Domingo 10 octubre 1999 - Nº 1255 |
INTERNACIONAL
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Argentina prepara su adiós al peronismo El candidato radical, Fernando de la Rúa, es el favorito en las encuestas para las presidenciales del día 24 FRANCESC RELEA , Santiago
Las pugnas internas del peronismo y 10 años en el poder han beneficiado
a la oposición. A dos semanas de las elecciones generales, pocos
dudan de que el próximo presidente de Argentina será Fernando
de la Rúa, lo que rompería el monopolio peronista de la última
década. La última encuesta electoral, publicada por el diario
Clarín , le da 11,1 puntos de ventaja en la intención
de voto en todo el país; 44,2% frente al 33,1% que obtendría
Duhalde. Otras encuestas apuntan una ventaja superior a los 15 puntos.
En la ciudad de Buenos Aires, de la que De la Rúa es jefe de Gobierno,
le otorgan una diferencia nada menos que de 40 puntos sobre su adversario.
Y la abrumadora distancia que establecen los sondeos sólo aporta
desinterés a la campaña.
Pero, ¿quién es el candidato que encabeza todas las encuestas?
Fernando de la Rúa nació en Córdoba el 15 de septiembre
de 1937. Casado y con tres hijos, es profesor de Derecho Procesal en la
Universidad de Buenos Aires. Entró en política muy joven.
A los 18 años se afilió a la Unión Cívica Radical
(UCR), y a los 26 formó parte del Gabinete de Arturo Illia entre
1963 y 1966. Senador y diputado, desde el 30 de junio de 1996 es el primer
jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires elegido, desde la fundación
de la ciudad, hace más de cuatro siglos. Poeta de joven e hincha
del Boca Juniors, preside el comité nacional de la UCR.
Se reprocha a De la Rúa su falta de carisma y su imagen de aburrido.
Hasta tal punto que en uno de los spots de la campaña electoral
alude directamente al tema: "Dicen que soy aburrido. Pues bien, se va a
acabar la fiesta para unos pocos, para los que andan con Ferrari...". "No
soy ningún aburrido. Pero no voy a admitir el jolgorio, la frivolidad,
la fiesta para unos pocos cuando tantos sufren", suele repetir en sus intervenciones.
Es la antítesis del caudillo que representa Carlos Menem, que durante
años ha sido amo y señor del peronismo. De la Rúa
no puede decir lo mismo en el radicalismo. En su propio partido hay políticos
más carismáticos que él, como Raúl Alfonsín.
Sus detractores le consideran lento de reflejos a la hora de tomar decisiones,
lo que le ha permitido cometer menos errores. "Nuestra sociedad condena
la corrupción, quiere que se termine y yo voy a terminar con ella".
De la Rúa ha hecho de la lucha contra la corrupción el caballo
de batalla de su campaña. Promete investigar con efectos retroactivos
los grandes escándalos de la época menemista como el contrato
IBM-Banco Nación, la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador violando
el embargo decretado por la ONU, o las irregularidades en la aduana. Pero
en los últimos actos electorales, el candidato de la Alianza para
la Educación y el Trabajo (coalición de la UCR y el Frepaso)
ha dado un paso más y ha amenazado con investigar al candidato peronista
y principal adversario, Eduardo Duhalde, que desde 1991 es el gobernador
de la provincia de Buenos Aires. "Hay que investigar todo en esta gestión",
advirtió recientemente. "Qué pasó con Duhalde en la
policía provincial, por qué nombró a un hombre que
había defendido a un delincuente". De la Rúa se refería
a Héctor Lufrano, exabogado del capo de una banda Luis Gordo
Valor, nombrado secretario de Seguridad, que presentó la dimisión
tras el escándalo que causó su designación.
"La base de la República es la ética y hay que hacer que
la gente recupere la confianza en el Estado, en la ley, en la justicia,
en los gobernantes. Es un cambio importante que precisa ejemplaridad, austeridad
y virtud, pero también habría que destacar las cosas buenas
que existen", ha dicho. Pero hasta ahora De la Rúa no ha conseguido
explicar qué va a cambiar en el terreno económico, lo que
vaticina continuidad de la convertibilidad peso-dólar, la espada
de Damocles de la economía argentina.
Si gana, no lo tendrá fácil. El Senado y la mayoría de las 23 provincias están en manos del Partido Justicialista; la Alianza está en minoría en la Cámara de Diputados, y la Corte Suprema está formada por jueces leales a Menem, quien podría llegar a convertirse en un peligroso líder de la oposición.
La Alianza obtuvo el 45,7% de los votos frente al 36,2% del Partido
Justicialista (PJ). La victoria fue especialmente contundente en la ciudad
y en la provincia de Buenos Aires y significó el despegue político
de Graciela Fernández Meijide, líder del Frepaso, que pronto
se situó, según las encuestas, en cabeza de las preferencias
electorales de los argentinos. Pero con las elecciones internas de la Alianza
llegó la sorpresa: Fernández Meijide (36% de los votos) fue
derrotada por De la Rúa (64%) para suceder a Menem.
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