Los pobres se han
multiplicado por 20 en Europa del Este y la ex URSS desde 1987
Casi la mitad de la humanidad vive con menos de 386 pesetas al día,
según el Banco Mundial
CHARO NOGUEIRA, Madrid
La pobreza golpea. Pese a la opulencia creciente del mundo desarrollado,
casi la mitad de la humanidad (2.800 millones de personas) vive con menos
de dos dólares diarios (386 pesetas). Así lo señala
el Banco Mundial en su informe anual, presentado ayer. La miseria ha crecido
espectacularmente en Europa del Este y la ex URSS, donde los pobres se
han multiplicado por más de 20 entre 1987 y 1998. En África
subsahariana, Asia Meridional y América Latina han aumentado sostenidamente
y se han reducido en Asia oriental. El informe señala el alto coste
social y económico del sida en África.
El Informe sobre el desarrollo mundial 2000/2001: Lucha contra la
pobreza analiza la evolución de la miseria en la década
de los noventa. También plantea soluciones a un problema que define
con amplitud. Para ello ha tenido en cuenta su estudio Las voces de
los pobres, realizado con los testimonios de 60.000 desfavorecidos.
"Ser pobre es tener hambre, carecer de cobijo y ropa, estar enfermo y no
ser atendido, ser iletrado y no recibir formación; además,
supone vulnerabilidad ante las adversidades y a menudo padecer mal trato
y exclusión de las instituciones", define el banco, dedicado a tutelar
el desarrollo de los países pobres.
"La situación de miseria se mantiene a pesar de que las condiciones
humanas han mejorado más en el último siglo que en todo el
resto de la historia de la humanidad", apunta el informe. Añade
que "la riqueza mundial, las conexiones internacionales y la capacidad
tecnológica son mayores que nunca". Sostiene que el crecimiento
económico es imprescindible para reducir la miseria, pero reconoce
que a veces no basta para crear las condiciones que permitan mejorar la
vida de las personas y frenar la desigualdad.
• Pobreza en la abundancia. "En un momento de riqueza sin precedentes
para muchos países, 2.800 millones de personas, casi la mitad de
la población mundial, viven con menos de dos dólares diarios",
subraya el banco. De ellos, 1.200 millones, que suponen una quinta parte
de la humanidad, deben conformarse sólo con un dólar (193
pesetas). Cerca del 70% de este grupo más desfavorecido se reparte
entre el África subsahariana y el sur de Asia.
• Evolución distinta. En términos generales, el
número de desheredados que viven con menos de un dólar diario
descendió notablemente en el este de Asia (de 420 millones en 1987
a 280 millones en 1998) y, en menor medida, en el Magreb y Oriente Medio.
Se incrementó sostenidamente en África subsahariana, sur
de Asia y América Latina. El mayor aumento de la miseria se registró
en los países ex comunistas de Europa del Este y Asia central, que
realizan una transición hacia la economía de mercado.
• Desigualdad creciente. La distribución de las mejoras
económicas ha sido tremendamente desigual. El ingreso medio en los
20 países más ricos es 37 veces mayor que el de los 20 países
más pobres, y esa brecha se ha duplicado en los últimos 40
años. Por otra parte, la incidencia de la pobreza puede variar de
forma importante dentro de cada país.
• Escuela y salud. El informe destaca avances generales en ciertos
aspectos vinculados a la pobreza, como la escolarización. En los
países ricos, menos de uno de cada 100 niños muere antes
de cumplir los cinco años, pero esta cifra se quintuplica en los
más pobres, donde la desnutrición puede alcanzar a la mitad
de los menores. La esperanza de vida en el África subsahariana es
de 52 años, 25 menos que la media en los países desarrollados.
• Descenso insuficiente. Entre 1987 y 1998 (periodo de referencia
del estudio), el porcentaje de personas que viven con menos de un dólar
diario ha caído del 28% al 24%; sin embargo, dado el crecimiento
de la población, el número total de desfavorecidos se ha
incrementado. La mejoría porcentual es inferior a la que se necesitaría
para lograr el objetivo mundial de reducir a la mitad la pobreza del planeta
en 2015.
• Mejor en el Magreb y Asia. África del Norte, Oriente
Medio y, especialmente, Asia del Este han reducido la pobreza. Pese a ello,
en esta última zona se ha dejado sentir el zarpazo de la crisis
económica en países como Indonesia, Corea del Sur y Tailandia.
En el sur de Asia, la miseria continúa su avance: las personas que
subsisten con menos de un dólar diario han pasado de 474 millones
a 522 millones. El informe destaca el caso de China, donde ha aumentado
mucho la riqueza, pero también la desigualdad.
• América Latina y Caribe. El número de pobres
creció en torno al 20%. Entre 1989 y 1996, la miseria descendió
en países como Brasil, Chile o República Dominicana, pero
creció en Venezuela o Ecuador. El estudio señala que los
grupos indígenas sufren problemas específicos como la escolarización
menor que el resto de la población.
• Europa del Este y la ex URSS. El Banco Mundial destaca que
han sufrido una evolución "especialmente negativa". Las personas
que subsisten con menos de un dólar diario han pasado 1,1 millones
a 24 millones; sin embargo, existen diferencias. En Bielorusia, Bulgaria,
Estonia, Hungría, Lituania, Polonia y Ucrania, menos del 5% de la
población vive con una cantidad inferior a dos dólares diarios.
