HUGO CHÁVEZ • PRESIDENTE DE VENEZUELA
"Soy el mismo de la boina roja y el fusil"
Hugo Chávez, durante un momento de
la entrevista, ayer, en Madrid (G. Lejarcegi).
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El presidente de Venezuela defiende en España su modelo de revolución
bolivariana y democrática, y anuncia que acudirá a la próxima
cumbre Iberoamericana de La Habana con la intención de convertir
la reunión en un éxito y con el propósito de jugar
al beisbol contra un equipo de Fidel Castro. Sobre el caso Pinochet
prefiere no pronunciarse para que no se le acuse de injerencia en los asuntos
internos de los tres Estados afectados.
ANTONIO CAÑO, Madrid
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lleva 20 días
dando vueltas por el mundo buscando dos cosas: respetabilidad para su atrevido
proyecto político e inversiones con las que financiarlo. Desde el
comienzo de la conversación, en la suite de un hotel madrileño,
se le nota resentido por la incomprensión de sus ideas en el exterior
y la superficialidad con que se le ha juzgado, pero también orgulloso
de lo que ha hecho hasta ahora y convencido de que está llamado
por la historia a transformar radicalmente su país. Se siente tan
fuerte en su papel de líder que intenta a toda costa repartir méritos
con sus compatriotas y recordar que es el pueblo el que está en
el poder. "Yo me puedo morir ahora, pero el proceso seguirá", advierte.
El proceso es su denominación preferida para referirse al cambio
que supuso su elección como presidente en diciembre de 1998. El
proceso es la reconversión del viejo sistema de dos partidos en
un nuevo régimen - "absolutamente democrático", insiste una
y otra vez- en el que se fomenten la honestidad y la participación
de los más humildes. En su esfuerzo por eliminar las sospechas de
que ese proceso sea, en realidad, la forma encubierta de un sistema autoritario,
Chávez echa mano en esta conversación de pensamientos de
Ortega, Rousseau, Montesquieu, Lincoln y, por supuesto, Simón Bolívar,
su única referencia ideológica. Pero su mejor argumento es
el rigor democrático con el que se ha cumplido hasta ahora su calendario
de cambios.
Hugo Chávez, de 45 años, es un hombre convincente que
demuestra en la conversación más prudencia de la que su fama
le atribuye. Ha destapado todas las vergüenzas de un sistema en crisis
y ahora pide confianza y tiempo para encontrar las soluciones. Su historial,
particularmente su participación en la sublevación militar
de febrero de 1992, obliga a mirarle con reservas. Pero Chávez intenta
hoy ofrecer razones para creer en su palabra. "Muchas cosas que se han
dicho sobre nosotros no tienen nada que ver con lo que está pasando".
Pregunta. Después de diez meses en la presidencia, usted
parece haberse ido acomodando a un discurso más moderado. Parece
que intenta usted disipar el miedo con que se le recibió. ¿Es
así?
Repuesta. Yo soy el mismo, el mismo que iba con la boina roja
y el fusil, el mismo de la campaña electoral, sólo que ahora,
en una nueva etapa. En este tiempo han pasado muchas cosas, muchas cosas
que algún día serán la admiración del mundo
entero. Creo que algún día habrá que aplaudir, no
a Chávez, sino al pueblo venezolano, un pueblo que tiene pasta de
libertadores, de soñadores, un pueblo igualitario, un pueblo que
vive sobre un territorio de enorme riqueza y que está en un 80%
de pobreza, un pueblo al que le robaron la vida durante 40 años
unos falsos demócratas que engañaron al mundo diciéndole
que en Venezuela funcionaba la mejor democracia de Suramérica y
era una gran mentira. Digo yo que habrá que ponerse de pie algún
día para aplaudir al pueblo nuestro, que ha sido capaz de encontrar
un camino para salir de una situación que en otros sitios y en otras
épocas provocó hasta guerras civiles.
Usted decía en 1992 : "No vamos a caer en la trampa del carnaval
electoral. En la Grecia antigua funcionaba bien la democracia y no había
partidos políticos". Tengo la impresión de que no opina lo
mismo ahora.
Usted sabe que es muy peligroso leer así, descontextualizando
todo. Usted está leyendo una cosa que quién sabe cómo
dije yo, en qué época, en qué contexto, con qué
razones. Yo he dicho que no creo en aquella democracia de aquellos partidos
políticos. Es que en Venezuela los engañaron a ustedes, al
mundo, durante mucho tiempo, una pila de bandidos, de ladrones, de inmorales,
que, hablando en nombre de una democracia, saquearon el país, lo
masacraron, lo humillaron. En esa democracia, de esos partidos, no creo,
nunca creí, el pueblo no creyó. Ahora estamos construyendo
otra democracia con otros partidos. Yo creé un partido que ahora
es el primero del país, el Movimiento V República, y para
eso pasamos tres años recorriendo el país, convenciendo a
la gente, recogiendo firmas. Yo sí creo en los partidos políticos,
siempre y cuando los partidos políticos sean expresión de
la sociedad democrática. Yo sí creo en la democracia de partidos,
pero no lo que en Venezuela se llamaban partidos. No es que yo haya ido
moderando mi discurso, es que mi discurso no puede ser el mismo cuando
estaba con la boina roja y un fusil que como presidente de la República
aquí, en Madrid.
