El País Digital
Sábado 
20 mayo 
2000 - Nº 1478
 
INTERNACIONAL
Cabecera
Estado de excepción en Paraguay tras el intento fallido de golpe del general Oviedo 

El ex jefe del Ejército niega categóricamente estar implicado en el levantamiento militar 

ANDREA MACHAIN, Asunción 
Asunción amaneció en calma tras la intentona golpista de la noche del jueves, en la que predominó la confusión, el desorden y la incertidumbre. El Gobierno declaró el estado de excepción. El ex general paraguayo Lino César Oviedo negó ayer categóricamente que él o su movimiento político estén implicados en el intento de golpe de Estado. "Desmiento de forma categórica y determinante que UNACE (Unión Nacional de Colorados Eticos) esté complicada en levantamiento militar alguno, si bien desconocemos este Gobierno por ilegítimo y usurpador", dijo Oviedo desde la clandestinidad. 
 
Tanquetas de seguidores del general golpista
Oviedo se dirigen al Cuartel General de la
Policía (EPA).
En un comunicado leído a Radio Paraná, de Encarnación, al sur del país, el ex jefe del Ejército exhortó a la ciudadanía de su país a la "sensatez y cordura" y alertó sobre lo que considera "una maniobra de fines inconfesos de parte de quienes están usurpando el Gobierno".
 
 

Pero son pocos los que están dispuestos a prestar credibilidad a las declaraciones del militar quien tiene en su haber por lo menos dos intentos serios de subversión, mientras se encontraba en servicio activo, y por lo menos cinco intentos de sedición en los últimos diez años. Oviedo se encuentra prófugo desde que el pasado diciembre desapareciese de Argentina, un día antes de que asumiera el nuevo Gobierno de ese país, y donde se encontraba como asilado político.
 
 

Al menos 30 oficiales militares de alto rango están detenidos en la guardia presidencial, entre ellos varios generales y coroneles retirados del Ejército. También están privados de su libertad al menos cuatro diputados y varios políticos pertenecientes al movimiento UNACE, que preside Oviedo.
 
 

Poco antes de la medianoche del jueves, un grupo de soldados de la caballería, en traje de combate, tomó algunas radios locales y transmitió un mensaje. El grupo se autodenominaba Movimiento Patriótico Fulgencio Yegros, un héroe de la independencia, y proponía la rebelión como única alternativa para cambiar un Gobierno que según el comunicado, es "ilegítimo". Poco después, el presidente de la república, Luis Ángel González Macchi, exhortaba a la calma.
 
 

Minutos más tarde, cinco tanquetas se dirigieron hacia la capital y dispararon al edificio del Congreso, aunque sin causar heridos. A pesar de que fuerzas leales intercambiaron disparos con los rebeldes no hubo que lamentar bajas.
 
 

En un mensaje a la nación González Macchi dijo ayer que "el oviedismo desestabilizador y antidemocrático está en desbandada". "La crisis está controlada, los sublevados detenidos y la voluntad política en favor de la democracia está más firme que nunca", añadió.
 
 

A última hora de ayer, fuerzas militares custodiaban puntos estratégicos de la capital, aunque en las calles de Asunción reinaba la normalidad pese a la intentona golpista. 

Un militar con ínfulas de césar
JUAN JESÚS AZNÁREZ
Cualquier imputación contra este general de corta alzada e ínfulas de césar, contra Lino Oviedo, debe ser atendida desde que años atrás se lanzara en paracaídas de un helicóptero montado sobre un caballo de raza. El jinete bonsai, el jefe castrense que disfrazaba a sus tropas de tribunos romanos y los hacía desfilar por las calles de Asunción en animada charanga carnavalesca, fue siempre un hombre de acción, y los patios de armas paraguayos aún celebran la abundancia testicular demostrada cuando, granada en mano, intimó en 1989 la rendición del dictador Alfredo Stroessner.
 
 

Su arrojo en el apresamiento del sátrapa que durante 30 años había administrado Paraguay como un latifundio le encaramó en el vértice castrense. Oviedo se vio querido, predestinado. Aprovechando las despensas militares, ganó el campesinado, y el desembarco político. En abril de 1996, siempre rebelde, desobedeció una orden del presidente Juan Carlos Wasmosy, prorrogó el desacato en un regimiento de caballería y depuso las armas a la espera de consumar el golpe en mejor ocasión. Ganador de las primarias del gubernamental Partido Colorado, dividido en facciones que compiten entre ellas, fue detenido por Wasmosy para impedir su candidatura en las presidenciales del 98.
 
