El País Digital
Viernes
9 julio
1999 - Nº 1162

Menem cumple diez años en el poder en un momento de crisis económica y social

El 44% de los argentinos respalda al presidente

CARLOS ARES, Buenos Aires
Carlos Menem, se convirtió ayer en el primer jefe de Estado argentino que está 10 años consecutivos en el poder. Menem, de 69 años, asumió el poder el 8 de julio de 1989, cuando el radical Raúl Alfonsín abandonó seis meses antes su mandato debido a la grave situación social que atravesaba el país. En aquel primer mensaje ante la Asamblea Legislativa, Menem prometía "pulverizar la crisis" y cerraba su discurso con resonancias bíblicas: "Argentina, levántate y anda".

Diez años más tarde, después de la reforma constitucional pactada con la oposición, que le permitió ser reelegido en 1995 con más del 51% de los votos, Menem sigue logrando un 44% de apoyo en las encuestas, a pesar de que perdura desde hace un año una recesión económica que acerca nuevamente los índices de pobreza y de desempleo a sus récords históricos.

El llamado menemismo fue, en el primer periodo de gobierno, una aplanadora que arrasó inclusive con los principios del peronismo, el "movimiento nacional" inspirado por el general Juan Domingo Perón (que gobernó nueve años, tres meses y nueve días de 1946 a 1955) y del que surgió el Partido Justicialista. La alianza estratégica del caudillo conservador de provincias con el liberalismo dominante entre los grupos políticos y económicos de Buenos Aires dio como resultado una formidable maquinaria de poder que, contra la débil oposición del Partido Radical y de los propios dirigentes peronistas, logró imponer a mansalva el plan de liquidación de los bienes del Estado.

Tras padecer dos picos de hiperinflación, el primero sobre el fin del Gobierno de Alfonsín y el segundo en el primer año de gobierno peronista, el llamado Plan de Convertibilidad, basado en la ley que estableció la paridad del peso argentino con el dólar, redujo la subida de los precios a índices comparables con los países más desarrollados. En el mensaje que dirigió anoche al país, el presidente Menem recordaba que: "La estabilidad monetaria y la confianza internacional trajeron inversiones externas a un país que antes era ignorado por irrelevante". La moneda, rebautizada como Austral, como el plan económico que intentó aplicar el Gobierno radical, volvió a llamarse peso argentino.

A finales de 1990, Menem firmó los decretos de indulto a los ex comandantes de la dictadura militar y jefes guerrilleros condenados por secuestros, asesinatos, torturas, robos, violaciones y por la desaparición de miles de personas. Pocos días antes ordenó reprimir la que sería la última rebelión de los militares carapintadas, una operación que costó 21 muertos. Entre 1992 y 1995 -en la plenitud del poder de Menem y del superministro de Economía, Domingo Cavallo-, el país recibió más de 30.000 millones de dólares en inversiones y creció a un ritmo regular de entre el 5% y el 7% anual.

La decadencia comenzó un año después de la reelección, cuando se partió el eje Menem-Cavallo por las desmesuradas ambiciones políticas de ambos. La propuesta delirante de los llamados ultramenemistas en el poder por conseguir nuevamente una reforma de la Constitución, una vía legal que le permitiera a Menem postularse nuevamente para un tercer mandato, fracturó la alianza. "Dejó de gobernar hace tres años, agotó sus energías en el vano empeño de otra reelección", opina Mariano Grondona, uno de los analistas políticos más reconocidos en Argentina.

La economía en crecimiento, pero excesivamente dependiente de las inversiones externas, no pudo soportar los duros golpes de las sucesivas crisis financieras en México, en Asia y en Brasil. La recesión lleva ya un año y los expertos estiman que podría prolongarse todavía por siete meses más. La tasa de desempleo, que había descendido del 18% al 11,5%, retrepó ahora nuevamente al 15%.

El déficit fiscal de este año será cercano a los 8.000 millones de dólares, y el Estado ya no tiene nada para vender. La quiebra de pequeñas y medianas empresas no cesa, el plan económico ultraliberal deja un tendal de desaparecidos de todo registro oficial, la economía sumergida crece. Anoche, cuando concluyó su mensaje, Menem decía: "Estamos hechos de porvenir, hacia allí nos dirigimos juntos, nada nos dejará sin esperanzas".

El último conflicto

EFE, Buenos Aires
Los camioneros argentinos reanudaron ayer sus actividades paralizadas durante tres días, al prorrogarse el pago de un impuesto que se negaban a abonar, un aplazamiento que ha suscitado una polémica en la clase política. El ministro del Interior, Carlos Corach, anunció que la policía advierte que se ha normalizado el transporte de carga en las rutas donde había piquetes, que se oponían a pagar el impuesto a los vehículos para financiar un aumento salarial a los docentes públicos.

Sin embargo, los empresarios de la industria agrícola advirtieron que el sector tardará por lo menos una semana en retomar el ritmo de sus actividades productivas, a raíz de la falta de materias primas que se produjo durante los tres últimos días. El sector ganadero tampoco podrá realizar transacciones de compra y venta hasta el próximo lunes, y las gasolineras esperan superar la falta de abastecimiento en las próximas 48 horas.

El gobernador de la provincia de Buenos Aires y candidato presidencial del gobernante Partido Justicialista, Eduardo Duhalde, advirtió que si gana las elecciones del próximo octubre los transportistas estarán obligados a pagar este año el impuesto, aunque prometió promover su posterior eliminación.

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