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Vol. 9 No. 2 December 30, 2008


Políticas y medidas para fomentar las remesas familiares en la República Dominicana: Impacto económico y lecciones para Cuba

Dr. Mario A. González-Corzo
Department of Economics
Lehman College
City University of New York
mario.gonzalez-corzo@lehman.cuny.edu
Scott Larson
Department of Geography
The Graduate Center
City University of New York

 

Introducción

A finales del 2006, el monto total de las remesas enviadas a América Latina y el Caribe (ALC) alcanzó una cifra de $63.200 millones – la cual representó un aumento del 38,4% con respecto al 2005.  El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que las remesas a la región llegarán a los $100,000 millones a finales del 2010, lo que representa un aumento del 122% con respecto al 2005 y 60,5% con respecto al 2006 (Banco Interamericano de Desarrollo [BID], 2007).

En varios países de la región el monto de las remesas sobrepasa a los ingresos en divisas (o moneda dura) generados por las exportaciones de mercancías, la inversión extranjera directa (IED), el turismo internacional, y la ayuda oficial extranjera. Como se puede apreciar en el Cuadro1, las remesas familiares juegan un papel importante en las economías de Cuba y la República Dominica (RD).

Cuadro 1. Envío de Remesas a Cuba y la República Dominicana, 2005
 
Remesas
(millones USD)
% de Remesas Envíadas a ALC
% del PIB
% de las Exportaciones
% de los Ingresos por Turismo
Cuba
$901.3
1,4%
2,3%
31,7%
38,8%
República Dominicana
$2,410.8
3,8%
8,2%
39,3%
65,9%

Fuente: González-Corzo & Larson, 2006.

Como resultado de la creciente importancia de las remesas en su economía, la República Dominicana  ha implementado una serie de medidas e innovaciones tecnológicas  con el fin de fomentar el crecimiento de estos flujos unilaterales de capital privado.
 
En la actualidad, Cuba y la República Dominicana comparten varias caractéristicas demográficas, geográficas y socioeconómicas.  En la actualidad, Cuba cuenta con una población de aproximadamente 11,3 millones de personas, mientras que la República Dominicana cuenta con cerca de 9,3 millones.  Como indica el Cuadro 2, las mujeres representan cerca de la mitad de la población en ambos países, mientras que las personas entre las edades de 15 y 64 años representan cerca de dos terceras partes.

Cuadro 2. Cuba y  República Dominicana: Características Demográficas Selectas, 2005
 
Cuba
República Dominicana
Población (2005)
11,243,846
9,249,970
% Mujeres
50,1%
49,3%
% Hombres
49,9%
50,7%
% Entre 15 y 64 años
69,8%
61,7%

Fuentes: Anuario Estadístico de Cuba (AEC), 2005; Oficina Nacional de Estadística (RD), 2006.

En términos económicos, ambas naciones comparten varias similitudes, sobretodo con respecto al papel del sector agrícola y el turismo, y altos grados de dependencia en el sector externo.  El monto total de las exportaciones (de mercancías) cubanas fue de $2.759,4 millones en el 2006, de las cuales las exportaciones de azúcar ($219,2 millones) representaron el 7,9% (“Anuario Estadístico de Cuba,” 2006).   Ese mismo año las exportaciones de mercancías representaron cerca del 6,3% del interno bruto (PIB), mientras que las exportaciones de azúcar apenas llegaron a casi la mitad del 1% del PIB registrado a precios constantes del 1997 ($44.063,8 millones) (“Anuario Estadístico de Cuba,” 2006).(1) Por su parte, los ingresos por turismo registrados por Cuba en el 2006 ascendieron a $2,4 billones, los cuales representaron 5,5% del PIB durante ese año (“Anuario Estadístico de Cuba,” 2006).