 

Condenado a diez años, cumplió sólo uno al ser liberado por su delegado, el presidente Raúl Cubas, ganador de aquellas elecciones. "¡Cubas, al Gobierno; Oviedo, al poder!", desafió en campaña la militancia oviedista.
 
 
Lino César Oviedo.
Obligado el reparto de cargos entre la familia colorada, Cubas designó vicepresidente a un acérrimo enemigo de Oviedo, a Luis María Argaña, servidor de Stroessner desde la judicatura, el Ministerio de Exteriores o la dirección del podrido partido. El asesinato de Argaña, el 23 de marzo de 1999, cuando promovía un juicio político para destituir a Cubas, desencadenó choques callejeros, cuatro muertos y más de 100 heridos. Procesado por el Congreso el 28 de marzo, acusado de complicidad con el general en el magnicidio, Cubas partió al exilio. Oviedo huyó a Argentina, acogido por el presidente Carlos Menem. Recluido en la Patagonia porque conspiraba abiertamente contra el Gobierno de Luis González Machi, burló a sus guardianes y prosiguió la maquinación desde ignorado paradero. 

Críticas al Ejecutivo por su falta de reflejos ante los golpistas 

A. M. , Asunción 
Algunos políticos y comentaristas criticaron duramente al Gobierno por no haber estado preparado para enfrentarse a los acontecimientos a pesar de que el Ejecutivo tenía informes del espionaje de movimientos extraños en el Primer Cuerpo del Ejército, el de caballería, las armas del general Oviedo.
 
 

Hasta ahora resulta incomprensible por qué las tanquetas de la caballería lograron circular libremente por la ciudad sin que nadie se les interpusiera si presuntamente la Fuerza Aérea, la Armada y el resto del Ejército permanecieron leales al Gobierno.
 
 

Quedan muchas preguntas por responder. ¿Por qué se pudo tomar la sede de la policía? o ¿por qué las tanquetas de la caballería fueron capaces de abandonar los cuarteles del Ejército sin que ningún comandante pudiera impedirlo? ¿Qué pretendían los rebeldes que se levantaron? La falta de organización y el estado de confusión han llevado a muchos a concluir que la maniobra fue un golpe suicida de los rebeldes o de un gran aparato montado por el Gobierno para lograr consolidar su poder político.
 
 

Por el momento, la primera de las hipótesis tiene más asidero. La democracia paraguaya, aunque todavía muy frágil, ha logrado sobrevivir a varios atentados en su contra, y cuenta con el firme respaldo de los otros países de la región. En plena crisis, el presidente argentino, Fernando de la Rúa, hizo una declaración pública de respaldo al Gobierno paraguayo. También condenó la intentona golpista el resto de los países que componen el Mercosur -Uruguay y Brasil-, así como Bolivia, Chile y Estados Unidos.
 
 

Pero también quedó en evidencia la gran incapacidad del Ejecutivo para mantener las cosas bajo control. Hasta el momento, el Gobierno del presidente Luis González Macchi, que asumió el cargo el 29 de marzo del año pasado tras la renuncia de su antecesor, ha sido incapaz de proponer soluciones a los problemas del país, y el descontento popular ha ido en aumento. A diario, campesinos, sindicalistas y representantes de organizaciones civiles organizan marchas en contra de las autoridades a las que solo un año atrás habían entregado carta blanca.
 
 

Condena de la OEA
 
 

También el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) condenó "enérgicamente" la intentona golpista y expresó su respaldo al Gobierno del González Macchi, informa Efe.
 
 

En una reunión extraordinaria, el consejo de la organización aprobó una resolución que censura "este atentado contra el orden democrático y constitucional de Paraguay".
 
 

"Con esta resolución, la OEA reafirma que es la institución que defiende las estructuras democráticas en el continente", afirmó el presidente del Consejo Permanente, el embajador boliviano Marcelo Ostria Trigo. 

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