El País Digital
Martes
9 febrero
1999 - Nº 1012

La memoria de la guerra, en Internet

En España, los historiadores intentan recuperar la memoria de los vencidos en la contienda civil a través de la red

LUIS PRADOS / IGNACIO CEMBRERO

Desfile de voluntarios de la CNT en Barcelona
en agosto de 1936. La imagen ilustra
la página web la asociación Archivo Guerra
y Exilio (A. Centelles).
Braulio Heras. Soldado raso. Muerto el lunes 8 de mayo de 1945. Enterrado en el cementerio de guerra de Phalerion, en Atenas". A la entrada al monumento a los 3.000 soldados del Imperio Británico caídos durante la liberación de Grecia, Creta y Yugoslavia en la II Guerra Mundial figura esta inscripción en griego antiguo y en inglés: "Nosotros, que combatimos por la libertad de Grecia, yacemos aquí en gloria imperecedera".

Esta breve información sobre este ex combatiente republicano español no se encuentra en la página de Internet de ninguna institución española. Figura, en cambio, desde el pasado noviembre en la de la Comisión de la Commonwealth de Tumbas de Guerra (www.cwgc.org), que ha colocado en la red una lista nominal de 1,7 millones de muertos bajo bandera británica durante las dos guerras mundiales. Sus páginas son ya las más visitadas por los internautas del Reino Unido y de sus ex colonias, por delante de las de Diana de Gales. En ese enorme cementerio virtual los británicos buscan a sus antepasados.

Una información sobre un soldado español no disponible en nuestro país, que gracias a Internet recupera su honor y su memoria. Pero una guerra civil nada tiene que ver con un conflicto mundial, ya que, como hace muchos años escribió Manuel Vázquez Montalbán, en España todo el mundo sabía el nombre del soldado desconocido. Humor negro para describir la realidad tanto tiempo presente de los "caídos por Dios y por España".

Ahora, al cumplirse el 60º aniversario del fin de la Guerra Civil, parece que ha llegado el momento de recuperar la memoria de los vencidos y quienes lo intentan saben que Internet es el medio idóneo para reunir una información tan dispersa como secuestrada.

A este fin, la asociación Archivo Guerra y Exilio, constituida en marzo de 1997, inaugurará una página en Internet a fines de este mes (www.age.tsai.es). Su contenido estará referido en una primera etapa a ofrecer documentación sobre los exiliados, los niños de la guerra, las brigadas internacionales y las víctimas de la represión franquista. Su directora, Dolores Cabra, subraya que la intención de la página es "servir de puente, de buzón, para el intercambio de información sobre el destino de las víctimas de la guerra entre supervivientes, investigadores y parientes", y no descarta en el futuro incluir la lista nominal de los represaliados por el franquismo en la posguerra. Una obra ingente en la que actualmente trabajan toda una pléyade de historiadores.

Uno de ellos, Mirta Núñez Díaz-Balart, ha logrado, por ejemplo, establecer recientemente la lista con nombres y apellidos de las 2.663 personas fusiladas, tan sólo en el cementerio del Este de Madrid (hoy de La Almudena), entre 1939 y 1944. Para ello tuvo que superar las dificultades impuestas por la burocracia de la justicia militar y hallar la clave que indicaba muerte por fusilamiento en los partes de enterramiento. Ésta era la vocal A, indicativa de Auditoría de Guerra. La cuestión no es baladí por cuanto las ejecuciones eran consignadas en los registros oficiales con eufemismos tales como "traumatismo por arma de fuego", "hemorragias múltiples" o "muerte violenta por causa desconocida". Mirta Núñez es partidaria de volcar los datos de su estudio en Internet, ya que la información que aportasen los familiares de las víctimas le permitiría ahondar en su investigación.

Otro historiador, Francisco Moreno, ha trabajado sobre la represión en Córdoba y elaborado un cuadro con las cifras de ésta en España. Los datos son escalofriantes. Sumando las cifras, más o menos completas, de 24 provincias y parciales de otras cinco, Moreno concluye que "ya están identificados 80.324 fusilados por la dictadura, cuando aún falta por estudiar media España".

Teniendo en cuenta que todavía falta información sobre las llamadas muertes irregulares y el maquis y que la mayoría de los estudios se detienen en 1945, Moreno eleva, en "una estimación por lo bajo", el número de víctimas por la represión franquista entre el inicio de la guerra y principios de los años cincuenta a 130.000 fusilados, "más del doble que la republicana" y, desde luego, muchísimo más alta que la admitida por los vencedores.

