La renuncia del candidato oficial convierte a Mejía
en nuevo presidente electo dominicano
La Junta Electoral proclama vencedor al socialdemócrata, a
pesar de no lograr la mayoría absoluta
JUAN JESÚS AZNÁREZ / ENVIADO ESPECIAL,
Santo Domingo
Abucheado mientras admitía su derrota en un hotel de Santo
Domingo, el candidato gubernamental a la presidencia de la República
Dominicana en las elecciones del pasado domingo, el centrista Danilo Medina,
renunció a la segunda vuelta porque hubiera sido derrotado de nuevo
y, probablemente, por mayor margen. El opositor socialdemócrata,
Hipólito Mejía, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD),
ganador de la primera ronda con el doble de votos que la suma de los obtenidos
por sus dos inmediatos rivales, es, pues, el presidente electo.
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Mejía abraza a la hija de Peña Gómez,
político opositor ya fallecido (Ap).
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"¡No, no!, ¡traidores!", protestó la militancia en el
acto convocado por Medina, contendiente del Partido de la Liberación
Dominicana (PLD). "Se ha impuesto la sensatez. Esto abre las puertas a
un diálogo nacional", agradeció el triunfador de los comicios.
El reconocimiento de la victoria de Mejía en primera vuelta por
quien fuera presidente en siete ocasiones, y nuevamente candidato el domingo,
Joaquín Balaguer, de 94 años, líder del conservador
Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), fue determinante, y evitó
una crisis de consecuencias imprevisibles.
Los hombres del caudillo recibieron de éste instrucciones precisas,
un mensaje que frustró las ilusiones del PLD de conseguir su respaldo,
como ocurrió en la segunda vuelta de las elecciones de 1996. "El
resultado es claro. El pueblo ha hablado con claridad y ha resultado que
el próximo presidente de los dominicanos será Hipólito
Mejía", leyó el secretario político del balaguerismo,
Antún Batle.
Tras la renuncia de Medina, la Junta Electoral Central, en la madrugada
de hoy, proclamó vencedor a Mejía, a pesar de que, con el
99,92% del escrutinio, el candidato del PRD no lograba el 50% de los votos
más uno necesario para evitar la segunda vuelta. Mejía obtenía
el 49,87% de los votos, mientras Medina se quedaba en el 24,94% y Balaguer,
con 24,60%.
Antes de conocerse estos últimos datos, cuando se había
escrutado el 99,84% de los colegios, Medina anunció su renuncia,
a pesar de que oficialmente pasaba entonces a la segunda vuelta, aunque
en solitario, sin otro apoyo que el de su partido. Hubiera sido suicida,
por tanto, continuar la contienda carente del respaldo del caudillo conservador,
que ya se había dejado fotografiar con el ganador y comunicado a
todo el país, a través de sus colaboradores, que la diferencia
de votos entre el primero y el segundo era tan amplia que sería
una mezquindad, y un peligro nacional, acudir a una segunda vuelta.
La Junta Electoral Central (JEC), cinco de cuyos miembros pertenecen
al PRD, y los dos restantes, al PRSC y al PLD, procedía ayer a recontar
los votos nulos y observados, aquellos emitidos bajo la directa supervisión
de los inspectores de mesa por dudas en las listas o en la documentación
del elector: más de 40.000. Mejía necesitaba aproximadamente
10.000 para ganar por mayoría absoluta. No hicieron falta. La JEC
le dio la victoria en su último comunicado.
"La segunda vuelta sería terrible y tortuosa, probablemente la
más complicada de la historia de la República Dominicana",
advirtió el analista e historiador Miguel Garrido. El candidato
del oficialismo, y la plana mayor de su partido, no desconocían
que aventurarse a una segunda ronda, el 30 de junio, con 45 días
de campaña, sería gravosa económicamente y un riesgo
político y social enorme, y la derrota era casi segura. De todas
formas, en un intento de apaciguar a las bases del partido, no reconocieron
el triunfo de Mejía por mayoría absoluta. "Está claro
que en esta primera vuelta no ha habido un ganador de las elecciones",
manifestó Medina. En ese momento fue aplaudido por los peledistas
asistentes al acto.
De conformidad con la Ley Electoral, y la Constitución, agregó,
la Junta Electoral debía convocar a una segunda vuelta con las candidaturas
más votadas (PRD y PLD). "Sin embargo, no se atrevió a decirle
al país la verdad, en el sentido de que ninguno de los candidatos
ha ganado las elecciones. Sabemos que están recibiendo enormes presiones
para que declaren ganador al candidato del PRD". La distancia del PRD con
relación a la segunda posición, admitió Medina, aconsejaba,
no obstante, su renuncia, porque la siguiente campaña sería
tortuosa, susceptible de alterar la paz social y el desarrollo económico
del país.
No crear problemas
"La dirección de nuestro partido, el comité político,
en varias reuniones, en las que participé, hemos decidido, para
no crear problemas en la República Dominicana, reconocer la victoria
al Partido Revolucionario y permitir que la Junta Central Electoral lo
declare ganador, ya que no ha tenido el valor suficiente para dar los datos
al país", declaró el candidato del Gobierno.
"El país se inclina por que su próximo Gobierno esté
dirigido por el Partido Revolucionario Dominicano. (...) Para garantizar
la paz y la tranquilidad al país, nosotros declinamos el derecho
legítimo que tenemos de participar en una segunda vuelta electoral.
Pedimos a los compañeros cordura". No fue gratuito el llamamiento.
La noche anterior, en el malecón de Santo Domingo, grupos rivales
llegaron a las manos, y se escucharon disparos, en reyertas premonitorias
de males mayores.
"El Gobierno ha traicionado al partido
a cambio de impunidad"
J.J.A, Santo Domingo
La trifulca registrada en el hotel Lina de la capital inmediatamente
después de la renuncia de Danilo Medina fue considerable. Los dirigentes
y militantes más exaltados increparon a su candidato con palabras
gruesas, y Miguel Solano, ex viceministro de la Presidencia del Gobierno
del Partido de la Liberación Dominicana, dirigido por Leonel Fernández,
fue más allá: lanzó imputaciones de carácter
penal. Salido de madre, a gritos en el salón de conferencias, acusó
al Ejecutivo de haber negociado bajo manga la renuncia de su candidato
a cambio de la impunidad por los supuestos delitos cometidos en el ejercicio
de cargos públicos.
"¡Escúchenme, escúchenme!", convocaba a los periodistas.
"Anoche [miércoles] había la decisión de que el Partido
de la Liberación Dominicana iba a la segunda vuelta, pero el Gobierno
negoció un acuerdo de impunidad, traicionó al partido, se
vendieron para que no les pase nada. Ésa es la verdad". Dispuesto
a organizar un escándalo, prosiguió con su denuncia: "Ningún
Gobierno del mundo tiene el derecho a violar la Constitución de
la República, y ésos [los miembros del actual Ejecutivo dominicano]
han violado la Constitución de la República. El Partido de
la Liberación Dominicana debe condenarlo, debe apresarlo [al Gobierno],
debe perseguirlo hasta el final porque son un grupo de traidores. Lo que
están defendiendo es lo que tienen en el bolsillo".
El Gobierno de Fernández, que ha logrado el crecimiento más
alto de América, un 8% del PIB, perdió votos porque no fue
percibido como equitativo y porque fue acusado por sus críticos
de haberse concentrado en megaproyectos públicos, que supuestamente
devengaron jugosas comisiones durante la concesión de los contratos.
Fue así en detrimento de las pequeñas obras reclamadas por
numerosos barrios y comunidades.
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