El País Digital
Martes 
28 diciembre 
1999 - Nº 1334
 
INTERNACIONAL
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Guantánamo no es Panamá 

Pese a la distensión en la base de EE UU en Cuba, se mantienen las medidas de seguridad 

MAURICIO VICENT, Guantánamo 
Guardias cubanos cierran uno de los accesos a
la base militar estadounidense
de Guantánamo (P. Ibarra).
La Base naval de Guantánamo es, con el Canal de Panamá, la primera y más famosa posesión militar norteamericana fuera de sus fronteras. En vísperas de la entrega del Canal a las autoridades panameñas, nada parece haber cambiado en relación a Guantánamo. "No sé si esta base será la primera de EE UU, pero espero que no sea la última". Quien así habla es el coronel Gamalier Estévez, jefe de las tropas de la Brigada Fronteriza cubana en Guantánamo. El coronel es un hombre de 50 años que habla con inusual soltura en un militar.

Antes de llegar a su oficina, he cruzado una posta militar donde un gran cartel proclama: "Trinchera de punta de vanguardia del socialismo en este continente". Desde ese momento, las consignas y eslóganes revolucionarios me acompañarán durante todo el viaje.

El coronel explica sobre un mapa cuál es la situación: la base naval ocupa una extensión de 117,6 kilómetros cuadrados, de los cuales el 49% son tierra firme, el 29% es zona pantanosa y el resto agua. La bahía, una de las mas grandes de Cuba, tiene 18 kilómetros de profundidad, de los cuales los primeros 9 kilómetros son norteamericanos y el resto, dice, es "territorio libre". En la parte norteamericana hay dos aeropuertos, un hospital, almacenes, radares y hasta playas.

"Hace algunos años había unos 7.000 norteamericanos, de ellos cerca de 3.000 eran militares. Hoy la cifra se ha reducido considerablemente. En total quedan 1.500 marines y unos 2.000 civiles. También se han llevado los tanques y los aviones de combate".

Cuba también ha reducido sus tropas. "La reducción es de aproximadamente el 30%", dice, sin dar cifras concretas, aunque es sabido que hace cinco años unos 13.000 soldados defendían el perímetro militar cubano que rodea la base.

Cerca del cuartel general del coronel está el hotel Guantánamo, el único de la ciudad. En su recepción, frente a un bar donde se venden refrescos en dólares, hay dos murales. Uno describe un rosario de afrentas realizadas por los marines norteamericanos. El segundo ofrece un tour peculiar. Su nombre es Mirador de Malones: Paisaje de Fronteras. Por un módico precio en divisas este recorrido propone un paseo por la zona defensiva cubana hasta el citado mirador, un montículo de 320 metros de altura situado cerca de la base, ya en zona militar, desde donde se observa esta singular frontera de 44 kilómetros de cerca metálica, donde se halla el campo minado más grande del mundo.

El compañero Peter es el encargado del tour. "El precio del paseo son cinco dólares y lleva incluido un cubalibre". El año pasado 2.000 turistas subieron a Malones. Éste deben hacerlo más de 3.000 extranjeros. La observación es de cajón: si por cinco dólares uno puede entrar al perímetro defensivo cubano, con mojito incluido, y ambos ejércitos han reducido sus efectivos y dentro de la base no hay siquiera aviones de combate, quiere decir que las tensiones han disminuido.

El coronel Gamalier Estévez Crespo confirma este extremo al explicar los motivos de la retirada de parte de las tropas cubanas. "El primero es puramente económico. El país ha de tener unas Fuerzas Armadas en correspondencia con su situación". "Antes", explica, "debido a la hostilidad norteamericana, estaban sobredimensionadas". El coronel afirma que ahora sus soldados cultivan la tierra y crían animales. "Nos autoabastecemos en un 80% de los alimentos que consumimos, excepto de arroz y azúcar".

Estévez dice que el segundo motivo para reducir la dotación de soldados cubanos es "la disminución de las tensiones con EE UU". "Después de la firma de los acuerdos migratorios de 1995 ya no hay provocaciones desde la base. Tampoco hacen allí maniobras militares ni se producen violaciones del espacio aéreo cubano".

El coronel asegura que la función de las tropas cubanas no es ofensiva, sino defensiva. "Nosotros nunca dispararíamos contra la base en tanto no hubiesen sido evacuados los civiles". A pesar de las reservas en admitir lo obvio, está claro que los soldados cubanos tardarían pocas horas en inutilizar o destruir las instalaciones militares de la base en caso de guerra. Pero esta hipótesis no parece preocuparle a nadie.

Está claro que la base no cumple ninguna función militar. Pese a eso ni Cuba piensa quitar las 70.000 minas que defienden su territorio, ni EE UU pretende devolver la base después del año 2000 como alguna gente piensa. 

Diez años sin disparos 

La última vez que marines norteamericanos dispararon sobre una posta cubana fue el 7 de diciembre de 1989, el mismo día en que los militares cubanos enterraban en la isla a los soldados caídos en la guerra de Angola.

Los cubanos, expertos en estadísticas, afirman que desde 1959 hasta esa fecha se produjeron 783 disparos de fusil desde la base norteamericana y se han hecho "1.555 ofensas verbales y gestos pornográficos".

"En total, como consecuencia de las agresiones provenientes de la base naval, fallecieron ocho cubanos y otros quince quedaron incapacitados", informa el mural del hotel Guantánamo. El mismo da cuenta de que de los 3.000 ciudadanos cubanos que trabajaban en la base en 1964, 1.560 fueron despedidos ese año y otros 1.300 quedaron sin trabajo en años posteriores. 
 

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