Guantánamo no es Panamá
Pese a la distensión en la base de EE UU en
Cuba, se mantienen las medidas de seguridad
MAURICIO VICENT, Guantánamo
Guardias cubanos cierran uno de los accesos a
la base militar estadounidense
de Guantánamo (P. Ibarra).
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La Base naval de Guantánamo es, con el Canal de Panamá, la
primera y más famosa posesión militar norteamericana fuera
de sus fronteras. En vísperas de la entrega del Canal a las autoridades
panameñas, nada parece haber cambiado en relación a Guantánamo.
"No sé si esta base será la primera de EE UU, pero espero
que no sea la última". Quien así habla es el coronel Gamalier
Estévez, jefe de las tropas de la Brigada Fronteriza cubana en Guantánamo.
El coronel es un hombre de 50 años que habla con inusual soltura
en un militar.
Antes de llegar a su oficina, he cruzado una posta militar donde un
gran cartel proclama: "Trinchera de punta de vanguardia del socialismo
en este continente". Desde ese momento, las consignas y eslóganes
revolucionarios me acompañarán durante todo el viaje.
El coronel explica sobre un mapa cuál es la situación:
la base naval ocupa una extensión de 117,6 kilómetros cuadrados,
de los cuales el 49% son tierra firme, el 29% es zona pantanosa y el resto
agua. La bahía, una de las mas grandes de Cuba, tiene 18 kilómetros
de profundidad, de los cuales los primeros 9 kilómetros son norteamericanos
y el resto, dice, es "territorio libre". En la parte norteamericana hay
dos aeropuertos, un hospital, almacenes, radares y hasta playas.
"Hace algunos años había unos 7.000 norteamericanos, de
ellos cerca de 3.000 eran militares. Hoy la cifra se ha reducido considerablemente.
En total quedan 1.500 marines y unos 2.000 civiles. También
se han llevado los tanques y los aviones de combate".
Cuba también ha reducido sus tropas. "La reducción es
de aproximadamente el 30%", dice, sin dar cifras concretas, aunque es sabido
que hace cinco años unos 13.000 soldados defendían el perímetro
militar cubano que rodea la base.
Cerca del cuartel general del coronel está el hotel Guantánamo,
el único de la ciudad. En su recepción, frente a un bar donde
se venden refrescos en dólares, hay dos murales. Uno describe un
rosario de afrentas realizadas por los marines norteamericanos.
El segundo ofrece un tour peculiar. Su nombre es Mirador de Malones:
Paisaje de Fronteras. Por un módico precio en divisas este recorrido
propone un paseo por la zona defensiva cubana hasta el citado mirador,
un montículo de 320 metros de altura situado cerca de la base, ya
en zona militar, desde donde se observa esta singular frontera de 44 kilómetros
de cerca metálica, donde se halla el campo minado más grande
del mundo.
El compañero Peter es el encargado del tour. "El
precio del paseo son cinco dólares y lleva incluido un cubalibre".
El año pasado 2.000 turistas subieron a Malones. Éste deben
hacerlo más de 3.000 extranjeros. La observación es de cajón:
si por cinco dólares uno puede entrar al perímetro defensivo
cubano, con mojito incluido, y ambos ejércitos han reducido sus
efectivos y dentro de la base no hay siquiera aviones de combate, quiere
decir que las tensiones han disminuido.
El coronel Gamalier Estévez Crespo confirma este extremo al explicar
los motivos de la retirada de parte de las tropas cubanas. "El primero
es puramente económico. El país ha de tener unas Fuerzas
Armadas en correspondencia con su situación". "Antes", explica,
"debido a la hostilidad norteamericana, estaban sobredimensionadas". El
coronel afirma que ahora sus soldados cultivan la tierra y crían
animales. "Nos autoabastecemos en un 80% de los alimentos que consumimos,
excepto de arroz y azúcar".
Estévez dice que el segundo motivo para reducir la dotación
de soldados cubanos es "la disminución de las tensiones con EE UU".
"Después de la firma de los acuerdos migratorios de 1995 ya no hay
provocaciones desde la base. Tampoco hacen allí maniobras militares
ni se producen violaciones del espacio aéreo cubano".
El coronel asegura que la función de las tropas cubanas no es
ofensiva, sino defensiva. "Nosotros nunca dispararíamos contra la
base en tanto no hubiesen sido evacuados los civiles". A pesar de las reservas
en admitir lo obvio, está claro que los soldados cubanos tardarían
pocas horas en inutilizar o destruir las instalaciones militares de la
base en caso de guerra. Pero esta hipótesis no parece preocuparle
a nadie.
Está claro que la base no cumple ninguna función militar.
Pese a eso ni Cuba piensa quitar las 70.000 minas que defienden su territorio,
ni EE UU pretende devolver la base después del año 2000 como
alguna gente piensa.
Diez años sin disparos
La última vez que marines norteamericanos dispararon sobre una
posta cubana fue el 7 de diciembre de 1989, el mismo día en que
los militares cubanos enterraban en la isla a los soldados caídos
en la guerra de Angola.
Los cubanos, expertos en estadísticas, afirman que desde 1959
hasta esa fecha se produjeron 783 disparos de fusil desde la base norteamericana
y se han hecho "1.555 ofensas verbales y gestos pornográficos".
"En total, como consecuencia de las agresiones provenientes de la base
naval, fallecieron ocho cubanos y otros quince quedaron incapacitados",
informa el mural del hotel Guantánamo. El mismo da cuenta de que
de los 3.000 ciudadanos cubanos que trabajaban en la base en 1964, 1.560
fueron despedidos ese año y otros 1.300 quedaron sin trabajo en
años posteriores.
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