El País Digital
Domingo 
12 diciembre 
1999 - Nº 1318
INTERNACIONAL
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Los chilenos acuden hoy a las urnas sin una democracia plena 

El poder de veto de los poderes fácticos en el Parlamento hipoteca al nuevo presidente 

FRANCESC RELEA, Santiago 
Unos la llaman "transición inconclusa". Para otros, la transición apenas ha comenzado. Chile lleva diez años sin dictadura y hoy los ciudadanos acuden a las urnas para elegir al tercer presidente de este periodo. Pero, a pesar de los aparentes síntomas de normalidad democrática, el país presenta graves dolencias, asignaturas pendientes que convierten la palabra democracia en un anhelo más que en una realidad. 
 
Un soldado monta guardia en un colegio
electoral de Chile ayer en Santiago (Reuters).
El poder de veto de unos poderes fácticos en el Parlamento, el empresariado o el estamento militar y el autoritarismo impregnado en la sociedad han condicionado la gestión de los dos Gobiernos de la Concertación. El presidente que salga elegido hoy, o en la segunda vuelta del 16 de enero, Ricardo Lagos o Joaquín Lavín, heredará una larga lista de asignaturas pendientes para la plena democratización de Chile.
 
 

Algunas tienen su origen en la dictadura del general Augusto Pinochet y otras se remontan más atrás. Entre las primeras hay que señalar la institución de los senadores designados (más del 20% de la Cámara alta); un sistema electoral binominal y la composición arbitraria de distritos y circunscripciones, que permite que la derecha esté sobrerrepresentada en el Congreso Nacional pese a no tener la mayoría; el Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), en el que los militares se sientan de igual a igual con el poder civil. Todos estos resortes antidemocráticos tienen rango constitucional.
 
 

Nadie duda en Chile de que las Fuerzas Armadas tienen un poder y disfrutan de unas prerrogativas como en pocos países. El Gobierno no ha conseguido la plena subordinación de los militares, que hasta marzo de 1998 estaban a las órdenes del comandante en jefe Augusto Pinochet Ugarte. Acostumbrados durante tantos años a actuar como un poder único o paralelo, los uniformados mantienen capacidad de presión.
 
 

Los empresarios constituyen otro poder fác>


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e en la campaña electoral, tiene una clara opción política. El candidato de la derecha, Joaquín Lavín, ha recibido ingentes sumas de dinero que escapan a cualquier control al no existir una legislación sobre la financiación de los partidos políticos.
 
 

Las distintas iniciativas parlamentarias de la Concertación en este sentido han sido rechazadas por la derecha. El poder empresarial se manifiesta en la situación de duopolio de la prensa chilena, dominada por dos grandes grupos -El Mercurio y Copesa-, cuyos propietarios mantuvieron estrechos vínculos con el Gobierno militar. 

La información de la campaña ha estado claramente sesgada a favor de la candidatura de Lavín. Un ejemplo del poderío de los dos grupos de prensa es la ley que permite la libre inversión extranjera, sin limitaciones, en radio y televisión, pero no en el sector de la prensa escrita, en cuyo caso se limita al 15%.
 
 

En la recta final de la campaña electoral, los senadores de derecha y designados rechazaron el proyecto de reforma laboral presentado por el Gobierno, que reconoce el derecho de negociación colectiva para tres millones de trabajadores (de pequeñas empresas y temporeros en su mayoría). La votación parlamentaria se produjo después de una agresiva campaña de los dirigentes empresariales contra el proyecto.
 
 

Chile es el único país de Occidente donde no hay ley de divorcio. Joaquín Lavín, miembro del Opus Dei y padre de siete hijos, se opone frontalmente a un cambio de la situación. Ricardo Lagos está a favor de una nueva legislación, pero en las filas de la Concertación no hay una posición unánime. 

Sectores del Partido Demócrata Cristiano (PDC) sólo aceptan una ley de divorcio restrictiva, pero en ningún caso un divorcio por mutuo consentimiento. Como consecuencia, entre otras razones, de la falta de legislación divorcista, el 48% de los hijos chilenos son nacidos fuera del matrimonio. Hasta la reciente entrada en vigor de la Ley de Filiación, después de cinco años de debates, estos hijos eran considerados ilegítimos y claramente discriminados.
 
 

El aborto está prohibido bajo cualquier concepto. Lagos y Lavín se oponen a cualquier modificación, aunque el primero mantiene una posición más flexible, que choca no sólo con su rival de la derecha, sino con sus aliados democristianos de la Concertación. Un asesor del candidato socialista señaló a este diario que el tema que provocó más dolores de cabeza a Lagos durante la campaña fue el debate sobre el aborto terapéutico (cuando la vida de la madre está en peligro). El candidato tuvo que dar marcha atrás en su planteamiento.
 