En Rusia, el porcentaje se eleva al 19%. Aún es más alto
en repúblicas ex soviéticas de Asia como Kiguicia (49%) y
Tayikistán (68%). "La experiencia de la transición económica,
especialmente en los países de la ex URSS, ilustra intensamente
que las reformas del mercado sin instituciones domésticas eficaces
puede fracasar a la hora de facilitar el crecimiento y reducir la pobreza",
afirma el informe.
• África subsahariana. Es otra zona con el farolillo rojo
del Banco Mundial. Los pobres han pasado de 217 millones a 291 millones.
La miseria ha aumentado en países como Sierra Leona -el más
pobre del mundo-, Burkina Faso, Nigeria, Zambia o Zimbabue; sin embargo,
se ha reducido en otros como Ghana o Uganda.
Deuda y recetas contra la miseria
El Banco Mundial considera que parte de la solución a la pobreza
radica en dar más atención al alivio de la deuda de los países
pobres y en lograr que la cooperación para el desarrollo sea más
eficaz. También son importantes cuestiones como combatir el sida.
Con todo, considera que no hay una fórmula única para luchar
contra la miseria.
"Tenemos muy claro que la solución a la pobreza no es la misma
en todos los países. Además, el remedio no es sólo
económico, sino que se precisan también otras acciones sociales
y culturales que dependen de cada nación", declaró a EL PAÍS
una de las redactoras del informe del Banco Mundial, la economista italiana
Giovanna Prennushi. "Los países ricos también tienen su papel.
Deben abrir sus mercados a los bienes de las naciones en desarrollo", añadió.
El economista jefe del Banco Mundial, Nicholas Stern, también
ha insistido en que, pese al papel fundamental del crecimiento económico
para reducir la pobreza, es necesario "un cambio institucional y social
para reforzar el desarrollo de los pobres". Por eso, la institución
plantea una receta con tres ingredientes básicos para luchar contra
la pobreza.
En primer lugar, se deben incrementar las oportunidades económicas
de los desfavorecidos, facilitándoles el acceso a la tierra y a
la educación. También es preciso desarrollar su capacidad
de influencia sobre las decisiones que les afectan y eliminar las discriminaciones
por sexo, raza, grupo étnico o condición social. Por último,
resulta necesario reducir la vulnerabilidad de los más pobres ante
la enfermedad, las crisis económicas, el desempleo, los desastres
naturales o la violencia.
500 millones de dólares para
frenar el sida que arrasa África
Dinero contra el sida. El Banco Mundial establecerá rápidamente
una línea de créditos de emergencia, dotada en principio
con 500 millones de dólares (más de 95.000 millones de pesetas),
para luchar contra la enfermedad en África. Cerca de 24 millones
de personas en ese continente (uno de cada cuatro adultos en algunos países)
sufren ese mal y la epidemia amenaza el desarrollo de millones de seres.
La iniciativa se dio a conocer el pasado julio en la conferencia celebrada
en Durban. Los créditos estarán a disposición de cualquier
país africano que desarrolle programas contra la enfermedad, según
manifestó entonces el vicepresidente del Banco Mundial para África,
Callisto Madavo.
En su Informe sobre el desarrollo mundial, presentado ayer, la
entidad financiera aborda la lucha contra el sida. Recuerda que más
de 34 millones de personas están infectadas y que la enfermedad
ya ha costado la vida a 18 millones de seres. "La epidemia continúa
imbatida: 5,4 millones de personas se infectaron en 1999 y unas 15.000
se infectan a diario. Más del 90% están en el mundo en desarrollo
y cerca del 70%, en el África subsahariana", señala.
El Banco Mundial reconoce que la pandemia supone riesgos para todos
los países, no sólo por sus efectos sobre la salud, sino
también por el peligro de desestabilización económica
y los efectos sociales que acarrea. Este problema es patente en algunos
países de África, donde el mal diezma la generación
productiva.
Vacuna 'poco rentable'
La entidad, que tutela el desarrollo de los países pobres, destaca
la necesidad de hallar una vacuna contra el sida y señala dos razones
para los escasos avances obtenidos: las dificultades científicas
y los motivos económicos. "Hay muy pocos incentivos de mercado para
invertir en una vacuna contra el sida que fuera efectiva y se pudiera costear
en los países en desarrollo. África sólo supone el
1% del mercado mundial de medicamentos", dice.
También destaca que la inversión en investigaciones sobre
vacunas contra el sida es "bastante baja", entre 300 y 350 millones de
dólares al año. "La mayor parte de la investigación
se centra en una vacuna que se pudiera comercializar en Norteamérica
y Europa Occidental. Cada año sólo se gastan entre 10 y 25
millones de dólares en una vacuna para los subtipos del virus de
los países en desarrollo", afirma. "Sin embargo, se gastan más
de 2.000 millones de dólares anuales en investigación y desarrollo
de tratamientos contra el sida, dirigidos sobre todo al mercado que representan
los tres millones de enfermos de los países industrializados". "Y
lo que es cierto para el sida, también lo es para otras enfermedades",
zanja. |