En el caso Dominicano, la dependencia en el sector externo, sobretodo en lo que respecta al azúcar y los productos derivados de la caña es mucho mas notable que en el caso de Cuba.  Según cifras compiladas por el banco central, las exportaciones de mercancías dominicanas sumaron $6,4 billones en el 2006 (Banco Central de la República Dominicana [BCRD], 2007), mientras que los ingresos por turismo fueron $3,7 billones (BCRD, 2007d).  El valor de las exportaciones de azúcar y los productos derivados de la caña  ($1,3 billones) representaron cerca del 20,3% del monto total de las mercancías exportadas por la República Dominicana en el 2006 (BCRD, 2007).  Como proporción del PIB, dichas exportaciones – es decir las exportaciones de azúcar y productos derivados de la caña – representaron el 4,3% (cifra la cual es 10 veces mayor que la cifra registrada por Cuba).  Mientras tanto, las exportaciones de mercancías (incluyendo el azúcar y los derivados de la caña) representaron el 21,3% del PIB (comparado con el 6,3% en el caso de Cuba), y los ingresos por turismo representaron el 12,7% del PIB (comparado con el 5,5% en el caso cubano).  Finalmente, en el 2006, el índice de apertura (o dependencia) externa de Cuba fue 28,2%, comparado con un índice de 58,8% en la República Dominicana, lo cual indica que la nación Quisqueyana tiene un nivel de dependencia externa que es casi el doble del nivel registrado por la más grande de las Antillas.(2)

Cuba y la República Dominicana también cuentan con una notable presencia de migrados (o exiliados) residentes en el exterior, principalmente en los Estados Unidos.  Cerca de millón y medio (1,5 millones) de personas de origen cubano residen en EUA, la mayoría en la Florida (67%), California (6%), Nueva Jersey (5%), Nueva York (4%), y Texas (3%).  Se estima que cerca de dos terceras partes (64%) de estos envían un promedio mensual de $150 a sus familiares y amigos en Cuba (González-Corzo, 2007; González-Corzo & Larson, 2006).  En el caso dominicano, aproximadamente un millón de personas de origen dominicano viven en los Estados Unidos, la mayoría (58%) en Nueva York y la Florida (12%).  Y en la actualidad se estima que el 71% de los dominicanos envían unos $167 por mes a sus familiares y amigos en la República Dominicana (Suki, 2004: González-Corzo & Larson, 2006).

Dadas estas similitudes, y la alta probabilidad de que las remesas familiares continúen desempeñando un papel significativo en el caso cubano durante el período de transición, las medidas y políticas adoptadas por la República Dominicana ofrecen importantes lecciones para Cuba.

La Magnitud de las Remesas en la Economía Dominicana

Cuadro 3. República Dominicana: Indicadores Selestos del Sector Externo, 1993-2005 (Millones de USD)
Fuente: Banco Central de la República Dominicana (BCRD), 2007; elaboraciones propias de los autores.

La República Dominicana recibió $2.747 millones por concepto de remesas en el 2006.  Las remesas representaron 42,7% del total de las exportaciones, 60,9% de las exportaciones de las “zonas francas,” 72,5% de los ingresos por turismo y 232,2% de las inversiones extranjeras. Entre 1993 y 2006, las remesas enviadas a la República Dominicana registraron un promedio de crecimiento anual del 11%, comparado con 5,6% en el caso de las exportaciones (de mercancías) totales, 9,3% en el caso de los ingresos por turismo, y 41,5% en el caso de la inversión extranjera.

Como indica el Cuadro 3, en el caso de la República Dominicana, a pesar de su naturaleza cíclica y volátil, las remesas tienden a ser más estables y predecibles que las otras principales fuentes de ingresos en divisas – tales como las exportaciones, los ingresos por turismo, y la inversión extranjera.

Políticas Dominicanas para Fomentar las Remesas  Familiares

Las políticas dominicanas para fomentar las remesas familiares a partir de la década de los noventa incluyeron la liberalización del sector externo, la apertura del sector financiero, iniciativas para incrementar la bancarización de los receptores de remesas y la implementación de innovaciones tecnológicas con el fin de modernizar el mercado interno de remesas y mejorar su capacidad y eficiencia.

Liberalización del Sector Externo
En 1984, la República Dominicana se sumó a la Iniciativa para la Cuenca del Caribe (ICC), medida mediante la cual se logró una mayor integración con el mercado estadounidense y un enfoque mayor sobre la liberalización del sector externo y mejoras en la competitividad internacional de la economía dominicana.   En el año 2000 el proceso de liberalización e integración de la economía dominicana se aceleró mediante la ratificación del Caribbean Basin Trade Partnership Act (CBTPA, por sus siglas en inglés) y la expansión de la capacidad productiva de las zonas francas del país.

