Los sandinistas admiten por primera vez que organizaron el asesinato del dictador Somoza
El ex jefe de los servicios secretos nicaragüenses revela su implicación en el atentado de 1980
FERNANDO GOITIA,
Managua
Los servicios secretos del Gobierno sandinista organizaron, planificaron y dirigieron el asesinato del último dictador de la dinastía Somoza, Anastasio Somoza Debayle, que murió en su exilio de Paraguay alcanzado por un cohete que destruyó su coche blindado en 1980. Así lo reconoció este lunes el jefe de la Seguridad del Estado durante la revolución sandinista (1979-1990), el coronel recientemente retirado Lenín Cerna. Aunque siempre se sospechó que el Estado nicaragüense estaba detrás del asesinato, es la primera vez que un responsable sandinista lo admite en público.
En una entrevista concedida a Radio Ya, la emisora sandinista de mayor implantación, Cerna reveló que el argentino Enrique Gorriarán Merlo, jefe del comando de guerrilleros latinoamericanos que el 17 de septiembre de 1980 lanzó un cohete contra el automóvil blindado del último de los Somoza en Asunción, era un agente de la extinta Dirección General de la Seguridad del Estado (DGSE) nicaragüense.
"El brazo del pueblo llegó hasta Paraguay". Así interpretó Cerna el atentado contra Somoza tras convertirse en el primer líder del FSLN, casi veinte años después, que admite la participación del aparato de inteligencia de la época en aquella operación, calificada por el coronel retirado como "ajusticiamiento" y atribuida oficialmente, hasta la fecha, al grupo de guerrilleros suramericanos al mando de Gorriarán.
Humberto Ortega Saavedra, entonces jefe supremo del Ejército y hermano del presidente Daniel Ortega, aseguró en aquella época que "Nicaragua le agradecía a los compañeros suramericanos por un hecho de estricta justicia, porque los sandinistas somos hombres de justicia, no de venganza".
Las declaraciones de Cerna se enmarcan dentro de una estudiada estrategia de retorno a la escena política y de apoyo al líder sandinista Daniel Ortega. El pasado domingo, en una asamblea de cuadros departamentales a la que acudieron más de 2.500 fieles sandinistas, Cerna regresó a la militancia del FSLN nueve años después de su retiro para ocupar un cargo de asesor del Ejército de Nicaragua, en el gobierno de Violeta Chamorro (1990-1996).
Cerna regresa al FSLN porque allí se inició "como luchador por la paz", y porque no olvida "a los muertos ni la fe en la victoria del pueblo", dijo el coronel retirado.
El coronel Cerna dejó el Ejército hace poco menos de un mes en el marco de una depuración de mandos sandinistas que promete un nuevo marco de relaciones entre Ejército y poder civil. Pero la retirada de Cerna, lejos de tomarse como un golpe a la vieja guardia del FSLN, está sirviendo para la recuperación política del ex presidente Daniel Ortega, quien en los últimos días ha retomado viejas consignas de la revolución para intentar esquivar las críticas de los sectores del Frente que promueven una renovación del partido.
Ortega aprovechó el anuncio del retorno de Cerna al FSLN para dar el pistoletazo de salida para las elecciones municipales del próximo año, cosa que fue secundada por el coronel al afirmar que llegaba al FSLN para "trabajar por la victoria en las elecciones municipales del próximo año y en las presidenciales del 2000".
Cerna, fiel exponente del sector duro del FSLN, y la DGSE afrontan la mayor parte de las 14.000 denuncias por violaciones de derechos humanos elevadas contra el gobierno sandinista ante organizaciones de derechos humanos.
El anuncio de su retirada del Ejército promovió las declaraciones del presidente de la Comisión Permanente de Derechos Humanos, Lino Hernández, quien sugirió la posibilidad de llevarlo a juicio.
Cerna señaló al término del acto del pasado domingo que todo lo que hizo al frente de la DGSE fue "en defensa de la revolución". "Si crímenes fueron defender la revolución sandinista, defender al pueblo contra los asesinos, contra los que asesinaron a nuestros hijos, a nuestros hermanos; si esos fueron crímenes, estoy dispuesto a asumir esos juicios", añadió.
En el mismo acto del domingo, Daniel Ortega advirtió que no permitirá que se acuse o dañe a Cerna. Ortega, presidente de Nicaragua en los años ochenta, dijo que "acusar al coronel Cerna es acusarme a mí".
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