El País Digital
Jueves
29 octubre
1998 - Nº 909

La justicia británica acepta la inmunidad de Pinochet por haber sido jefe de Estado

El tribunal notificará mañana personalmente al ex dictador si decreta su libertad bajo fianza

RICARDO M. DE RITUERTO / ENVIADO ESPECIAL, Londres
El ex dictador chileno Augusto Pinochet goza de plena inmunidad en el Reino Unido sobre los delitos y crímenes de que le acusa el juez Baltasar Garzón porque los hechos ocurrieron mientras era jefe de Estado y en el ejercicio de su funciones, según lord Bingham, presidente de la sala del High Court (Tribunal Superior inglés) que vio la apelación de Pinochet contra su detención.


Familiares de un desaparecido, tras escuchar el
fallo del Tribunal, ayer en Londres (Reuters).
Bingham, secundado por los dos jueces que le acompañaban, falló que Pinochet "como antiguo jefe de Estado tiene derecho a la inmunidad contra acciones civiles y penales ante los tribunales ingleses". La sentencia será recurrida por la fiscalía ante la Cámara de los Lores.

Pinochet ha ganado su primera batalla en los tribunales británicos, pero aún debe esperar a cantar victoria a lo que se decida en la apelación que el próximo lunes presentará la fiscalía en nombre del juez instructor español. Mientras, el senador vitalicio seguirá detenido, si bien sus abogados pretenden lograr hoy o mañana su libertad bajo fianza. Mientras se confirma la inmunidad, Garzón puede seguir con su procedimiento para intentar la extradición.

En el mejor de los casos, Pinochet deberá esperar en libertad bajo fianza, pero anoche seguía detenido por orden de Bingham. Como decía ayer, una vez concluida la vista, Miguel Alex Schweitzer, abogado y estrecho colaborador del ex dictador: "Sí, pero el general sigue preso".

Bingham rechazó algunos de los puntos que había planteado la defensa, pero en la cuestión crucial de la inmunidad dio toda la razón a los abogados del senador, que mantenían que detenerle por los graves delitos de que se le acusa -asesinato, tortura, secuestro y conjura para perpetrar asesinato y conjura para cometer tortura- va contra la Convención de Viena, que concede inmunidad a los jefes de Estado.

"Cuando las funciones de una persona que goza de privilegios e inmunidad han concluido, tales privilegios e inmunidades cesarán en el momento en que deja el país o al expirar un periodo razonable para hacerlo. Sin embargo, seguirá existiendo inmunidad con respecto a los actos cometidos por tal persona en el ejercicio de sus funciones como jefe de misión", en este caso como jefe del Estado, según establece el artículo 39 de la Convención de Viena, incorporada en la legislación británica, y defendida explícitamente por Bingham: "Es una inmunidad que corresponde a un jefe del Estado por hechos cometidos en el ejercicio de su función oficial".

Lo que deseaba oír

Esto es exactamente lo que deseaba oír la defensa del ex dictador chileno, que había insistido mucho en este pasaje durante los dos días que duró la vista.

Bingham manifestó que "es cuestión preocupante que quienes han perpetrado delitos contra la humanidad escapen a la justicia y por esos se han creado tribunales como el de Nuremberg, la antigua Yugoslavia y Ruanda, pero son tribunales internacionales creados con un acuerdo internacional y que, por ello, no violan la soberanía de un Estado". "Ningún Estado puede interferir sobre los actos soberanos de otro", añadió.

Otro de los jueces abundó en la misma idea. "Si es responsable [Pinochet] debería ser enviado a España para que pague por los atroces delitos de que es acusado, pero no podemos forzar la ley para acomodarla a cada caso particular que se presenta".

A pesar de reconocer la inmunidad, el juez falló que Pinochet siga detenido mientras se ve el recurso de la fiscalía. También dejó claro que la parte demandante -el juez Baltasar Garzón-, puede plantear la demanda de extradición en el plazo legal de los 40 días a partir de la detención de Pinochet, el pasado día 16, mientras se resuelve tal apelación.

Ni el fiscal, Alun Jones, en nombre de Garzón, ni el abogado Clive Nicholls, en nombre de Pinochet, quisieron hacer comentarios a la sentencia, leída durante más de una hora por Bingham. Jones dijo que lo que pensaba quedaba patente en su decisión de apelar y Nicholls sólo señaló: "Míreme la sonrisa".

El fiscal también pidió al juez que "lo antes humanamente posible" se elaborara el escrito con la sentencia, a lo que replicó Bingham con una sonrisa, ante la complejidad de la tarea, con la constante referencia a leyes, artículos y párrafos: "Será lo antes superhumanamente posible".