¿ No teme usted acabar siendo absorbido por el viejo sistema?
No tengo ese temor. ¿Sabe por qué? Porque no se trata
sólo de un hombre. Si fuera yo solo sería fácilmente
absorbible. Pero no se trata de mí, se trata de un colectivo muy
grande, son millones de personas que han dicho basta y estamos construyendo
una época nueva. La fuerza que surgió es tan grande y el
pasado está tan debilitado, que es imposible que haya una absorción
de este movimiento.
¿No teme que todos esos millones acaben volviéndose
contra usted por la frustración de que no puedan cumplirse todas
sus promesas de cambio?
Eso puede ocurrir si hay una masa muy grande sin conciencia o con un
nivel muy bajo de conciencia. Pero si a algo nos hemos dedicado es a crear
conciencia en el país de que no hay milagros posibles, a crear conciencia
de que la situación del país está tan gravemente deteriorada
que para salir de ella va a hacer falta Dios y ayuda, va a hacer falta
el trabajo intenso de todos durante un tiempo. Fíjese que nosotros
ganamos las elecciones por el 57% y hoy las encuestas, que no hacemos nosotros,
dicen que nuestro nivel de apoyo está por el 80%; a pesar de que
no hemos hecho milagros, el desempleo sigue prácticamente igual,
la situación social sigue deteriorada terriblemente.
Ustedes están en plena fase de elaboración de una nueva
Constitución. ¿Da usted garantías de que esa Constitución
va a ser plenamente democrática?
¿Qué quiere usted decir?
Que si Venezuela va a tener una Constitución democrática.
Nadie debe tener ninguna razón para dudar de que el proceso constitucional
está orientado hacia un resultado que garantice la democracia. Por
supuesto que va a ser democrática. El proceso en sí mismo
es absolutamente democrático y ésa es la garantía
de que el resultado va a ser democrático. Porque, ¿qué
es democracia? Esto es como una fórmula matemática, y si
todos los signos son positivos, el resultado tiene que ser positivo.
No sería el primer caso de una persona elegida democráticamente
que no conduce un proceso democrático.
Pero aquí no se trata de una persona. Éste es un proceso
en el que el 92% de las personas acudieron a unas elecciones en las que
participaron hasta los indígenas, hasta los homosexuales, los partidos
políticos, los viejos, los nuevos, los gremios profesionales, en
una campaña con absoluta libertad de expresión y se abrió
un debate en el que se recibieron propuestas de todo el país y se
discutieron en público. Y para rematar el proceso democrático,
el proyecto que salga va a ser sometido a un referéndum.
¿Se ha mantenido usted al margen de ese proceso constituyente?
Tanto es así que llevo más de veinte días fuera
del país, en pleno proceso de debate vital.
La oposición se queja de que está usted construyendo
un régimen a su medida.
Cuando me habla de la oposición, ¿cuál es la oposición?
Supongo que los llamados partidos tradicionales.
No sólo tradicionales, los partidos de la corrupción,
los partidos que robaron al país, cuyos principales líderes,
o están fuera del país o están procesados por corrupción:
Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi, Luis Herrera Campins...
Ésa es la oposición, que, como último recurso, invoca
esto de la dictadura, de la tiranía, pero son voces moribundas,
son voces de ultratumba.
¿Es usted partidario de incluir en la nueva Constitución
la reelección presidencial?
Bueno, sí, en que se modifique la reelección. Actualmente
ya está permitida la reelección, sólo que después
de dos periodos intermedios. Y ése es el mecanismo nefasto que le
permitió al ladrón de Carlos Andrés Pérez robar
y robar en el primer Gobierno, irse con los bolsillos llenos de dólares
y, diez años después, volver con la cara bien lavada, con
mucho dinero, para lanzarse de nuevo a la reelección y llegar otra
vez a la presidencia a seguir robando. Ahora nosotros vamos a agregar algo
que creo que no existe en ninguna otra Constitución en ninguna parte
del mundo y que es algo más para una democracia profunda: el referéndum
revocatorio. Yo fui elegido para cinco años, pero si el año
que viene yo he fracasado rotundamente, bueno, el país me puede
quitar el mandato que me dio, porque ésa es la idea de la democracia.
