo sienten nueve de cada diez hogares.
 
 

El gran logro que puede mostrar tiene que ver con el manejo de la política internacional desgastada por el narco-escándalo del anterior Gobierno (la campaña de Samper recibió dinero procedente del cartel de Cali). Pastrana reinsertó al país en el escenario internacional, logró implicar a numerosos países en el respaldo al proceso de paz y recompuso las relaciones con Estados Unidos, opina el analista Álvaro Tirado Mejía. El Gobierno también muestra como un triunfo el llamado Plan Colombia, un proyecto de inversión social con un fuerte ingrediente militar de ayuda norteamericana para la lucha contra el narcotráfico, que aplicará, en gran medida, el sucesor de Pastrana. El plan es muy contestado por sectores sociales que ven en él la extensión definitiva del conflicto, porque supondría un acoso directo a la guerrilla que implicaría una reacción similar de ésta. La visita del presidente Bill Clinton el 30 de agosto, duramente criticada por la guerrilla, es una prueba más del apoyo que tiene el Gobierno Pastrana en EEUU.
 
 

La mayor apuesta
 
 

La paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la guerrilla más numerosa y antigua del país (unos 20.000 hombres, 40 años de historia), es indiscutiblemente la mayor apuesta presidencial, pero avanza a trompicones bajo el esquema desgastado de "negociar en medio de la guerra", es decir, sin que cesen los combates. Sin embargo, el proceso de paz aún se ubica en la lista de logros del jefe de Estado: abrió las puertas del diálogo y se mantiene a pesar de los altos costos, las presiones, las campañas de desprestigio... Las FARC alimentan la desconfianza ante la negociación con su política de secuestros, ataques a pequeñas poblaciones y abusos en la zona desmilitarizada donde se reúnen los negociadores. El gran reto ahora es lograr un cese de hostilidades que permita seguir adelante con el proceso.
 
 

En materia de derechos humanos, Jorge Rojas, director de Codhes, reconocida ONG que trabaja por los desplazados, hace un balance desalentador: "No hay capacidad del Gobierno colombiano para prevenir las causas de las violaciones". Aunque reconoce hechos positivos, como la desvinculación de oficiales del Ejército acusados por violación de derechos humanos o por tener nexos con paramilitares, no ve todavía una política que permita cambios sustanciales, y cree que la "débil y negativa" política del Gobierno en el manejo del problema de los desplazados (más de un millón de personas) es la demostración de la incapacidad del Ejecutivo para "garantizar el uso legítimo de la fuerza; controlar a los agentes armados irregulares, como los paramilitares, y garantizar el procesamiento de los responsables de masacres y desplazamientos".
 
 

Una de las próximas tareas del Gobierno, además de sacar adelante las impopulares medidas de ajuste fiscal que, según el ministro de Hacienda, le costarán al país "sudor y lágrimas", será garantizar las elecciones regionales de octubre. Hace dos años, paramilitares y guerrilleros controlaron a su antojo los comicios en un 40% de los municipios; nada indica que en esta ocasión dejen de hacer lo mismo. Esta situación muestra a un Estado cada vez más débil e impotente; que cada vez más colombianos tengan que negociar con la guerrilla la libertad de un familiar secuestrado, u obtener de Carlos Castaño, máximo jefe paramilitar, el "perdón" para seguir con vida, apuntalan esa evidencia.
 
 

Roberto Camacho, congresista conservador, declaró a ELPAÍS que el error del primer mandatario no es, como muchos dicen, su "ausencia mental, cuando no física, del país" o la "incapacidad" o su "arrogancia". Su error, dice, es "haberse metido a presidente" de un país "muy complicado de manejar". Según el congresista, el mayor problema es que no existen políticas y propósitos nacionales, ni metas, ni valores comunes.
 
 

Recientemente hubo otra guerra en Colombia, generada por el anuncio presidencial de un referéndum que incluía la disolución del Congreso para sanear la política. A su vez, el Congreso amenazó con revocar al presidente. El episodio le costó al Gobierno la pérdida de la mayoría en el Parlamento y el país tuvo la certeza de que la corrupción y la mediocridad de su clase dirigente encabeza la lista de los grandes males de este país. Así, a mitad de camino, otra cuenta pendiente de Pastrana es la lucha contra la corrupción y la reforma política. 

Visita del presidente de EE UU

"La visita del presidente Clinton nos confirma que se aproxima una intervención directa y abierta de Estados Unidos en nuestro país". Así interpretan las FARC la visita del mandatario norteamericano el próximo 30 de agosto.
 
 

Para el Gobierno colombiano, las seis horas que estará Clinton en Cartagena de Indias (norte de Colombia) reflejan el éxito de la política internacional del presidente Pastrana.
 
 

La visita se produce cuando se va a iniciar la ejecución del Plan Colombia, que incluye una ayuda de EE UU por 1.300 millones de dólares (unos 230.000 millones de pesetas), 900 de ellos para la lucha militar antinarcóticos y el resto para programas de derechos humanos, fortalecimiento institucional y sustitución de cultivos ilícitos.
 
 

Joaquín Gómez, portavoz de las FARC en las negociaciones de paz, dijo a EL PAÍS que Clinton es un "ave de mal agüero", porque el Plan Colombia deja abiertas las puertas de una intervención. El tope de 500 asesores norteamericanos y 300 contratistas establecido inicialmente en el plan se puede superar sin límite en caso de que existan "evidencias" de una agresión, dice una cláusula adicional incluida en el proyecto. "Para nosotros no es nada bueno lo que está vaticinando esta visita", repite Gómez.
 
 

Ya se preparan las extremas medidas de seguridad que acompañarán a la cita Clinton-Pastrana en la caribeña y colonial Cartagena. El último mandatario norteamericano en visitar este país fue George Bush en febrero de 1990. 


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