Privilegios

Jones había mantenido durante su alegato del pasado lunes que no eran funciones propias del jefe del Estado de Chile el torturar, secuestrar y asesinar que era lo que, a su juicio, supondría reconocer si se concedían a Pinochet los privilegios que establece la Convención de Viena.

Quien si comentó la sentencia fue Mariano Fernández, subsecretario de Exteriores chileno, que lleva varios días tratando infructuosamente de convencer al Foreign Office (Ministerio de Exteriores británico) de que Pinochet goza de inmunidad diplomática. "Estoy muy satisfecho con el reconocimiento de la inmunidad de Estado. Ahora habrá que esperar a la apelación", dijo en una conferencia de prensa celebrada en su embajada, a unos centenares de metros del hospital en que se encuentra Pinochet. "La decisión judicial británica respeta el poder judicial de Chile y prueba que tenemos una democracia desarrollada", añadió.

El Gobierno británico no emitió ninguna reacción ante la noticia, siguiendo la línea trazada anteriormente de considerar el asunto como algo estrictamente judicial.

Por su parte Amnistía Internacional (AI) expresó su "extrema desilusión" por la sentencia de los jueces británicos que "está en desacuerdo con el espíritu del derecho internacional existente y se encuentra en franca contradicción con la manera en la que operará el Tribunal Criminal Internacional, de próxima implantación".

A pesar de la sentencia contraria a los partidarios de juzgar a Pinochet, un grupo de británicos solicitó ayer al fiscal general británico el procesamiento del ex mandatario chileno por la desaparición del ciudadano británico William Beausire, acaecida en 1975.

Sin embargo, el fiscal general rechazó la petición al considerar que en la denuncia "no se presentan suficientes pruebas para que bajo la ley británica se considere que hay delito".

Los lores tienen la última palabra

R. M. DE R, Londres
El champán de Augusto Pinochet todavía está en el frigorífico, porque aún existe incertidumbre y la libertad no está garantizada, pero anoche el ex dictador -cuyos crímenes nadie ha puesto en duda durante las tres jornadas que ha durado la vista de su apelación contra la detención preventiva para su extradición a España para responder de esos delitos- podía estar más confiado. Si los lores ratifican la sentencia de ayer, podrá volver a Chile como un hombre libre.

El fiscal Alun Jones, que ha defendido ante el tribunal del juez-jefe de Inglaterra y Gales el punto de vista del juez Baltasar Garzón, pidió permiso a lord Bingham para apelar. El abogado de Pinochet, Clive Nicholls, señaló que en vista del sólido fundamento de la sentencia, que a él le había permitido ganar por goleada, tal apelación no debería realizarse. Pero Bingham accedió y pidió urgencia en el caso, en vista de las implicaciones internacionales.

Jones se comprometió a elevar su recurso a la Cámara de los Lores el próximo lunes, para lo que también pidió urgencia en la redacción de la sentencia a Bingham. El propósito es aclarar cuanto antes el caso y si el asunto se resolviera la semana que viene sería algo con tan pocos precedentes que nadie ayer recordaba un caso de semejante celeridad.

La Cámara de los Lores es la Cámara alta del Parlamento británico, una antigualla constitucional formada por unas 1.250 personalidades no elegidas en las urnas que tiene un limitado, pero cierto, poder de veto sobre los actos del Gobierno. Tony Blair desea hacerla más democrática y planea eliminar de ella a los más de 750 lores que están allí por derecho de cuna, sin mayores méritos.

Entre quienes han hecho méritos deben considerarse los 26 law lords (Lores de Apelación) elevados a la Cámara para asistirla en sus labores judiciales. La Cámara de los Lores constituye la última instancia de apelación para casos civiles en el Reino Unido y para casos penales en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte. En esta vertiente, Escocia queda fuera por la independencia del sistema judicial escocés.

Cuando la Cámara de los Lores actúa como apelación última encarga esa misión a los law lords, cinco de los actuales constituyen al efecto un tribunal. Las causas ante tan alta instancia se suelen alargar bastante tiempo, pero ayer se consideraba posible que, en vista de la trascendencia del caso Pinochet, se produjera un proceso de rapidez meteórica.

Algunas fuentes que trabajan en el sistema judicial británico estimaban que si Pinochet sigue detenido el caso podría verse en cuestión de una semana y ampliaban el plazo a dos o tres en caso de que logre la libertad bajo fianza. Las mismas fuentes también consideraban como altamente improbable que los lores fueran a desautorizar los argumentos de uno de ellos, nada menos que lord Bingham, el juez-jefe de Inglaterra y Gales.

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