CARLOS ANDRÉS PÉREZ • EX PRESIDENTE DE VENEZUELA
"Hugo Chávez durará sólo
dos años más"
J.J.AZNÁREZ, Caracas
Carlos Andrés Pérez, en una imagen
tomada en su residencia en 1996 (Ap).
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Carlos Andrés Pérez, 77 años, dos veces presidente
de Venezuela (1974-79, 1989-93), anticipa la caída de actual jefe
de Gobierno, Hugo Chávez, en el plazo de dos años. El destino
enfrentó a estos dos notables protagonistas de la historia nacional
el 4 de febrero de 1992, día en que el coronel de paracaidistas
Chávez sublevó varios regimientos contra Pérez, entonces
presidente, considerado por el insurrecto como representante de la corrupción
imperante en cuatro decenios de bipartidismo. Chávez fue encarcelado
pero no cejó en su empeño de alcanzar el poder. ¿Y
quien va a echar a Chávez? "Eso ya lo veremos", responde Pérez.
Fracasó aquel cuartelazo pero el jefe rebelde finalmente ocupa
la Presidencia después de haberse impuesto en las urnas el pasado
año con un mensaje revolucionario. El socialdemócrata Carlos
Andrés Pérez, medio siglo en la política, no pudo
conseguir un escaño en las elecciones a la Asamblea Constituyente
del pasado 25 de julio y promueve un movimiento de oposición de
amplio espectro. En una entrevista con EL PAÍS asegura que el Gobierno
de Chávez acabará cercenando las libertades. Si se aprueba
finalmente la Constitución en proyecto, vaticina, el país
retrocederá a principios de siglo.
Pregunta. ¿Qué rumbo ha tomado Venezuela?
Respuesta. Lo más grave es que vamos hacia un rumbo desconocido.
La incertidumbre es el camino que hemos tomado. No podemos hoy definir
nada en concreto aunque sí decir, de manera categórica, que
estamos frente a un Gobierno militar que va a ir anulando totalmente las
grandes conquistas del pueblo venezolano.
Muy tajante ¿no?
Tan tajante como le digo.
¿Son las Fuerzas Armadas un bloque detrás de Chávez
o hay malestar entre las filas?
Ahí no hay ningún bloque. En las Fuerzas Armadas hay núcleos
de oficiales institucionalistas que están absolutamente en desacuerdo
con lo que está haciendo Chávez. Y en el manejo de la situación
colombiana hay una gran preocupación porque nos está metiendo
en un conflicto [la disposición de Chávez a reunirse con
las guerrillas colombianas ha irritado a Bogotá].
No parece muy optimista con respecto al futuro de su país.
Yo no veo muy largo el de Chávez. Yo creo que dos años
durará toda esta tremolina en que estamos metidos, después
Venezuela comenzará a levantarse, pero ya sin Chávez a la
cabeza.
¿Y quién le va a echar?
Eso ya lo veremos. No soy yo animador de golpes, ni de actitudes violentas,
pero esto es evidente que va a pasar.
La gente parece contenta, esperanzada.
No hay duda. Se ha apoderado una ceguera inconcebible de Venezuela.
Yo dije que los venezolanos harían presidente a Chávez alimentados
por el pan de la rabia [el agotamiento e irritación causadas en
la sociedad por los fracasos del bipartidismo de los últimos 40
años]. Ese pan de la rabia que amasó con tanta fruición
Caldera [ex presidente Rafael Caldera, democristiano, 1969-74, 1994-99].
La cantidad de disparates y errores que cometió fue lo que trajo
a Chávez a la Presidencia.
Se observa, sin embargo, que hay una diferencia entre el discurso
del presidente Chávez y los hechos. No ha disuelto el Congreso,
como se temía, ni tampoco la Corte Suprema.
Lo que pasa es que la indiferencia, la actitud del pueblo de Venezuela,
le han permitido amenazar sin tener que cumplir las amenazas. Se le rindieron
de antemano. Por esto, lo que sucedió con el Congreso es triste.
Es doloroso para uno la manera como reaccionó el Congreso frente
al problema creado por Chávez, se autodisolvió. No lo disolvió
Chávez, no tuvo necesidad porque se autodisolvió.
¿Le parece una actitud de debilidad?
Sí, fue debilidad, que es una palabra suave.
¿Observa una democrática toma de las instituciones?
