El País Digital
Lunes
14 diciembre
1998 - Nº 955

Paramilitares y guerrilla dialogan directamente por primera vez en Colombia

PILAR LOZANO, Bogotá
"Voy a demostrarle que los dos sí cabemos en este país", le dijo Carlos Castaño, el más sanguinario de los jefes paramilitares, a Antonio García, jefe militar del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Es sólo una frase de un largo diálogo por radioteléfono que sostuvieron hace pocos días estos dos comandantes, hasta hoy enemigos irreconciliables, en este inmenso campo de batalla en que está convertida Colombia desde hace años.

En agosto pasado, el primero confesó que su objetivo inmediato era derrotar al ELN, la segunda guerrilla en importancia de Colombia. "Que vengan y nos recojan a cucharadas", le respondió Antonio García.

El hombre que logró este contacto, considerado por mucho como "histórico", fue el comandante Esteban, un guerrillero que jamás ha empuñado un arma; su oficio es ser ideólogo. Este hombre, considerado el "soporte filosófico" de los elenos lleva dos meses en calidad de prisionero de guerra de los paras. Según El Tiempo —diario que publicó los detalles de la charla, que fue interceptada por organismos de seguridad— Esteban debe estar preso en un campamento de la serranía de San Lucas al norte del país. Desde la trinchera donde Castaño dirige la feroz ofensiva para exterminar al ELN, se habría logrado el contacto con el comandante enemigo.

En la comunicación, que se dio en términos de comandante a comandante, y en la que Castaño utilizó un tono más conciliador, los dos interlocutores se sacaron los trapos al sol: el eleno insistió en que nada cambiará si los paras no modifican su política de masacres contra la población civil, y Castaño recordó que el ELN secuestra, extorsiona, vuela oleoductos y en alguna de estas acciones, como en el reciente caso de Machuca, dejan más de 70 campesinos pobres muertos. "Si ustedes no cambian nosotros no cambiamos", se dijeron mutuamente.

Pero al final se pusieron de acuerdo: el conflicto se está degradando y se está convirtiendo en una bola de nieve que arrasa todo a su paso. Los excesos se han cometido de lado y lado. Castaño, llevando la iniciativa, invitó al ELN a sentarse "civilizadamente a hablar". "La comunidad internacional no nos va a permitir que continuemos este conflicto como va", dijo.

La noticia de esta charla tiene asombrado al país. Unos —incluido el presidente Andrés Pastrana— la ven como una nueva esperanza de paz. Otros prefieren no hacerse demasiadas ilusiones y se limitan a percibirla como una simple "charla informal". Pero también hay quienes ven más allá: "Castaño está ganando la guerra y quiere tenderle la mano a su enemigo, antes de darle la última estocada, y a Antonio García le interesa ganar tiempo para bajarle la presión a sus derrotas", dice la revista Semana en la edición que empieza a circular hoy.

Aseguran también que los paras, al mostrarse tan condescendientes y conciliadores, parecen estar buscando una reivindicación social frente a la crueldad que han demostrado en sus últimas incursiones. Aunque el jefe paramilitar repitió una y otra vez que en las masacres que él orienta no caen jamás campesinos inocentes, pues todos sus muertos son "guerrilleros disfrazados de civil", terminó diciendo: "Si quiere le pido perdón a través de este medio, a todo el mundo, por algunos excesos que hayamos cometido".

[Veinte personas murieron ayer por "bombardeos indiscriminados" del Ejército en dos aldeas del municipio de Tame, en el departamento de Arauca, según la denuncia de una organización no gubernamental, informa Efe. La versión ha sido desmentida en declaraciones a la emisora Radionet por el comandante de la XVIII Brigada del Ejército, general Luis Barbosa, quien explicó que lo que se registran son combates entre la guerrilla y las tropas regulares desde el sábado.]

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