El País Digital
Jueves 
6 julio 
2000 - Nº 1525
 
INTERNACIONAL
Cabecera

Fox heredará un país económicamente estable y en fase de crecimiento 

El 40% de la población vive en la pobreza 

J. J. AZNÁREZ, México 
El Gobierno mexicano declaró conjurado el peligro de una nueva crisis financiera nacional, problema que tradicionalmente irrumpe en los relevos de presidente. Portavoces oficiales subrayaron que el Ejecutivo entrante -el Gobierno de Vicente Fox- recibirá el primero de diciembre con unas cuentas estables, una estabilidad económica a prueba de bombas y un país claramente encarrilado en la senda del crecimiento. 

A las dos semanas del traspaso de poder entre Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y Ernesto Zedillo (1994-diciembre 2000) se produjo una brusca devaluación del peso, quiebras empresariales y bancarias en cadena y millones de mexicanos perdieron parte de su capacidad adquisitiva. "Nadie se moverá [los funcionarios de sus puestos] ni hará las maletas hasta el 30 de noviembre", tranquilizó Carlos Noriega, subsecretario (viceministro) de Hacienda.
 
 

El presidente electo, Vicente Fox, deberá decidir si aprovecha la línea de crédito de 20.000 millones de dólares (3,5 billones de pesetas) aprobada el año pasado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para salir al paso de fugas de capital y de trastornos financieros derivados de la incertidumbre política. Las reservas en divisas de México ascienden a 32.000 millones de dólares (5,6 billones de pesetas), después de haberse quedado sin blanca a finales de 1994 y de verse obligado a pedir más de 40.000 millones de dólares (siete billones de pesetas) en préstamos. La transición parece fluida y los Gobiernos entrante y saliente harán conjuntamente los presupuestos de 2001.
 
 

México padece todavía la pobreza de 40 de sus 100 millones de habitantes, una sostenida caída de la capacidad adquisitiva de los salarios y los lastres son todavía monumentales. "La recuperación todavía no se siente con igual vigor en todos los hogares", señala el analista Víctor Felipe Piz. Millones no lo sienten ni poco ni mucho.
 
 

El desequilibrio es consecuencia de la imposibilidad del sistema de crear empleos a la misma velocidad que lo que demanda el crecimiento demográfico y la masiva entrada de jóvenes en el mercado laboral, penetrado hasta el tuétano por la economía informal y callejera. México, con sus pequeñas y medianas empresas necesitadas de financiación para salir del bache, ha ordenado sus grandes cuentas. Sin embargo, redujo el déficit fiscal y el ahorro interno, que en 1994 representaba el 14,7% del PIB y que se espera que a finales de este año suba hasta el 21,7%. Además, la estricta política monetaria aplicada por el Banco de México y el crecimiento del sector exportador colaboraron en la mejoría de las principales variables macroeconómicas.
 
 

La entrada de capital fue también masiva, pero una buena parte de carácter especulativo. El PIB creció cinco puntos de promedio en los últimos años. La inflación, según el Banco de México, puede situarse en torno a los 10 puntos, comparada con el 12,3% el año pasado, y el déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos es la mitad del registrado en 1994.
 
 

Afortunadamente para México, los precios de los combustibles no han experimentado los descensos de los ochenta y no se avizoran devaluaciones. México firmó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá y es ya una potencia exportadora de crudo y manufacturas, consecuencia en parte de los bajos salarios pagados en las maquiladoras, las cadenas de montaje establecidas por el capital extranjero en la frontera norteamericana.
 
 

El Gobierno de Salinas de Gortari atrajo una masiva entrada de capitales del extranjero. Al igual que el Ejecutivo de Zedillo, llevó a efecto una estricta política monetaria, pero cavó su tumba al mantener las bandas de flotación y un manejo de la deuda pública arriesgada a través de los tesobonos, la deuda interna pagada en dólares y a corto plazo. 

España consolida su papel como principal inversor europeo en México 

J. J. A., México 
La penetración española en México, con la banca como mascarón de proa, ha ido en aumento desde el comienzo de la apertura económica y las privatizaciones, y no pareció existir temor a la incertidumbre electoral, puesto que, en las vísperas, se concretaron la fusión entre el BBVA y Bancomer y la compra de Serfín por el BSCH.
 
 

La inversión directa en México, en los tres últimos años, superará los 5.000 millones de dólares (850.000 millones de pesetas), y fuentes diplomáticas españolas confían en que España acabe imponiéndose como primer inversor a caballo de las posibilidades abiertas por el Tratado de Libre Comercio suscrito entre México y la Unión Europea. No sólo la banca española es vigorosa en este país; también AENA, Abengoa, Dragados y Construcciones, Unión Fenosa, Iberdrola, Sindenor, o Gas Natural, con la colaboraciòn de Expansión Exterior, ganan obras públicas, se asocian con mexicanos, y compiten contra rivales estadounidense, franceses o japoneses en los espacios abiertos por la privatización.
 
 

La privatización del sector eléctrico, sin embargo, es todavía muy limitada, y la petrolera, impensable de momento, porque constituye un símbolo de la soberanía nacional, y la apertura fue polémica en campaña. Fox, no obstante, apuntó que permitiría algún tipo de entrada de capital privado. A la espera de que ocurra, el Grupo Oasis prospera con inversiones de 300 millones de dólares en turismo, y el Barceló invirtió 60 millones de dólares en la remoción de hoteles mexicanos. Las cadenas Iberoestar, Riu, Soltour y Meliá también compran o se asocian. Elecnor se impuso en una licitación para la construcción de 14 subestaciones eléctricas en Baja California, Sinaloa y Sonora, con una inversión de 44 millones de dólares.
 
 

España figura en el puesto número diez en la clasificación de países de los que importa México, encabezado por EE UU con 82.002 millones de dólares, seguido por Japón a mucha distancia: 4.334 millones de dólares, Alemania, Canadá, Corea del Sur, China, Italia, Taiwan, Francia y España, con 978 millones de dólares. No fue sencillo desbrozar el terreno para acoger en condiciones a la inversión extranjera.
 
 
 

  • El presidente Zedillo se topó al comienzo de su mandato con una aplastante carga de deuda anexada en dólares, y debió conducir una política diferente en la amortización de los pasivos de la deuda pública. Reestructuró 24.000 millones de dólares que vencían en fechas electorales porque el grueso de vencimientos del rescate bancario articulado en 1995 a través de Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) comienza en el año 2004, sus montos son ya conocidos, y las reservas, cómodas: 32.000 millones de dólares. Los bancos de aluvión arruinados por la crisis de hace seis años pasaron a mejor vida, o han recuperado parte de la fortaleza perdida, y forjan alianzas con bancos extranjeros. "Tenemos confianza en México", dijeron los presidentes del BBVA y del BSCH, cuyas filiales lideran la clasificación de bancos nacionales en alianza con mexicanos. 

  • © Copyright DIARIO EL PAIS, S.A. - Miguel Yuste 40, 28037 Madrid