Según cifras del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), las exportaciones de las zonas francas crecieron un 38,3%  de $2.900 millones en 1995 a $4.700 millones en el año 2000. Sin embargo, a pesar de su gran peso sobre el total de las exportaciones durante los noventa, las exportaciones de las zonas francas representan un porcentaje menor del total de las mercancías exportadas en la actualidad.  Estas exportaciones, las cuales en su mayoría consisten de confecciones textiles, artículos de joyería, productos farmacéuticos, manufacturas de calzado, y manufacturas de tabaco, representaron el 90,6% del total de las exportaciones de mercancía en 1995, comparado con el 82,4% en el 2000 y el 71,9% en el 2006 (BCRD, 2007a).

La liberalización del sector externo dominicano también trajo consigo el aumento de la inversión extranjera directa (IED) y la expansión del turismo internacional.  El monto total de las inversiones extranjeras en la República Dominicana incrementó de $414 millones en 1995 a $953 millones en el año 2000, representando una expansión del 130,2% y una tasa promedio de crecimiento anual del 26% (BCRD, 2007b). Canadá fue el principal inversionista en la República Dominicana en 1995 con el 58% de las IEDs, seguido por Estados Unidos con 15,5% y España con 14,5% del monto total (BCRD, 2007b).  Para el año 2000, Estados Unidos había desplazado al Canadá como la fuente principal de IED en la República Dominicana con el 21,2% del monto total, seguido por España con el 20% y el Canadá con el 14% (BCRD, 2007b).

Otro cambio notable en el flujo de la IED a la República Dominicana durante este período de mayor integración global y apertura del sector externo fue la capacidad de atraer nuevos inversionistas y socios comerciales, particularmente entre los países más prósperos de la Unión Europea tales como Francia, Holanda e Italia. Según estimados del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), ninguno de estos tres países figuraban entre las fuentes principales de IED en la República Dominicana en 1995. Sin embargo, para el año 2000, las inversiones directas francesas sobrepasaron los $97 millones, mientras que las holandesas e italianas registraron montos de $36 millones y $15.5 millones, respectivamente (BCRD, 2007b).

En la actualidad, el total de IED acumulado (desde 1993) sobrepasa los $10.000 millones, con los Estados Unidos representando un 32,6% del monto total, seguido por España con 18,4% y Canadá con 15% (BCRD, 2007b)  Sin embargo, el flujo de IED a la República Dominicana ha decaído en los últimos años.  Entre el año 2000 y el 2006, las IED aumentaron solamente un 7,3%, lo cual representa una tasa promedio de crecimiento anual del 1,5%.  En términos comparativos, cabe notar que esta cifra es 17 veces inferior al crecimiento (promedio) anual registrado entre 1995 y el año 2000 (26%).

La liberalización del sector externo dominicano también contribuyó al incremento de la actividad turística.   El número de llegadas de visitantes o turistas extranjeros por vía aérea creció de 1,7 millones en 1993 a 4,4 millones en el 2006, lo cual representó un aumento de 158,8% o un promedio anual de 12,2% (BCRD, 2007c).   Durante el mismo periodo, la disponibilidad de habitaciones hoteleras registró un aumento de 135,8%,  de 26.801 habitaciones en 1993 a 63.206 en el 2006, el cual representó una tasa de crecimiento promedio anual de 10,4% (BCRD, 2007c).
 
El aumento en el número de visitantes extranjeros y la expansión de la infraestructura hotelera contribuyeron al crecimiento de los ingresos generados por el turismo.  Según cifras oficiales, los ingresos brutos generados por este dinámico sector de la economía dominicana llegaron a los $1.223 millones en 1993 (BCRD, 2007d).  Para el 2006, los ingresos brutos por turismo habían ascendido a los $3.792 millones, lo cual representó un incremento del 210% con respecto a 1993.