Las historiadoras Fernanda Romeu y Mercedes Yusta han trabajado sobre la represión del maquis con identificación de víctimas en Levante y Aragón, respectivamente. Sus conclusiones apuntan a que el movimiento guerrillero se extendió hasta 1952 y tuvo una dimensión, como ilustran los partes de incidencias diarias de la Guardia Civil, mucho más grande de lo que se sabía hasta ahora.

Tanto ellas como los otros historiadores consultados denuncian "la pesadilla que ha sido acceder a los archivos judiciales del Ejército, el hermetismo de la Guardia Civil, el lamentable estado de conservación de los expedientes y la dispersión de todas las fuentes de información referentes a la guerra civil".

Paliar en lo posible este último problema es el principal objetivo de la asociación Archivo Guerra y Exilio, que, en colaboración con el Ministerio de Cultura, promueve la creación de un Archivo General de la Guerra Civil en Salamanca. Dicho archivo se instalará en el Palacio de Orellana, un edificio actualmente en rehabilitación cercano al Archivo Histórico Nacional, sección Guerra Civil, que está previsto que sea inaugurado a fines de año.

Este proyecto, sin embargo, parece estar varado, según afirman varios historiadores. Severiano Hernández, director del Archivo y Biblioteca de la Universidad de Salamanca, opina que más práctico que albergar en un mismo lugar material muy diverso "es saber dónde se encuentra" y facilitar esta información con los nuevos medios electrónicos. En este sentido, la página en Internet del Archivo Histórico Nacional, sección Guerra Civil es decepcionante: los interesados apenas encontrarán algo más que el horario de autobuses para llegar al archivo.

En cuanto a la identificación de los muertos en estrictas operaciones militares durante la guerra civil y pese al esfuerzo recopilatorio realizado con motivo de la Ley de Pensiones de Guerra entre 1979 y 1981, aún queda mucho por hacer. Además de ser una información dispersa, no existe una serie documental completa ni sistematizada con nombres y apellidos de los caídos en combate. El Ministerio de Defensa, por su parte, no contempla por el momento ningún proyecto de volcar sus archivos en la red como su equivalente británico.

La iniciativa de la asociación Archivo Guerra y Exilio es sólo el comienzo de una tarea monumental que con el tiempo permitirá conocer historias como el trágico destino de Braulio Heras que encierra su breve epitafio en Atenas: Heras, originario de Córdoba, figura en la relación de republicanos españoles voluntarios del Queen's Royal Regiment alistados en El Cairo a comienzos de la II Guerra Mundial. Allí llegaría, como tantos republicanos, tras una odisea que les llevó de los campos de concentración franceses a Argelia, de aquí a Líbano y , finalmente, a enrolarse en las fuerzas británicas en Palestina. Tras luchar en Creta -¿sería uno de aquellos españoles que asombraron al escritor Evelyn Waugh por su habilidad para sobrevivir sobre el terreno en la caótica huida de la isla bajo fuego alemán en 1941?- fue capturado e internado en un campo de concentración en Alemania. Y, fatalmente, encontraría la muerte cuatro años más tarde en un bombardeo aliado, semanas antes de la liberación de sus compañeros de cautiverio. Honra a su memoria.

Los brigadistas en la red

Un terreno que permite más razones para el optimismo en las iniciativas para recuperar la memoria de la guerra es el relativo a los exiliados, los niños de la guerra y los brigadistas internacionales. La asociación Archivo Guerra y Exilio cuenta con 800 miembros y sedes en 18 países, y ha firmado acuerdos de colaboración con distintos archivos históricos de México, Rusia y Cuba. Sobre las Brigadas Internacionales existen ya algunas páginas en Internet, como la de los veteranos de la Brigada Lincoln (www.alba-valb.org), la Asociación de Amigos de las Brigadas (www.geocities.com/Athens/Troy/2630) y la del profesor Manuel Sanromá, entre otras. En ellas se pueden encontrar fotos, música, carteles e información de estudiosos y familiares de los voluntarios antifascistas. Además, está en marcha la próxima apertura de un centro de documentación sobre las Brigadas Internacionales en Albacete.

Es sólo un primer paso, al que seguirá en unos años la puesta en Internet de los archivos de la Komintern (1919-1943), con los expedientes de 98.000 delegados de la Internacional Comunista y documentación sobre el POUM (trotskista) y el PCE.

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