 

En Chile subsiste la censura. Durante la dictadura, Pinochet introdujo una normativa a la ley que convierte en intocables a generales, miembros de la Corte Suprema, obispos y parlamentarios. En la XIII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), que se clausuró la semana pasada, algunos escritores chilenos, como Luis Sepúlveda y Alfredo Jocelyn-Holt, expresaron una visión muy crítica de su país.
 
 

"En el terreno de las violaciones de los derechos humanos durante la dictadura apenas se ha progresado", dice Jocelyn-Holt. "Ni se han aportado datos sobre los detenidos desaparecidos, ni se habla de un tema tan grave como la tortura". 

RICARDO LAGOS • CANDIDATO DE LA CONCERTACIÓN

El heredero de Allende 
MANUEL DÉLANO, Santiago 
El dedo índice que Ricardo Lagos Escobar esgrimió en 1988 en televisión, emplazando al entonces dictador, Augusto Pinochet, a abandonar el poder, en el que éste quería perpetuarse con el plebiscito de octubre de ese año, catapultó al escenario nacional a este abogado y doctor en Economía de la Universidad de Duke, el aspirante con más posibilidades a la elección de hoy.
 
 

A los 61 años, Lagos es el primer socialista que intenta llegar a la presidencia de Chile desde que, el 11 de septiembre de 1973, el día del golpe de Estado de Augusto Pinochet, saliera del palacio de la Moneda, muerto, el ex presidente Salvador Allende, y quiere ser el tercer integrante de la Concertación de Partidos por la Democracia, la coalición democristiana-socialista que encabeza el Gobierno. 

Proveniente de una familia de clase media y educado en un liceo y una universidad estatal, Lagos dio sus primeros pasos en política en la Escuela de Derecho, como miembro del Partido Radical (socialdemócrata). Autor de numerosos libros, el golpe de Estado de 1973 lo sorprendió como secretario general de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, lo que le permitió emigrar en 1974, ejerciendo como académico.
 
 

Después de regresar al país en 1979, se incorporó al Partido Socialista y pronto se transformó en uno de los dirigentes claves de la oposición, integrando y dirigiendo la Alianza Democrática, en que socialistas y democristianos se unían contra Pinochet. Estuvo detenido unos días después del atentado contra el dictador, en 1986. 

Derrotado Pinochet en el plebiscito de 1988, Lagos cedió su liderazgo en 1989, dejando que un democristiano, Patricio Aylwin, postulara a la presidencia por las fuerzas democráticas. Fue ministro de Educación del Gobierno de Aylwin y en 1993 disputó las primarias de la coalición con Eduardo Frei, quien lo derrotó. En este Gobierno fue ministro de Obras Públicas. 

JOAQUÍN LAVÍN • CANDIDATO DE LA DERECHA

Defensor de la obra de Pinochet 
M. D , Santiago 
Después de ser derrotada en todas las elecciones que se han realizado desde el plebiscito de 1988, la derecha chilena, que no llega a la presidencia por las urnas desde hace casi medio siglo, en 1958, avista hoy una oportunidad por primera vez con su candidato, Joaquín Lavín Infante. A los 46 años, este ingeniero comercial y master en Economía por la Universidad de Chicago encarna la esperanza de los sectores conservadores.
 
 

La posibilidad se le abrió en 1996, cuando en la elección municipal fue reelecto como alcalde de la comuna de Las Condes, la más rica de Chile, con un aplastante 78,5% de los votos, conseguidos en una campaña en la que su eje era que Lavín representaba una nueva forma de hacer política, consistente en solucionar "los problemas reales de la gente". Nacido en una familia acomodada, Lavín estudió en los Padres Franceses; después, en la Universidad Católica y, en plena dictadura, estudió en Chicago.
 
 

Al comienzo del régimen militar fue asesor en la Oficina de Planificación Nacional. Al volver de sus estudios en Estados Unidos desfiló con una antorcha por la cumbre de Chacarillas con un grupo de jóvenes que fueron distinguidos por Pinochet. Pasó luego a la empresa privada, al diario El Mercurio, el matutino más influyente del país y que brindó todo su apoyo a la dictadura, del que fue editor de la sección de Economía y después jefe de Informaciones.
 
 

En 1989, siendo secretario general de la Unión Demócrata Independiente (UDI, el partido pinochetista de la derecha) en las primeras elecciones parlamentarias, defendió candidato a diputado la obra del régimen militar.
 
 
 

  • No ha tenido que competir para ser ahora el candidato de la derecha: el líder de Renovación Nacional, Sebastián Piñera, más moderado, se retiró tras la detención en Londres de Augusto Pinochet. Lavín, casado y con siete hijos, es miembro del Opus Dei.