Viernes
5 mayo
2000 - Nº 1463
Detenidos dos congresistas de Estados Unidos
JAVIER VALENZUELA, Washington
Agentes del FBI y de los US Marshals desalojaron ayer a unos
140 puertorriqueños que ocupaban desde hacía 381 días
los terrenos de la isla de Vieques utilizados como campo de tiro por la
Marina de Estados Unidos. En la operación federal fueron detenidos
temporalmente dos congresistas norteamericanos que se habían sumado
a los manifestantes y el líder independentista puertorriqueño
Ruben Berrios.
Lebrón abandona la base de Vieques junto a otros manifestantes (Ap). |
Entre las personas desalojadas y trasladadas a la fuerza a la isla de
Puerto Rico figuraban Luis Gutiérrez, congresista demócrata
por Illinois en el Capitolio de Washington, su correligionaria Nydia Velázquez,
congresista por Nueva York, varios obispos y pastores del Consejo Nacional
de las Iglesias y sacerdotes y monjas católicos.
El congresista Gutiérrez informó que un agente del FBI
de origen puertorriqueño lloró mientras esposaba a los manifestantes.
Tras la intervención policial, unos 200 marines penetraron
en los terrenos en litigio.
Un portavoz de la Marina norteamericana anunció que los ejercicios
de tiro se reanudarán "muy pronto" en Vieques. Según el contralmirante
Craig Quigley, la Marina no tiene otro terreno para su flota del Atlántico
que reúna las condiciones de Vieques, donde son posibles bombardeos
desde aviones y buques y operaciones anfibias de desembarco.
Bill Clinton, como en el caso de la captura de Elián en Miami,
se declaró "informado" de la operación, pero señaló
que su desarrollo fue responsabilidad de los departamentos de Justicia
y Defensa. El día anterior, Hillary Clinton, esposa del presidente
y candidata al Senado por Nueva York, declaró que la "pequeña
y habitada" isla puertorriqueña de Vieques "no debería ser
utilizada para ejercicios de tiro" por la Marina. Al Gore también
se pronunció a favor de que la Marina termine "lo antes posible"
con sus prácticas de tiro en Vieques.
El campo de tiro estadounidense de Vieques nace en vísperas de
la II Guerra Mundial, cuando la Marina de EE UU compró dos tercios
de la isla y envió a la mayoría de sus vecinos a la isla
angloparlante de Saint Croix. Actualmente, unos 9.300 puertorriqueños
siguen viviendo en Vieques, sometidos al peligro de las periódicas
maniobras militares, con ejercicios de fuego real.
La reclamación de la desmilitarización de la isla es muy
popular entre los puertorriqueños. Todas las fuerzas políticas
boricuas, incluido el gobernador, Pedro Roselló, desean el final
de unas prácticas que en abril de 1999 provocaron la muerte de un
habitante civil de la isla.
Mientras Roselló y el Gobierno norteamericano negociaban fórmulas
para resolver el contencioso, varias decenas de puertorriqueños,
liderados por los independentistas, habían ocupado materialmente
desde hacía más de un año los terrenos de tiro, denominados
Camp García por la Marina estadounidense.
La polémica está lejos de haber sido cerrada por el desalojo
de ayer. Un obispo católico puertorriqueño advirtió
el miércoles de que, en caso de desalojo de los manifestantes de
Camp García, la protesta se podía extender a la isla principal
de Puerto Rico en forma de una "amplia y no violenta campaña de
desobediencia civil". "Puerto Ricos ha sido invadido de nuevo", declaró
ayer José Rivera, un concejal de Nueva York que se había
sumado a la protesta. Rivera hacía alusión al hecho de que
Puerto Rico fue arrebatado a España e incorporado a EE UU en la
guerra de 1898.
Hillary Clinton, que necesita el apoyo de la comunidad hispana de Nueva York, se pronunció el miércoles a favor de que un referéndum entre los habitantes de Vieques resuelva el conflicto.