Prominentes políticos conservadores sugieren a Clinton que acabe con el embargo a Cuba
Henry Kissinger avala la propuesta, que ha escandalizado al exilio cubano en Miami
ROSA TOWNSEND,
Miami
Prominentes políticos conservadores encabezados por el ex secretario de Estado Henry Kissinger han dado un paso sin precedentes al pedir una "revisión racional y objetiva" de la política norteamericana hacia Cuba, y en particular del embargo económico que EE UU impuso hace 38 años a la isla. La solicitud, dirigida al presidente Bill Clinton para crear una comisión independiente y bipartidista, es hasta ahora la señal más elocuente de que la balanza de relaciones entre Washington y La Habana se inclina cada vez más hacia la normalización.
Además de Kissinger, los otros pesos pesados de la política norteamericana que firman el documento son el también ex secretario de Estado Lawrence Eagleburger, el ex secretario de Defensa Frank Carlucci, y el ex presidente de la mayoría en el senado Howard Baker.
Todos se han unido al senador republicano John Warner, de Virginia, que patrocina la creación de una comisión senatorial sobre Cuba. "Recomendamos esta acción porque no ha habido una revisión a fondo de la política EE UU-Cuba y su eficacia en 38 años", afirma la misiva a Clinton, que en ningún párrafo hace mención expresa al levantamiento del embargo, sino a la necesidad de hacer un exhaustivo análisis de la validez del mismo.
La Casa Blanca, abrumada por el escándalo Lewinsky y la aprobación del presupuesto, aún no se ha pronunciado al respecto. La visita del Papa a Cuba y un estudio del Pentágono que descartaba a Fidel Castro como una amenaza a la seguridad nacional son los puntos de arranque de la petición, que se centra en la creciente preocupación entre los americanos sobre el impacto de la actual política sobre los intereses norteamericanos, refiriéndose sin mencionarlo a las potenciales inversiones.
La iniciativa de los prominentes conservadores provocó inmediatamente una reacción de furia entre las propias filas republicanas, en concreto de tres congresistas cubanos en Washington, que la han calificado como un "intento de anular los deseos del pueblo norteamericano y del Congreso" y pidieron a Clinton que la rechazara.
El congresista de Miami Lincoln Díaz-Balart llegó incluso más lejos en sus críticas, acusando a los firmantes de la petición de actuar por intereses de negocios personales. En Miami, donde decenas de miles de exiliados cubanos se manifestaron el domingo a favor del embargo y en contra de un cambio de política hacia Cuba, la petición recibió una acogida muy adversa.
La Fundación Nacional Cubano Americana, uno de los grupos más importantes, abogó inmediatamente por la anulación de la idea como innecesaria, alegando que ya existe consenso en el Congreso.
Abiertamente no hay muestras de que exista división en el Congreso sobre la política norteamericana con Cuba, pero en la sociedad en general, incluyendo a la clase política, y en particular en el mundo empresarial sí hay inquietud.
Por otra parte, la Asamblea de las Naciones Unidas aprobó ayer de nuevo una resolución cubana de condena al embargo norteamericano de la isla por 157 votos a favor, dos en contra (Israel y Estados Unidos) y 12 abstenciones, informa Mauricio Vicent.
La propuesta contó con más adhesiones que la última vez que se sometió a votación el año pasado, algo evaluado por la Cancillería cubana como una "muestra del creciente aislamiento de EE UU en el mantenimiento de la absurda e insostenible política" de presión a la isla.
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