8 muertos en un atentado con coche bomba en Bogotá
PILAR LOZANO, Bogotá
Un médico atiende a uno de los heridos
en el
atentado en el que murieron ocho personas. (Ap).
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El temor es que sea el renacer del narcoterrorismo -que azotó el
país a finales de los años ochenta- como reacción
a la primera extradición en nueve años aprobada por la Corte
Suprema de Colombia. El martes, el tribunal decidió extraditar a
Estados Unidos a Jaime Lara Naussa, y el Gobierno colombiano dio anoche,
horas después del atentado, el visto bueno a la extradición.
Lara es señalado por la Agencia Antidroga norteamericana (DEA) como
el "rey de la heroína".
El cuadro que encontraron los primeros en llegar al lugar -la
policía y los periodistas- fue dantesco: pedazos de cuerpos esparcidos
en la mediana de la avenida Pepe Sierra, coches completamente destruidos
y varias casas y locales comerciales derrumbados. "Por favor, ayúdennos
a sacar a los niños", clamaba, minutos después de la explosión,
la directora de un centro de asistencia para menores con cáncer.
El local quedó severamente averiado. "Nuestra misión
es no crearle más traumas a estos pequeños. Nuestras ilusiones
se han dio al suelo", dijo la angustiada directora. Las primeras investigaciones
revelan que una camioneta Mazda, cargada con 80 kilos de dinamita, fue
activada por dos hombres que huyeron luego en un coche negro. "El hecho
no puede ser imputado todavía al narcoterrorismo", dijo el ministro
de Justicia, Rómulo González. "Ustedes saben que aquí
cualquiera se aprovecha para hacer actos violentos", se lamentaba ante
los periodistas.
El ministro advirtió de que si se comprueba que detrás
están las mafias se hará efectiva la frase del presidente
Andres Pastrana quien, ante la reciente detención de 30 capos que
podrían ser extraditables, sentenció: "A mí me hacen
terrorismo y los extradito a todos". Lo mismo suscribió González:
"Si se llegase a comprobar que los atentados son del narcoterrorismo, el
Gobierno, ni la sociedad civil, ni nadie, va a intimidar, y se cumplirá
la palabra del presidente de la República, dicha hace unos días,
según la cual se extraditará a todos los narcotraficantes".
Pastrana, en cualquier caso, mantuvo ayer una reunión de urgencia
con las cúpulas del Ejército y la policía con el fin
de analizar la situación tras el atentado. Según fuentes
oficiales, a la cita acudieron los ministros de Defensa e Interior, Luis
Fernando Ramírez y Néstor Martínez.
"¿Vuelve el narcoterrorismo?", le preguntaron los periodistas
al alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa. "No tenemos pruebas
aún", contestó Peñalosa, quien aseguró que
"la sociedad colombiana no se dejará intimidar con actos violentos".
Ofreció recompensa de l00 millones de pesos (50.000 dólares)
a quien suministre información que lleven a aclarar el hecho.
El de ayer es el segundo atentado que sufre Bogotá en menos
de 48 horas. El martes estalló otro coche bomba, al oeste de la
ciudad. Varias personas resultaron heridas, entre ellas un funcionario
de la Fiscalía que lucha hoy contra la muerte. El hecho generó
el repudio general. "No se porque algunos insisten en esta estupidez",
dijo el congresista Roberto Camacho. Su colega Antonio Navarro se mostró
consternado y el también congresista Luis Gomez mostró su
desconcierto: "Hay tantos factores de violencia en el país que no
se que pensar". Las autoridades temen nuevos atentados.
Algunas de las entidades afectadas por la explosión son la Federación
Nacional de Fondos de Ganaderos y una sucursal de la Caja Social de Ahorros,
así como la Fundación Darma, un lugar en el que son atendidos
niños afectados con cáncer.
La avenida Pepe Sierra, como es conocida la calle en la que se
registró el atentado, y los alrededores, fueron acordonados por
la Policía, mientras en las calles vecinas se registró un
fuerte atasco de tráfico de vehículos. En la calle donde
explotó el vehículo hay varios restaurantes y los cristales
de las ventanas de decenas de edificios resultaron destruidos. La televisión
colombiana, desde el lugar de la explosión, mostró en los
minutos posteriores al atentado imágenes de destrucción y
confusión.
Ninguna organización guerrillera, paramilitar o de narcotraficantes
se había atribuido la autoría del atentado en la noche de
ayer.
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