En términos de empleos, el turismo generó un total de 112.564 plazas de trabajo en 1993; 32.161 de estos (o 28,6%) fueron “empleos directos,” mientras que 80.403 (o 71,4%) fueron “empleos indirectos” (BCRD, 2007d).  En el 2006, el sector turístico dominicano produjo un total de 188.289 empleos, de los cuales 53.797 (o 28,6%) fueron “directos,” mientras que los 134.492 (o 71,4%) restantes fueron “indirectos” (BCRD, 2007d).

La mejora de la oferta, al igual que el aumento y mejoramiento de la capacidad hotelera contribuyeron al crecimiento de los gastos promedios y la estadía por turista.  En 1993, el gasto promedio por visitante extranjero fue de $88,15 por día, mientras que la estadía promedio fue de 10,17 días (BCRD, 2007e).  Para finales del 2006, el gasto promedio por visitante extranjero registró un aumento de 16,5%, llegando a los $102,72 diarios, mientras que la estadía promedio cayó a 9,3 días (BCRD, 2007e).

En el caso de la República Dominicana, como en el de otros países subdesarrollados con altos niveles de dependencia externa, existe una conexión directa entre la actividad turística y el flujo de las remesas familiares.  Esto se debe, en gran parte, al papel que desempeñan las remesas como suplemento a los ingresos de los hogares, parte de los cuales se usan para el consumo, incluyendo los servicios turísticos.  En 1993, por ejemplo, el gasto anual promedio de los dominicanos residentes en el país en facilidades turísticas fue de $415,16 y la estadía promedio fue de 13 días, comparado con $788,66 y 13,45 días a finales del 2006 (BCRD, 2007f).

Apertura del Sector Financiero
La apertura del sector financiero dominicano a principio de la década de los noventa también desempeñó un papel importante en el fomento de las remesas familiares.  Este proceso de apertura comenzó tras la aprobación del la Resolución Monetaria No. 17 del Banco Central de la República Dominicana en 1991, la cual trasformó al mercado de remesas dominicanos mediante el aumento de la intermediación financiera (o el incremento en el número de instituciones capacitadas para funcionar en este).

La apertura y transformación del sector financiero dominicano se intensifico después de la implementación del Código Monetario y Financiero en 1992.  En ese año, la Junta Monetaria (JM) del Banco Central de la República Dominicana adoptó las Normas Prudenciales y las Normas Bancarias, la cuales establecieron los requisitos con respecto a la solvencia del sector bancario; fijaron límites con relación al monto de activos fijos que las instituciones bancarias pueden poseer en sus carteras; y establecieron  restricciones con respecto a préstamos que pueden ser otorgados por las instituciones bancarias del país (Montas Domínguez, 2004).

La Resolución Monetaria No. 1 del Banco Central de la República Dominicana (1996) y la Ley Monetaria y Financiera (2002) impulsaron la transformación y modernización del sector bancario lo cual contribuyó (indirectamente) al aumento de las remesas familiares. La Resolución Monetaria No. 1 (1996) autorizó la participación de nuevas instituciones en el mercado de remesas (“Resolución Monetaria No. 1,” 1996). La Ley Monetaria y Financiera del 2002, por su parte, estableció los reglamentos necesarios para regular el mercado de las remesas; mejoró la transparencia de las cuentas monetarias y financieras del sector; y estableció los requisitos de reservas mínimas para las instituciones que operan en el mercado cambiario (“Ley Monetaria y Financiera,” 2002).(3)

Iniciativas para Incrementar la Bancarización de los Receptores de Remesas
El desarrollo de nuevas iniciativas para incrementar la participación del sector bancario dominicano en el mercado de las remesas también ha desempeñado un papel fundamental en fomentar estos flujos de capital privado desde el exterior.  Por ejemplo, desde comienzos del 2004, se está llevando a cabo un proyecto de colaboración entre el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) y el gobierno dominicano para mejorar los canales de distribución de remesas para beneficio del sector micro-empresarial en la República Dominicana. Este proyecto

consiste en desarrollar, mediante la aplicación de innovaciones tecnológicas, alternativas a los canales de captación, control y distribución de remesas tradicionalmente utilizados en la República Dominicana y los Estados Unidos.El FOMIN financiará en condiciones de mercado el ajuste organizacional y tecnológico necesario para que el Grupo Banco Hipotecario Dominicano (BHD) sustituya de manera gradual dichos canales por otros de mayor eficiencia y menor costo.  Ello le permitirá expandir masivamente sus servicios de transmisión de remesas (primera etapa) y financieros (segunda etapa) a la población objetivo además de incrementar la financiación y capitalización de las microempresas dominicanas (Fondo Multilateral de Inversiones [FOMIN], 2004).

