ELECCIONES
EN PERÚ
La
red de extorsión de Montesinos, al descubierto
La
corrupción política mostrada por los 'vladivídeos'
ha sido la protagonista de la campaña
FRANCESC RELEA
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Lima
Casi
15 millones de peruanos acuden hoy a las urnas para elegir al presidente
de la república de los próximos cinco años. Las elecciones
anticipadas son la consecuencia del desmoronamiento del régimen
de Alberto Fujimori y su siniestro asesor Vladimiro Montesinos, que gobernó
Perú durante una década. Hasta fecha reciente, las propuestas
electorales quedaban eclipsadas ante la sorpresa e indignación que
provocaba día tras día la difusión de vídeos
que comprometían en actos de corrupción a ciudadanos de todos
los estamentos de la sociedad. En una campaña irregular, los protagonistas
más destacados han sido los vídeos grabados por Montesinos,
los vladivídeos, en la sede del Servicio de Inteligencia
Nacional (SIN), sancta santorum del difunto régimen.
En
palabras del novelista Mario Vargas Llosa, los vladivídeos
son la prueba de 'la putrefacción nacional'. La investigación
sobre la gigantesca red de corrupción comienza oficialmente el 4
de noviembre con el ya famoso vídeo, el primero que salió
a la luz, en el que Montesinos soborna con 15.000 dólares (2,7 millones
de pesetas) al congresista tránsfuga Alberto Kouri, que se pasó
de la oposición a las filas del oficialismo. Después de cinco
meses de trabajo, los investigadores están convencidos de que se
trata de una organización que 'llegó al poder para servirse
del poder y que se extendió prácticamente a todas las estructuras
de la sociedad', según afirma el procurador especial adjunto Luis
Vargas. Más de 300 personas están incriminadas y la cifra
aumenta cada semana.
"
En el último vídeo aparece la cúpula militar firmando
un acta de sumisión a Montesinos a cambio de garantías de
impunidad"
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La
investigación ha permitido descubrir que Montesinos tenía
perfectamente delimitados 'sus ingresos' y 'los ingresos para sus operaciones
ilícitas'. Tenía ingresos a través de extorsiones
a narcotraficantes y a distintos sectores de la sociedad, a través
del Poder Judicial, y de cupos que cobraba a determinadas empresas a cambio
de protección jurídica o legal. 'Se ha comprobado que hubo
desvíos de fondos del presupuesto de Defensa de unos 300 millones
de dólares destinados a financiar la campaña de reelección
de Fujimori, a los que hay que añadir otras sustracciones del Ministerio
de Economía', explica el procurador Vargas. Las cuentas a nombre
de Montesinos, sus testaferros o de empresas vinculadas a él localizadas
y congeladas en Suiza, Gran Caymán y otros países ascienden
a 220 millones de dólares, aunque esto es sólo la punta del
iceberg, dice Vargas. Otras fuentes consultadas por EL PAÍS calculan
en más de mil millones de dólares la fortuna acumulada por
el ex asesor de Fujimori.
El
dinero que Montesinos utilizaba para las numerosas actividades ilícitas
procedía del Tesoro público, básicamente del desvío
de fondos de Defensa al SIN, cuyo presupuesto oficial contemplaba una partida
para operaciones reservadas. Montesinos recibía cada mes de la Pagaduría
del SIN tres millones de dólares para fines no especificados.
El
asesor abrumaba a sus interlocutores con montañas de billetes para
exhibir su poder. En el caso de Eduardo Calmell del Solar, director del
diario Expreso, portavoz oficioso del fujimorismo, Montesinos llena
la mesa con dos millones de dólares en billetes pequeños
y empieza a contar los fajos. 'Uno, dos, tres, cuatro... dos millones!
¿Están de acuerdo?'. Por supuesto, todos se quedaban callados.
'Vamos a contar de nuevo', decía. 'El dinero lo tengo yo y ustedes
están a mi disposición', era el mensaje implícito
en la actitud de Montesinos.
El
último vladivídeo que ha salido a la luz hace dos
días ha provocado un nuevo escándalo. En la cinta se refleja
el cónclave convocado para el 13 de marzo de 1999 por la cúpula
militar a la que asistieron todos los generales y coroneles de las Fuerzas
Armadas. Los uniformados, la mayoría aún en servicio activo,
firmaron un acta de sumisión fraguada por Montesinos para garantizar
la impunidad de los militares responsables de violaciones de derechos humanos
y que participaron en el autogolpe de abril de 1992. El vídeo reproduce
los instantes en los que, uno a uno, generales y coroneles, estampan su
firma; entre ellos, el actual jefe del Ejército, Carlos Tafur.
En
otra cinta, Montesinos está reunido con los máximos jefes
de las tres ramas de las Fuerzas Armadas en noviembre de 1999. En un momento
de la conversación, el jefe del SIN da cuenta de sus planes para
perpetuarse en el poder: 'En la Fuerza Armada nuestro proyecto, que empezó
el año 90, es un proyecto de 15 a 20 años, es un plan de
largo aliento; porque, además, para que el país salga del
estado de postración, esto no se puede hacer en 5, 10, ni 15 años...
