![]() Martes 25 enero 2000 - Nº 1362 |
CULTURA
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Almodóvar
se gana al público estadounidense con su victoria en los Globos
de Oro
Los corresponsales en EE UU eligen 'Todo sobre mi madre' mejor película extranjera JAVIER DEL PINO, Washington
La Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood, que organiza
y entrega los Globos de Oro, no traicionó a la crítica ni
al público. Los asistentes a la gala en el Beverly Hilton de Los
Ángeles concedieron un gran aplauso a la película de Almodóvar
cuando los actores Alec Baldwin y Renne Zellweger leyeron la lista con
las cinco candidatas.
Cuando Almodóvar se dirigió hacia el escenario tuvo que
pararse a recibir los abrazos de Warren Beatty, Kevin Spacey y Robert de
Niro, mientras aplaudían en pie directores del calibre de Sydney
Pollack o Anthony Minghella. Como dijo Antonio Banderas en la fiesta posterior,
parecía más un homenaje a su carrera que un premio a un trabajo
concreto.
"Vean que feliz soy"
Y cuando Almodóvar cogió el micrófono, empezó
la fiesta. En una especie de spanglish acelerado, insolente y divertido,
el director español comenzó a soltar su habitual torrente
dialéctico sin que le importara lo más mínimo que
la audiencia tuviera que esforzarse por entenderle; la satisfacción
que transmitía tapaba los huecos lingüísticos y convirtió
ese momento en el mejor de la noche. Meryl Streep se desternillaba, Tom
Cruise y Jim Carrey le aplaudían sin parar y Billy Crystal le pedía
que siguiera hablando.
"No he preparado nada y no hablo inglés, así que da igual",
empezó diciendo Almodóvar. En medio de las risas, hizo una
concesión a la ternura: "Se supone que los sentimientos de los seres
humanos son fáciles de entender: mírenme y vean qué
feliz soy".
Sin parar de hablar, dio las gracias a su hermano Agustín por
acompañarle en su carrera y mencionó especialmente a dos
de sus actores, presentes en la sala: Penélope Cruz (que entra definitivamente
en el mercado estadounidense con la película que acaba de rodar
junto a Matt Damon) y Antonio Banderas, que presentó uno de los
galardones. "Y le estáis malcriando", declaró Banderas.
Sin ningún rubor explicó que, aunque odia las dictaduras,
es un tirano detrás de la cámara y que lo seguirá
siendo. "No como tú, Warren", le decía a Beatty sentado en
primera fila. Cuando en la pantalla del teleprompter los organizadores
le pedían que terminara su discurso, Almodóvar dijo, en su
inglés: "Como no hablo inglés, no sé lo que me dicen".
Los encargados de la pantalla le escribieron la palabra adiós para
que acabara, pero seguía hablando para regocijo de los asistentes.
Si Roberto Benigni se ganó al público el año pasado,
Almodóvar ha superado también ese listón. Hasta Harrison
Ford se le acercó para pedirle que le dé un papel en alguna
de sus próximas películas.
En la fiesta posterior Almodóvar reconoció que tiene esperanzas
de conseguir el Oscar: "Después de recibir el Globo de Oro he decidido
que voy a ir a la entrega de los Goya y a lo que venga por delante", aseguró.
Su distribuidora en EE UU, Sony Classics, insiste en que Todo sobre
mi madre puede ser no sólo candidata en los oscars a
mejor película extranjera sino quizá también a mejor
director, mejor actriz (Cecilia Roth) e incluso mejor película del
año. Las candidaturas se harán públicas el 15 de febrero.
Premio a 'American beauty'
Además, los Globos de Oro premiaron especialmente a American
beauty, un retrato despiadado del hundimiento de una familia media
estadounidense. Aunque sus protagonistas, Kevin Spacey y Annette Bening,
se quedaron sin premios, logró los galardones a la mejor producción
dramática del año, mejor dirección y mejor guión.
Como mejor comedia se escogió por primera vez una película
de animación, Toy Story 2. Jim Carrey se llevó por
segundo año consecutivo el premio al mejor actor por su papel en
Man on the Moon y Denzel Washington fue el mejor actor dramático
por su interpretación de un boxeador en The hurricane. La
actriz Hillary Swank ganó el Globo de Oro por su interpretación
desgarradora de una chica que quiere vivir como un chico en la América
profunda que describe Boys don't cry.
Como secundarios hubo premios para Tom Cruise (que rebajó su caché por trabajar en Magnolia, de Paul Thomas Anderson) y para una actriz de moda, Angelina Jolie, que comparte cartel con Wynona Ryder en Girl, interrupted. Más información:
MARUJA TORRES
Era Nueva York y era el estreno de Kika. Pedro Almodóvar
me citó en el hotel, antes del estreno, y después de hablar
un rato me invitó a compartir su limusina, camino de la sala. Dentro
de aquel cochazo inmenso, con un agujero en el techo que daba a los rascacielos,
íbamos, como mínimo, el director, Rossy de Palma, Bibiana
a la sazón Andersen y yo. A mí me dio el ramalazo Cenicienta
pos-príncipe y pensé que, de algún modo, éramos
un montón de freaks, cada uno en su estilo, y que en otro
mundo habríamos sido condenados a la hoguera. Y allí estábamos,
pequeños reyes de Manhattan, por obra y gracia de la gracia inmensa
de un manchego nacido para ser único y, ello no obstante, ser reconocido
y apreciado por multitudes. Lo cual es una de las formas más sublimes
de la freakanidad, cuando se hace hermandad.
Al verlo recoger su Globe -gesta que ningún otro cineasta español
cumplió hasta el momento-, se me erizaron los pelos con un sentimiento
muy especial: el que produce el triunfo de los que se hicieron a sí
mismos desde la marginalidad y a favor de ella, mediante la originalidad
y el desafío. Pedro Almodóvar ganó este Globe, para
mí, el día en que me regaló, en una sesión
golfa, en Barcelona, la película por la que le conocí: Pepi,
Luci, Bom y otras chicas del montón. Que se lo hayan dado creo
que debe llenarnos de orgullo. Sobre todo a quienes creemos que hay otras
formas de hacer arte además de las académicas y ortodoxas,
y que hay vida más allá del recitado pomposo de Galdós.
Está siendo un año brutalmente fecundo para Pedro, en
materia de premios, y resulta aleccionador que los esté consiguiendo
por la más desmelenadamente sentimental de sus películas.
Algo querrá decir. A lo mejor resulta que tiran más dos tetas,
aunque sean de silicona, cuando debajo hay un corazón, que dos carretas
repletas de efectos especiales. Está Pedro, además, en muy
buena compañía. Tampoco American beauty es una película
fácil.
Esta especie de George Cukor a lo bestia, en el sentido de que es el
director que mejor aprovecha a las actrices con quienes trabaja, es también
un hijo del cine, un niño de las salas que le amamantaron junto
con la madre que recientemente perdió. Por eso creo que ahora, al
triunfar en Hollywood a lo grande, Almodóvar disfruta doblemente:
como ídolo y como chaval de cine.
¿Qué más te da, Pedro, si, este año, tampoco
te dan el jodido Goya?
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