Si usted se presenta a la reelección, de acuerdo a la nueva
Constitución, ¿sería su primer o segundo mandato?
Debe ser el segundo, por razones obvias.
Es posible que la incomprensión hacia su proyecto política
tenga algo que ver con su falta de definición como líder
político, ¿no cree?
Yo creo que eso es caer en una terrible simplificación, porque
no se puede evaluar un proceso por un solo hombre. Yo soy una consecuencia
de un proceso, y no su causa, yo no estoy como el que maneja ganado llevando
un rebaño por un carril. Como decía Bolívar, yo soy
una débil paja arrastrada por un huracán. Vean el huracán,
las causas del huracán, no la paja que va en el viento. Yo me puedo
morir ahora, pero el proceso seguirá.
Pero , ¿cuál es su definición política?
Yo tengo una trayectoria hecha y estoy definido políticamente.
Yo soy un revolucionario, pero un revolucionario demócrata, acoplado
a un momento y a una realidad. Ideológicamente, bolivariano. Yo
creo que cayó el límite entre izquierdas y derechas, creo
que cayó el muro de Berlín, cayó el sectarismo, creo
que hay que mirar el siglo XXI con nuevos retos ideológicos. Creo
que tengo una definición ideológica, pero autóctona.
¿Cuál puede ser su aportación a la pacificación
de Colombia?
Nosotros nos hemos puesto a disposición. Yo le he dicho al presidente
Pastrana, a él y a toda Colombia, que yo estoy dispuesto a hablar
donde sea, cuando sea y a hablar con quien sea si eso contribuye a buscar
un camino de paz. Y hemos conseguido muchas cosas. Por ejemplo, las conversaciones
entre el Ejército de Liberación Nacional y el Gobierno de
Pastrana estaban paralizadas, nosotros abrimos el territorio venezolano
y han comenzado a conversar de nuevo en Venezuela; ahora van a La Habana.
Yo he recibido en Caracas a representantes de la sociedad venezolana y
he enviado representantes míos a la zona de distensión donde
está la guerrilla. Hemos hecho muchas cosas y hablaremos de otras
cosas que podemos hacer.
¿No le preocupa a usted la creciente implicación de
Estados Unidos en la situación militar en Colombia?
No, yo creo que el Ejército colombiano, como parte del Gobierno
colombiano, es absolutamente independiente para establecer relaciones en
la magnitud que ellos quieran con el país que ellos quieran. Nosotros
también tenemos relaciones militares con Estados Unidos, hay misiones
militares que van a Venezuela, hacemos ejercicios conjuntos. No, no nos
preocupa nada.
¿Apoya usted la causa del juez Garzón contra Pinochet
o cree que Pinochet debería ser juzgado en Chile?
Como yo pido respeto para Venezuela y soy partidario de lo que llamamos
la autodeterminación de los pueblos y la soberanía, he decidido
no pronunciarme sobre el caso Pinochet. Eso es algo que afecta a
tres Estados, a tres sistemas jurídicos, y lo que yo diga puede
interpretarse como una injerencia en los asuntos de esos tres Estados.
¿Le ha pedido a usted Chile que no participe en la cumbre
de La Habana en solidaridad con su posición?
¿A quién, a mí? No .
¿Usted tiene previsto acudir?
Sí, claro. Eso va a ser un gran éxito. Yo tengo previsto
incluso jugar al béisbol en La Habana. Yo llevo un equipo de béisbol
y voy a pichear allá.
Usted se refirió una vez a Aznar como uno de los primeros
presidentes que habían comprendido su proceso. ¿Cómo
es su relación con él ?
El presidente Aznar tuvo la deferencia de llamar para felicitarnos el
día de nuestro triunfo presidencial. Yo le agradezco mucho su posición
como amigo y como jefe de Estado de un país al que queremos mucho.
De Manila a Madrid por cortesía del emir
de Qatar
AGENCIAS , Madrid
El presidente venezolano, Hugo Chávez, no llegó a Madrid
a bordo del avión oficial que lo ha llevado por varios países
asiáticos las últimas dos semanas. El aparato tuvo una avería
en el tren de aterrizaje al despegar de Manila (Filipinas) que le impedía
viajar hasta España. Pero Chávez llegó y, sorprendentemente,
lo hizo en un avión prestado por el emir de Qatar.
Una vez en Madrid, y antes de las reuniones que tendrá hoy con
el rey Juan Carlos, con los principales partidos políticos españoles
y con empresarios, Chávez dedicó la jornada de ayer a la
comunidad venezolana y a Simón Bolívar, el libertador de
Venezuela, a quien rindió un homenaje frente a su estatua. Para
la cena tenía reservado un menú especial. En la mesa, José
María Aznar y Andrés Pastrana, presidente de Colombia.
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