Han pasado 10 años y aquí no nos preocupa el tema del 2000,
nos está preocupando el 2005, la continuación'.
Junto
a las maniobras políticas, algunos jefes militares aparecen comprometidos
en graves delitos, como el caso del general Víctor Malca Villanueva,
ex ministro de Defensa, que se embolsó unos 17 millones de dólares
con la adquisición de material militar cuando el conflicto armado
con Ecuador y la adquisición de aviones Mig a Bielorrusia. El general
fue denunciado el viernes por traición a la patria y podría
ser condenado a cadena perpetua.
'La
cúpula militar aparece como una banda de rufianes, de gánsteres
que aprovechan el poder para hacer negocios con narcotraficantes, para
contrabandear armas, para desguarnecer al Ejército al comprar armamento
obsoleto que pagan como nuevo para embolsarse millones de dólares',
dice Mario Vargas Llosa.
La
élite empresarial de Perú también aparece en los vídeos.
Dionisio Romero, el primer empresario del país y presidente del
Banco de Crédito, sale en un vídeo con Montesinos en el SIN.
Al igual que Eugenio Bertini, gerente general del Banco Wiese-Sudameris,
que da consejos de cómo mover cuentas al exterior. Al despacho del
asesor no sólo acudían empresarios peruanos. La Procuradoría
investiga una presunta visita de Andrónico Luksic, jefe del poderoso
grupo económico chileno con intereses en Perú. Hay fundadas
sospechas que señalan que el empresario llegó a Lima en su
jet
privado y, sin pasar el control de Migraciones, fue trasladado directamente
a las dependencias del SIN para reunirse con Montesinos, que resolvió
las trabas para la construcción de una fábrica de pasta en
Chorrillos.
Los
vladivídeos
han provocado el descrédito de los políticos de todo el espectro,
que pasaron, sumisos, por las oficinas del doctor. Luis Bedoya de
Vivanco (alcalde de Miraflores) aparece en una cinta recibiendo 15.000
dólares para la campaña del PPC, el partido de la candidata
presidencial Lourdes Flores. Agustín Mantilla, antiguo ministro
del Interior del Gobierno aprista de Alan García, cobró 30.000
dólares. El congresista Ernesto Gamarra, del Frente Independiente
Moralizador y miembro de la comisión que investiga la corrupción,
recibió 3.000 dólares de Luis Venero, hermano de un testaferro
de Montesinos.
Hasta
ahora sólo se ha difundido un vídeo del soborno de un congresista
tránsfuga, el de Alberto Kouri, pero EL PAÍS ha podido confirmar
la existencia de 14 cartas firmadas con nombre y apellidos por otros tantos
parlamentarios que rompieron todo vínculo con su anterior fuerza
política y proclamaban su lealtad al grupo parlamentario fujimorista.
Los tránsfugas percibían cantidades que llegaban a los 30.000
dólares mensuales más una entrega inicial de otros 30.000.
Con estos nuevos topos y adherentes procedentes de la oposición,
Montesinos diseñó una estrategia para manejar a su antojo
el Congreso y manipular las votaciones.
Chantaje
a la prensa
El
chantaje y control de los medios de comunicación a través
de la extorsión fue la norma de comportamiento fujimorista. Montesinos
compró a dueños y directores. Salvo poquísimas excepciones,
como el diario La República, la revista Caretas
y alguna emisora de radio, el régimen copó la práctica
totalidad de canales de televisión, excepto Canal N (por cable).
Expropió Canal 2 a su propietario Baruch Ivcher y lo entregó
a los hermanos Winter, accionistas minoritarios. La posterior recapitalización
del canal, con la emisión de nuevas acciones, costó cerca
de 17 millones de dólares procedentes de las arcas del Estado. Uno
de los vladivídeos muestra a Montesinos haciendo entrega
de una bolsa repleta de dinero a José Francisco Crousillat, dueño
de Canal 4, y en animada conversación con el empresario televisivo
y el banquero Eugenio Bertini para arreglar las deudas del canal. En otra
cinta, el jefe del SIN entrega 50.000 dólares a Julio Vera Abad,
principal accionista de Canal 9, para que suspenda el programa que conduce
la periodista Cecilia Valenzuela. Logró su objetivo. Uno de los
vídeos que provocó mayor escándalo es el de Calmell
del Solar, que recibe nada menos que tres millones de dólares para
el Canal 10 (cable) y el diario Expreso.Montesinos se valió
de la llamada prensa chicha (sensacionalista del peor gusto)
y de su mandamás Augusto Brezani para sus campañas de desprestigio
barriobajero contra la oposición. El jefe del SIN pagaba 3.000 dólares
(medio millón de pesetas) por la portada de cada uno de los cinco
diarios de la prensa chicha, con lo que el coste total era
de 15.000 dólares diarios. |