Imparable 'poder' latino en EE UU
Los hispanos son casi tantos como los afroamericanos,
y los asiáticos crecen mientras la población blanca decae
JAVIER VALENZUELA , Washington
Si es cierto que el mundo vive cada vez más al estilo norteamericano,
también lo es que Estados Unidos refleja de modo creciente la diversidad
de las razas que cubre el planeta. La población de la superpotencia
es ahora menos blanca y más multirracial y multicultural que a comienzos
del año 1990, según los datos difundidos esta semana por
la Oficina del Censo nacional. Destacan en esta década el vigor
migratorio y demográfico de las comunidades de habla hispana, a
punto de superar a la afroamericana como primera minoría del país,
y asiática.
El vicepresidente Al Gore y la primera dama, Hillary Clinton, fueron,
en la noche del martes, las estrellas invitadas de la gala del Caucus Hispano
del Congreso, celebrada en un hotel de la ciudad de Washington. En esa
gala, organizada por los parlamentarios de origen hispano, Gore, como ya
es habitual en él, pronunció unas palabras en castellano.
Y Hillary intentó borrar la mala impresión producida entre
los hispanos por su oposición al indulto presidencial concedido
a independentistas puertorriqueños.
Para Gore y Hillary cortejar a los hispanos es ya una prioridad política.
Ambos se presentarán a las elecciones del próximo año;
el primero, como aspirante demócrata a la Casa Blanca, la segunda
buscando un sillón en el Senado por Nueva York. Y el voto hispano,
considerado hace apenas unos años el "gigante dormido" de la política
norteamericana, será decisivo en el año 2000. George Bush,
el principal candidato republicano a la presidencia, también lo
sabe, y no hay acto en que el actual gobernador de Tejas no exhiba con
profusión sus conocimientos de la lengua de Miguel de Cervantes.
En Estados Unidos había censados 22,3 millones de hispanos en
el año 1990, pero esa cifra había aumentado el pasado mes
de julio hasta 31,3 millones, lo que supone un espectacular salto del 35%.
En términos porcentuales, los hispanos, un concepto cultural
que incluye tanto blancos como negros siempre que sus raíces provengan
de alguno de los países latinoamericanas, eran el 9% de la población
estadounidense a comienzos de esta década. Ahora son el 11,5%, lo
que les sitúa casi en igualdad de condiciones que los afroamericanos,
los negros de origen africano y lengua inglesa, tradicionalmente la primera
minoría del país.
La población afroamericana, descendiente de los esclavos que
llegaron de África, también ha incrementado en esta década
su presencia en el mosaico estadounidense, pasando de 29,2 millones (el
11,8% del total) a 33,1 millones (12,1%), lo que supone un ascenso del
13%. Pero la espectacular velocidad del crecimiento hispano, debida no
sólo a una alta natalidad, sino a la constante llegada de amplios
contingentes migratorios, hace que Larry Sink, funcionario de la Oficina
del Censo, calcule que esta comunidad puede convertirse en la primera minoría
del país en el año 2004, un futuro más que inmediato.
Estados Unidos no sólo es más negro y más hispano
que en 1990, sino también más asiático. Los procedentes
del otro lado del Pacífico rivalizan con los hispanos en su empuje
por hacerse un hueco en el país que rige los destinos del planeta.
La población asiática ha crecido la espectacular cifra de
un 40% en esta década, pasando de siete millones (2,9%) a diez millones
(4%).
Para desesperación del Ku Klux Klan, la Nación Aria y
otros grupos ultraderechistas, el componente de blancos de origen europeo
es proporcionalmente menor ahora que al inicio de esta década. La
Oficina del Censo registraba un total de 188,3 millones de blancos en 1990,
y registra ahora 196,1 millones. Eso significa un descenso, en términos
relativos, desde el 75,7% al 71,6%.
Esta evolución de EE UU hacia una sociedad más multirracial
y multicultural, una de cuyas manifestaciones es la incorporación
del castellano a la vida del país como segunda lengua tras el inglés,
tiene raíces económicas. La prosperidad económica
de los noventa ha obligado a Estados Unidos a abrir sus puertas a la inmigración.
Hoy, 25,3 millones de personas, casi uno de cada diez estadounidenses,
nació en el extranjero. Para encontrar semejante porcentaje hay
que remontarse a 1850, la infancia del coloso norteamericano.
"Pero si la inmigración era esencialmente europea a mediados
del siglo pasado", dice Robert Perkins, demógrafo de la Oficina
del Censo, "Asia y América Latina son hoy las grandes reservas de
futuros estadounidenses". |