La concentración de poderes es antidemocrática. Sin la
menor duda. Esto se parece mucho a lo que hizo Velasco Alvarado en Perú
[el general Juan Velasco Alvarado derrocó al presidente liberal
Fernando Belaunde en 1968, y abordó la reforma agraria y un programa
de nacionalizaciones: la compañías mineras, la banca, industrias
y servicios públicos. Fue derrocado a los siete años por
su compañero de junta, el general Francisco Bermúdez, que
convocó elecciones en 1980].
Cierto es que Venezuela necesitaba reformas muy radicales.
Hay que hacer reformas en todo los ámbitos. Cuando Chávez
se anunció como un reformador pues se le aceptó, pero si
sale su proyecto de Constitución será un retorno al pasado,
a comienzos de siglo. No hay absolutamente nada que nos presente la posibilidad
de reformas. En materia económica nos van a convertir en un Estado
proteccionista, entregado al control de la economía sin tener en
cuenta las nuevas realidades del mundo. En el campo social no encontramos
nada que nos satisfaga.
¿Tiene Chávez equipo para gobernar?
La tragedia es esa, que es un hombre en que, por sus propias peculiaridades
de carácter y temperamento autoritario, nadie tiene confianza. No
ha podido hacer un equipo. Tiene dos o tres personas que la gente más
o menos respeta, pero que se han adecuado.
¿Tampoco hay equipo económico?
No hay equipo económico en torno a Chávez. La situación
va a ser cada vez más grave a pesar de que el precio del petróleo
[la subida] le ha servido un poco de sustentación.
Usted imputa responsabilidades a Caldera en la irrupción del
fenómeno Chávez.
Caldera es el responsable absoluto y total de la situación que
está viviendo Venezuela. Eso lo digo con una absoluta tranquilidad
y con la seguridad de que no estoy exagerando.
¿Qué tenía que haber hecho?
Caldera, en primer lugar, conociendo lo que se estaba tramando no hizo
ningún esfuerzo por hacerlo saber; y, en segundo lugar, violando
las leyes venezolanas y sus propios deberes, sin que se hubiera producido
el juicio contra Chávez, sin condena, lo indultó. Todo es
producto del perdón de una pena.
La mayoría de sus compatriotas coincide en que los niveles
de corrupción en Venezuela eran ya intolerables.
No hay duda de que la corrupción existe. No es un hecho solamente
venezolano. Es de muchos países. No hay duda de que en este país
terminó un ciclo histórico y que se iniciaba otro, y que
hay que producir muchos correctivos, y que hay que pensar en cambios fundamentales.
Pero esto [la ruptura emprendida por Hugo Chávez] no nos abre el
camino para lograr esos objetivos.
El presidente acusa de todos los males a los partidos tradicionales,
Acción Democrática, socialdemócrata [con el que Pérez
alcanzó dos presidencias], y Copei, democristiano.
Los partidos son cascarones vacíos. Y esa es otra de las cosas
que hay que recrear en Venezuela, los partidos.
Y Chávez le ataca a usted como uno de los principales responsables.
Conmigo se ha metido poco. Cuando le dijeron que figuraba alto en las
encuestas pues él estuvo haciendo algunas alusiones a mí,
pero en general no se ha metido conmigo directamente.
¿Le sorprendió no salir elegido diputado en las elecciones
constituyentes del 25 de julio?
Sí, porque yo tengo en Táchira [Estado de Táchira,
donde nació Pérez] una posición privilegiada. Pero
es que aquí la gente no votó por nadie sino por unos números.
Nadie en Táchira, ni amigos, ni adversarios dudaba de mi triunfo.
Pero fíjese en lo que pasó.
Qué planes tiene. ¿Se retira de la política?
No me retiro. Yo tengo responsabilidades con este país. Seguiré
en la vida política sin ánimos de protagonismo, sin propósitos
de ocupar posiciones de conducción nacional, pero sí de contribuir
a sacar a Venezuela de esta gran tragedia en que se encuentra.
Se le sitúa detrás de un proyecto político nuevo.
Estoy apoyando no para crear un partido nuevo sino para crear un gran movimiento
de opinión democrática que en el futuro pueda transformarse
en partido. Porque aunque Acción Democrática y Copei son
cascarones vacíos, tienen ideas vivas que están en el sentimiento
de los venezolanos y mañana volverá a surgir un gran partido
socialdemócrata y un gran partido socialcristiano.
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