El País Digital
Domingo
12 abril
1998 - Nº 709

Ocupada la sede de la Democracia Cristiana tras el juicio a Pinochet

MANUEL DÉLANO, Santiago
La coalición gobernante en Chile se enfrenta a una grave crisis a causa de la división interna de la Democracia Cristiana (DC), un tercio de cuyos diputados votó el jueves junto con la derecha para exculpar definitivamente al ex dictador Augusto Pinochet en el juicio político que le había abierto la Cámara de Diputados. Medio centenar de militantes de las juventudes de la DC mantienen tomada desde ese día la sede del partido en Santiago, en protesta por la actitud del presidente de la organización, Enrique Krauss, partidario de retirar la acusación constitucional contra Pinochet. Los ocupantes piden a Krauss que explique porqué se alineó con el pinochetismo y quieren renovar el partido.

La Democracia Cristiana, el mayor partido de la coalición gobernante, que ya se dividió a raíz del golpe militar de 1973, se halla sumida en una agria disputa interna. Los partidarios de mantener la acusación contra el ex dictador critican la «traición» de sus correligionarios al hacer naufragar la iniciativa parlamentaria. Los 11 diputados democristianos que votaron con la derecha sostienen que sólo respaldaron al Gobierno, que siempre rechazó la iniciativa de acusar al general. De hecho, después de la sesión parlamentaria del jueves, el presidente Eduardo Frei les agradeció su votación.

Entre tanto, los presidentes del Partido Socialista (PS) y del Partido por la Democracia (PPD), las otras formaciones que respaldan al Ejecutivo, afirmaron que la alianza gobernante se enfrenta a una grave crisis por el fracaso del juicio político, que afecta a su principio fundador, el antipinochetismo, aunque no esté en peligro su continuidad.

Importante derrota

Para expresar su malestar, ambos dirigentes han anunciado que no acudirán el lunes a la reunión habitual de la alianza.

Camilo Escalona, líder del PS, afirmó estar «atónito» por la votación de la Democracia Cristiana, y consideró el resultado de la votación de la acusación contra Pinochet una «profunda derrota», que en su opinión sólo tiene como precedente el golpe de Estado militar de 1973 contra el presidente Salvador Allende.

Una parte de la derecha pinochetista resultó también herida en la votación. Diputados de Renovación Nacional, el mayor partido de la oposición, han reprochado a sus dirigentes el haber cedido con demasiada celeridad a la petición de Pinochet de que se efectuase una votación secreta.

El ex dictador y hoy senador vitalicio por autodesignación, parece el único victorioso. Desde su reposo en su domicilio, donde se recupera de una molestia lumbar, Pinochet difundió ayer un comunicado, leído por su esposa y su hija, en el que hizo una llamada de unidad a los chilenos y mostró su agradecimiento a todos los que le han ayudado a superar el «triste trance» de la acusación.

La derecha pinochetista considera que ahora es más fácil ganar las elecciones

EFE, Santiago
Dirigentes de la derecha opositora afirmaron ayer que la división producida en la alianza oficialista a raíz de la acusación constitucional contra el general Augusto Pinochet les da una posibilidad real de llegar al Gobierno en el año 2000.

El vicepresidente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Andrés Chadwick, de la derecha ultraconservadora, señaló que el requerimiento contra Pinochet fue «un error garrafal» del bloque gubernamental, que producirá un cambio significativo en el escenario político.

«No me cabe duda de que a la Concertación (gubernamental) le queda poca vida», dijo. «Ante este nuevo escenario y la inoperancia de los gobiernos de la Concertación para darle solución a los problemas reales de la gente y, peor aún, incapaces también de resolver los problemas políticos planteados por ellos mismos, se abre una expectativa real de ser Gobierno en el 2000», afirmó.

En ese contexto, Chadwick sostuvo que ha quedado en evidencia que la Democracia Cristiana carece de identidad propia como partido y en cada decisión relevante demuestra su incapacidad para actuar unida.

«Si se trata de la ley de divorcio, la privatización de las sanitarias, la acusación constitucional o sus propias actuaciones en la transición, sólo nos encontramos con posiciones encontradas y conflictos internos», explicó.

La alianza de Gobierno se formó a fines de la década de los ochenta en oposición al régimen militar de Pinochet. Está integrada por socialistas, democristianos, radicales y socialdemócratas y se mantiene en el poder desde 1990, tras el retorno de la democracia a Chile. En este lapso de ocho años ha elegido a dos presidentes de la República, ambos democristianos, Patricio Aylwin (1990-94) y Eduardo Frei (1994-2000), que en los dos casos se opusieron a la acusación contra Pinochet.

El presidente del socialdemócrata Partido Por la Democracia, Sergio Bitar, señaló que tras esta situación, que consideró como «un fracaso político», la coalición debe aprender que con la unidad se pueden obtener logros, pero que la división es el camino del fracaso.

Asimismo, el presidente del Partido Radical Socialdemócrata, Anselmo Sule, se manifestó en favor de «evitar un distanciamiento en la alianza» para cumplir los compromisos que tiene con las mayorías nacionales, los cuales no se pueden descuidar «por tensiones al interior del bloque», afirmó.

Aunque la Democracia Cristiana (DC) intentó rebajar la tensión, la juventud del partido ha exigido la renuncia de la directiva, que se sumó a la oposición en el voto contra Pinochet. Incluso algunos han manifestado sus dudas sobre la conveniencia de lanzar un democristiano como nuevo candidato de la alianza de Gobierno para las presidenciales de 1999.

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