ELECCIONES
EN PERÚ
Toledo
gana las elecciones presidenciales de Perú, según los primeros
sondeos
El
candidato populista logra más del 40% de los votos en la primera
vuelta de las presidenciales
Las
encuestas a pie de urna no dan un ganador definitivo en las elecciones
presidenciales peruanas celebradas ayer. Alejandro Toledo, de Perú
Posible, obtuvo entre un 40% y un 43% de los sufragios, es decir, no tiene
mayoría absoluta y deberá jugarse el todo por el todo en
la segunda ronda. Su contrincante será Alan García, de la
Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), quien sorprendió
a propios y extraños logrando alrededor del 25% de las papelestas
y dejando fuera de la contienda a Lourdes Flores, de Unidad Nacional. Las
legislativas también reflejaron la fragmentación política
en el Parlamento.
Los
principales candidatos desayunaron en su casa o sede electoral ante las
cámaras de televisión, aunque sólo los tres grandes
congregaron una nutrida representación periodística en lo
que constituyó un último acto de campaña, a pesar
de que la hora de la propaganda concluyó el jueves pasado. Toledo
llamó a los peruanos a acudir a las urnas, a votar "por el futuro",
a "no repetir la historia", y reiteró lo que ha sido una constante
en su campaña: "Hay razones fuertes para pensar que ganaremos en
primera vuelta".
Alan
García compareció junto a su familia en la sede electoral
del Apra y pidió el voto de sus conciudadanos "pensando en el país
y no contra alguien". Aseguró que mantenía la esperanza de
estar en segunda vuelta. Idéntica expectativa mantenía Lourdes
Flores, que acudió a votar en Lima acompañada de su padre.
Flores obtuvo entre un 21% y un 22,8%. Otros candidatos también
habían convocado a los medios de comunicación a compartir
desayuno, pero el escaso público que lograron reunir era la confirmación
anticipada de lo que vaticinaban las encuestas: las elecciones son cosa
de tres.
En
este sentido, el ejemplo más revelador lo constituye el candidato
del Frente Independiente Moralizador (FIM), Fernando Olivera, que obtuvo
por medios desconocidos el vídeo difundido el pasado 14 de septiembre
en el que el ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos sobornaba a un
congresista tránsfuga. La cinta conmocionó al país
y provocó el rápido desmoronamiento del régimen que
terminó con la huida de Perú del presidente Fujimori y de
su asesor. El congresista Olivera se lanzó a una cruzada contra
la corrupción tratando de rentabilizar en términos electorales
el éxito de su denuncia inicial. Su candidatura empezó con
fuerza y buenos resultados en los sondeos. Quizá cantó victoria
antes de tiempo y su luz se fue apagando al mismo ritmo que crecía
la candidatura de Lourdes Flores primero, y la de Alan García después.
Irrupción
de Alan García
La
cabeza de lista de Unidad Nacional despegó el diciembre con apenas
un 8% en las encuestas. Poco a poco, presentando una imagen de honestidad
en tiempo de corrupción, la abogada Flores fue ganando terreno hasta
dejar en la cuneta a Olivera y empezó a inquietar a Toledo, cómodo
líder en todos los sondeos. Hasta que irrumpió el fenómeno
García. El ex presidente fue el último en inscribir su candidatura
y en incorporarse a la campaña, cuando sus adversarios llevaban
mucho terreno recorrido. Pocos apostaban por el líder del APRA,
el partido histórico peruano. Exiliado desde el autogolpe de Fujimori
en abril de 1992, García fue sometido a una permanente campaña
de desprestigio por el régimen, que lo presentó como el mayor
enemigo de Perú.En estas condiciones, el denostado García
regresó el 27 de enero pasado. Sin perder un minuto se puso a trabajar.
En dos meses recorrió el país con su oratoria brillante en
la que ha sido la mejor campaña, según coinciden todos los
observadores, donde ha rehuido todo ataque a sus adversarios y se ha presentado
como un candidato que ha aprendido de sus errores. Los sondeos vaticinan,
para sorpresa de muchos, que ha convencido a muchos peruanos, y hoy le
otorgan serias posibilidades de disputar la segunda vuelta.
Todos
los candidatos han exhibido una capacidad ilimitada de prometer lo posible
y lo imposible. Los economistas coinciden en que todos han ofrecido mucho
más de lo que la capacidad de recaudación del Estado permite.
Doblar el sueldo de los maestros, concluir las obras de infraestructura
pendientes, crear miles de puestos de trabajo, Internet para todos los
colegios del país, crear un Banco Agrario que terminaría
en manos de los agricultores...
Probablemente,
ha faltado tiempo para organizar un proceso electoral en mejores condiciones,
sobre todo por la falta de credibilidad de los dirigentes y la fragilidad
de los partidos políticos. Pero, como declaró ayer Luis Bambarén,
presidente de la Conferencia Episcopal, los peruanos "han salido del túnel,
con la ayuda de Dios", porque "lo del año pasado no fueron elecciones",
refiriéndose al monumental fraude cometido por Fujimori. Los observadores
internacionales desplazados a Perú, desde el ex presidente norteamericano
Jimmy Carter, a la delegación de la Unión Europea o de la
Organización de Estados Americanos (OEA), han certificado la credibilidad
democrática de los comicios.
Los
residuos del fujimorismo se han agrupado en la candidatura que encabeza
el ex ministro de Economía, Carlos Boloña, antiguo amigo
de Montesinos con veleidades golpistas. Las encuestas no le dan más
del 2%.
Dudas
sobre el recuento automático
Los
observadores internacionales han puesto el dedo en una herida aún
abierta en Perú y de la que pocas autoridades locales quieren hablar:
los fallos del sistema de cómputo de la Oficina Nacional de Procesos
Electorales (ONPE). Cuando
ya estaban abiertos los colegios electorales en todo el país, aún
subsistían las dudas sobre el programa de cómputo que se
utilizará para el recuento de votos. Sin embargo, funcionarios de
la ONPE aseguran que el programa está en óptimas condiciones,
que se cuenta con uno de contingencia y que la voluntad ciudadana será
respetada. El
recuento de los votos fue uno de los temas críticos en las fraudulentas
elecciones de abril del año pasado. La diferencia, sin embargo,
es que esta vez nadie duda de la voluntad imparcial del organismo electoral.La
mayoría de los observadores coincidió en que se tendrá
que utilizar un programa alternativo, pues el programa adquirido a la empresa
J. Evans presenta graves fallos.Fernando
Tuesta, jefe de la ONPE, aseguró que se habían subsanado
17 errores en el programa informático electoral y que ya se contaba
con la versión oro, la que se utilizará para el recuento
de votos.Por
su parte, portavoces de la Misión de Observadores de la Unión
Europea dijeron no tener certeza de que el programa pueda utilizarse para
contar los votos. Asimismo, expresaron su preocupación porque no
se les había permitido estar presentes durante el simulacro realizado
por ONPE en la víspera de las elecciones.En
el mismo sentido se pronunció Eduardo Stein, jefe de la Misión
de Observadores de la Organización de Estados Americanos, (OEA).
El sábado, dicha delegación presentó un informe en
el que sostiene que durante los simulacros del 25 de marzo y del 1 de abril
se detectaron errores y que muchas de las ' correcciones hechas al sistema
han ocasionado problemas que ya se consideraban resueltos'. |