FIETTA JARQUE,
Madrid
sus actuaciones en España (U. Martín). |
Muchas de las canciones de Guerra tienen un tono de humor y de ironía. En éste, su quinto álbum personal, empieza con una burla de la jerga informática en clave romántica, titulada Mi PC, con frases como "niña, te quiero decir que tengo en computadora un gigante de tus besos y un floppy de tu persona..., un monitor con tus ojos y un CD-ROM de tu cuerpo".
"Es un lenguaje que se está haciendo cotidiano y me pareció original hacer esa combinación", dice. "No soy muy diestro con las computadoras, pero me llamaban la atención las palabras que se usan. Le pregunté cómo usarlas a mis sobrinos, que dominan todo eso, y fui haciendo la relación con esta historia de amor".
Crítica social
El Niágara en bicicleta es el experimento narrativo al que se refiere Guerra. En él relata rítmicamente una curiosa historia de hospitales pobres con gracia y una sutil crítica social, que se manifiesta en contra de la deshumanización de la medicina.
"Esto pasa en todos lados", aclara. "En países desarrollados suceden también estas cosas. Aunque he hecho en otras oportunidades la denuncia de la situación de los hospitales en general, en esta ocasión preferí ponerle algo de humor y resaltar el aspecto humano. Quizá ésa sea la compensación. Mientras en los hospitales pobres hay más calor humano, en los grandes, por mucha tecnología que empleen, se ha perdido el trato con la persona".
En el aspecto musical de este tema también se toma libertades. "No es rap, porque en él hay inflexiones que desconozco, porque no soy rapero. Tiene ritmo de merengue, aunque con algo del drum bass, que usan los raperos. Es una fusión, sin perder el origen del merengue".
A Guerra le interesa el rap, pero hay aspectos que no le agradan. "Me gustaría que tuvieran algún mensaje. Hay muchos grupos muy buenos de rap en Norteamérica y me gustan, pero muchas veces hablan por hablar y no dicen nada".
La música de Juan Luis Guerra ha estado siempre orientada al baile, a la fiesta. Pero las baladas de este álbum tienen un tono más intimista. Incluso se atreve a cantarlas él solo con su guitarra.
"Yo empecé cantando con mi guitarra. Todas las canciones que compongo las hago así, a solas en mi estudio. Antes las hacía en el baño, pero ahora tengo mi estudio, donde me encierro a componer. Luego voy viendo qué ritmo les va mejor. No pienso desde un principio si va a ser un merengue o cualquier otro ritmo. Pero todas empiezan así: con voz y guitarra".
Guerra se formó como músico en la Universidad de Berklee (Boston), dominada por el jazz. En este álbum se acerca más a esos orígenes.
"El disco tiene varios invitados, como el trompetista Arturo Sandoval, que hace un solo genial en el merengue El primo. Ahí se ve mucho la influencia que tiene el jazz en mi música. Es un virtuoso. También se nota en el tema Vale la pena, en el que hace otro solo. Si te fijas, El primo tiene todo el corte de una big band. Eso fue lo que yo estudié, y estoy en mi salsa con esos arreglos tipo Count Basie, Duke Ellington".
La salida del disco coincide con la reciente tragedia de Centroamérica, y Juan Luis Guerra no ha querido perder la oportunidad de organizar para la presentación de su disco no sólo un gran concierto benéfico, el próximo día 12 en su país, sino que ha logrado que se sumen a él grandes artistas latinos, como Gloria Estefan, Carlos Vives, Shakira, Carlos Ponce, Jon Secada y Ángela Carrasco.
"Estamos muy agradecidos porque se hayan unido artistas tan importantes como éstos a esta causa. Ojalá se pueda hacer este concierto en dos o tres fechas, pero todavía no se sabe".
Los cambios en Juan Luis Guerra, de 41 años, no están sólo en su música. Su alejamiento de los escenarios y de los estudios estos años ha tenido razones económicas y espirituales.
La atención a las emisoras de radio y televisión que tiene en Santo Domingo y su devoción a la Iglesia evangélica a la que pertenece. Guerra dedica su nuevo disco a "Jesús, mi Señor, mi Salvador". "Tengo ahora una relación personal con el Señor Jesús. Cuando uno abre su corazón es cuando recibe al Señor, y yo antes no lo había aceptado. Yo necesitaba mucha paz, y con todo lo que había ganado y obtenido, no la tenía. Pero pude abrir mi corazón y llenarlo de paz, de una paz que no es del mundo, que es sólo circunstancial. Él me llenó de paz. Él lo llena todo".
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