El
partido en el Gobierno de Nicaragua firma una alianza con el PRN, formado
por ex miembros de la 'contra'
VÍCTOR
VALBUENA |
Mangua
El
gubernamental Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y el Partido de
de la Resistencia Nicaragüense (PRN) -formado por ex miembros de la
contra, que en los 80 intentó derrocar al Gobierno sandinista-
llegaron a un acuerdo electoral para la presentación conjunta de
una candidatura en las elecciones presidenciales del próximo noviembre,
según se hizo público este fin de semana. La alianza, que
se sellará oficialmente el próximo 21 de abril, contiene
diez puntos que se incluirán en el programa del PLC. Destacan el
compromiso de lucha contra la pobreza en el medio rural, donde el PRN tiene
su base social, mediante la concesión de créditos agrícolas
y la financiación de viviendas y la revisión del sistema
nacional de pensiones en beneficio de los desmovilizados y lisiados de
guerra.
También
se prevé facilitar el voto para los residentes en el extranjero,
que actualmente no existe -el PRN goza del apoyo de apoyo del exilio que
emigró a Estados Unidos durante el gobierno sandinista-, y entregar
certificados de propiedad de las tierras urbanas y rurales entregadas a
los antiguos miembros de la contra según los acuerdos de
desarme de mediados de la presente década. No se ha concretado que
cuota de poder se entregará a la Resistencia, aunque fuentes no
oficiales han señalado que se les concederá al menos un ministerio,
ocho asientos en la Asamblea Nacional (Parlamento) y el control de varios
entes públicos.
El
candidato liberal a la presidencia, Enrique Bolaños, ex vicepresidente
de la República y furibundo antisandinista, contará para
su campaña con el apoyo de los Comandos Operacionales Electorales
del PRN, 4.000 hombres actuarán, en principio, como fiscales electorales.
Son antiguos miembros de las Fuerzas Democráticas Nicaragüenses
(FDN), la contra, fundadas en 1980 por ex oficiales de la Guardia
Nacional del dictador Anastasio Somoza con fondos de la Agencia Central
de Inteligencia estadounidense (CIA). Durante una década lucharon
contra el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional
(FSLN), instaurado después de que una revolución popular
derrocase el régimen somocista el 19 de julio de 1979. La guerra
civil finalizó en 1989 con la convocatoria de elecciones generales
por parte del FSLN, desgastado por el conflicto y el férreo embargo
comercial decretado por EE UU. Los comicios fueron ganados por Violeta
Barrios de Chamorro.
Baile
de siglas
Pero
la de contras y liberales no ha sido la única alianza que
se ha producido en estas fechas. El primer trimestre del año ha
estado protagonizado por un continuo ir y venir de líderes políticos
en busca de alianzas electorales, en un mareante desfile de siglas. Una
decena de pequeñas agrupaciones, que fueron expulsadas de la campaña
por el Consejo Supremo Electoral, se afanan en buscar aliados que garanticen
al menos una mínima presencia en la Asamblea. Sólo cinco
partidos podrán presentar candidatos, según una reforma constitucional
aprobada de común acuerdo por liberales y sandinistas antes de las
elecciones municipales del año pasado: PLC, FSLN, Camino Cristiano
Nicaragüense (CNNN, organización evangélica que mantendrá
su pacto de gobierno con el partido gubernamental), Partido Conservador
(PC) y dos organizaciones indígenas con presencia sólo en
la región este del país.
El
opositor FSLN también ha fagocitado a otros pequeños partidos
que, al no haber conseguido el reconocimiento de su personalidad jurídica,
no tienen otra opción que unirse a uno de los grandes. Es el caso
de Arriba Nicaragua, el Movimiento de Unidad Cristiana o la Unión
Social Cristiana, liderada por el ex contralor (fiscal de cuentas del Estado)
Agustín Jarquín, que corre como número dos de la lista.
También se encuentran en pláticas con el FSLN el Movimiento
de Renovación Sandinista (creado por el intelectual Sergio Ramírez
tras escindirse de las filas sandinistas) y el Movimiento de Unidad Nacional,
del ex jefe del Ejército Joaquín Cuadra. |