Colombia se enfrenta a la peor recesión del siglo mientras busca poner fin a la violencia
La crisis económica agranda la brecha entre ricos y pobres y dispara los índices de pobreza
PILAR LOZANO,
Bogotá
Los habitantes de un populoso barrio al sur de Bogotá han anunciado su determinación unánime: van a devolver sus casas a la entidad financiera que les otorgó el préstamo hipotecario con que las compraron. La mayoría ha perdido el empleo, las tasas de interés los tienen ahorcados, y no pueden hacer frente a los pagos. No es un hecho aislado. Crecientes sectores de Colombia se están viendo acosados por la fuerte crisis económica que padece este país de 40 millones de habitantes. "La peor recesión del siglo", señalan unánimes los expertos.
El país entero está en venta. Pero los bolsillos están vacíos y no hay con qué comprar. Las cifras lo dicen todo: la economía (Colombia siempre se ufanó de crecer a un ritmo del 5 % anual) apenas logró aumentar un 0,2% el año pasado y se espera que este año baje a cero. El desempleo llegó al 20%, la producción industrial se derrumbó 13 puntos, las exportaciones, 18 puntos; el comercio, incluso la venta de comida, está en bancarrota, cayó el consumo de energía y el sector financiero, como nunca antes, camina sobre una cuerda floja: los créditos vencidos se duplicaron, y están creciendo por encima del 80% mensualmente. Las pérdidas del sistema financiero sumaron en los dos primeros meses del año casi 300 millones de dólares.
La crisis ha agudizado la brecha entre ricos y pobres: empujó el índice de miseria al 35%, inusitadamente elevado para Colombia. La clase media, para muchos la más golpeada, "está pauperizada", según los analistas. Juguetes, vestuario, automóviles -las ventas bajaron un 63%-, tarjetas de crédito, Internet, vacaciones, teléfonos móviles, restaurantes y suscripciones a clubs engrosaron la lista de lo suntuario.
Y son muchas las familias que se han visto obligadas a dejar en veremos la educación de sus hijos. Los colegios privados libran una batalla jurídica para que se obligue a los padres morosos a pagar o se les autorice para no recibir a los estudiantes con pensiones vencidas.
Desobediencia cívica
Para evitar la "desobediencia cívica" convocada por los rectores, el Gobierno del conservador Andrés Pastrana anunció, el pasado martes, la creación de un fondo de alivio de 7 millones de dólares para ayudar a los padres deudores. En medio de este panorama de restricciones y apretón general de cinturón, la clase alta aumentó su tajada del pastel. El 3% de la población controla la mayor parte de la riqueza del país, según algunos estudios.
Dejando a un lado la corrupción -Colombia es el tercer país más corrupto del mundo-, y la violencia (los dos fenómenos le cuestan al país entre dos y tres puntos del PIB), los analistas señalan varias causas de la crisis. Jeffrey Sachs, según la revista Time uno de los economistas más importantes del mundo, estuvo en Colombia y dio su diagnóstico: con la apertura del sector financiero, a principios de los noventa, el país creció en una fiesta de créditos a manos llenas, "de la cual ahora sufren el guayabo".
Y su lista de causas incluye la bonanza petrolera, "responsable de revaluar el peso", la Administración de Ernesto Samper -anterior presidente, salpicado por un narcoescándalo- "abrió el grifo del gasto público subiéndolo en 9 puntos del PIB", la crisis internacional y fenómenos naturales como El Niño y el terremoto que arrasó con la zona cafetera a comienzos de este año.
Juan José Echavarría, director de Fedesarrollo, el centro de investigaciones económicas más importante del país, habla de un "pésimo manejo macroeconómico" en toda la década de los noventa que llevó a un crecimiento exagerado del Estado. En diálogo con este periódico, señaló también el crecimiento exagerado de salarios en este periodo, contrario a lo ocurrido en el resto de América Latina. El único que no resultó "favorecido" fue el salario mínimo; está en apenas 157 dólares al mes; de él vive el 60% de la población económicamente activa.
Las medidas de la actual Administración también han sido cuestionadas y se califican como "tímidas". Y culpan al presidente Pastrana y a su ministro de Hacienda de estar acobardados de asumir el costo político y social de las medidas drásticas que se requieren.
Otra salida es devaluar un 20%, según plantean algunas voces, o dolarizar la economía. Arturo Porzecanski, economista jefe para América del banco ING Barings, en un foro celebrado la semana pasada, sentenció: "Si tuviera que elegir dos villanos, estos serían el gobierno de Samper y el Banco de la República [central], por haber mantenido la maldita banda cambiaria por cuya defensa subieron las tasas de interés a niveles estratosféricos".
P.L,
Bogotá
Jorge y su esposa Gloria vivían cómodamente en Cali, tercera ciudad colombiana y sede de uno de los dos grandes carteles de la cocaína que ha tenido el país. Con lo que producían sus dos ferreterías podían darse todo tipo de gustos y satisfacer los caprichos de sus tres hijos: viajes a Miami, fincas, buenos colegios, caballos.
Hace dos años, la construcción se desplomó y con ella los lujos y sueños de Jorge, Gloria y cientos de caleños más. La familia vive hoy en dos cuartos y los hijos acuden a colegios oficiales.
La crisis particular de esta ciudad y la de la construcción -que registra un descenso de más del 40% a nivel nacional-, son claramente resultado de la nueva situación del narcotráfico, lo que abre el interrogantes de cómo la lucha contra el narcotráfico puede tener efectos colaterales no esperados.
"Siguen existiendo ingresos del narcotráfico, pero ya no están en el circuito legal productivo de los bancos, el comercio y la construcción (...); me parece que están invirtiendo en el exterior y tal vez acumulando dólares en efectivo", opina Edgar Ospina, catedrático de una universidad de Bogotá.
Para Juan José Echavarría, el director de Fedesarrollo, la ofensiva judicial contra los capos de la droga dispersó el control de negocio pero en conjunto el negocio se mantiene. La coca, cree, equivale a la producción del café, que representa el 30% de las exportaciones del país.
En lo que parece haber consenso es en la distorsión que generó el narcotráfico: "El trabajo no parece ser el que genera la riqueza. Los políticos ganan más que los ingenieros y los narcotraficantes más que los industriales y banqueros", afirma Salomón Kalmanovitz, miembro de la junta directiva del banco emisor.
Las salidas no están claras. Algunos consideran que en un año, Colombia empezará a ver la luz al final del túnel. Otros creen que aún falta lo peor: una terrible crisis financiera.
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