En el caso del proyecto auspiciado por el FOMIN, los canales alternativos que se pretenden desarrollar para el beneficio de aquellos receptores que no deseen seguir recibiendo las remesas a domicilio incluyen la red de establecimientos comerciales afiliados (al proyecto) usando una tecnología de “point of sale” (POS) (o “punto de venta”), la utilización de las sucursales bancarias del Banco Hipotecario Dominicano (BHD), y la distribución de remesas “rurales” mediante instituciones de desarrollos comunitario y cooperativas (FOMIN, 2004).  Como ya hemos mencionado, el objetivo principal de este proyecto es beneficiar al sector micro-empresarial dominicano mediante la reducción de los costes de intermediación de envió de remesas y el desarrollo de nuevos productos (de carácter tecnológico) que garanticen bajos costos a sus usuarios y simultáneamente generen una cadena de valor que potencialmente logre mejorar su calidad de vida (FOMIN, 2004).

También existen proyectos e iniciativas de amplio carácter tecnológico los cuales pretenden expandir el uso de nuevas tecnologías de punta, tales como tarjetas electrónicas y el Internet, para vincular a los receptores dominicanos con el sector bancario formal, reducir los costos de envío y confirmación, y mejorar los servicios de distribución y envío al beneficiario final mediante el reemplazo por estos canales de la amplia, pero costosa, red de oficinas de distribución existentes en el país  y los servicios de mensajería (FOMIN, 2004; Suki, 2004).     Entre las iniciativas más destacadas se encuentran las siguientes:

  • Proyecto de cooperación entre el Banco Hipotecario Dominicano (BHD), el cual en la actualidad se considera como el banco más grande del país con aproximadamente 30% del mercado, y la firma de envíos MoneyGram para mejorar el procesamiento de pagos, equipar a los cajeros automáticos del BHD para desembolsar transferencias y capacitar a la red de sucursales de dicho banco para efectuar pagos electrónicos.
  • El Banco del Progreso (BP), el cual cuenta con cerca del 10% del mercado bancario dominicano, lanzo un proyecto de cooperación con el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) de España y con la empresa bancaria mexicana BANCOMER para procesar remesas y envíos provenientes de Estados Unidos, México y España.

Finalmente, cabe notar que a estas iniciativas y proyectos también se le han sumado un creciente número de empresas remesadotas que operan en el mercado de remesas dominicano mediante el Internet.  Entre las más conocidas se encuentran Xoom.com, Ikobo.com, Quisqueyana, Western Union, MoneyGram, BPD y BHD/Remesas Dominicanas.

Impacto Macroeconómico

En esta sección ofrecemos un breve análisis sobre el impacto macroeconómico de las políticas y medidas mencionadas anteriormente.  Para lograr este objetivo, analizamos la relación entre las remesas familiares y varios indicadores económicos que dependen  (o se  asocian) con las remesas, tales como el producto interno bruto (PIB) por capita, el índice de precios al consumidor (IPC), las importaciones y la tasa anual de desempleo (Fajnzylber & López, 2006), durante el periodo 1993-2006.
 
El modelo de regresión que utilizamos para llevar a cabo este análisis identifica a las remesas como la variable independiente y al PIB por capita, las importaciones, el índice de precios al consumidor (IPC), y la tasa anual de desempleo (o desocupación) como las variables dependientes. El Cuadro 4 muestra las variables macroeconómicas empleadas en nuestro análisis de regresión.

Cuadro 4.
República Dominicana: Indicadores Macroeconómicos Selectos, 1993-2006
Año
Remesas
(Millones USD)
PIB/Capita
(USD)
 
Importaciones de Mercancias
(Millones USD)
 
Indice de Precios al Consumidor (IPC)
Inflación
(%)
Tasa de Desempleo Annual
(%)
1993
720.6
1,328.7
4,654.2
5.25
19.9
1994
756.7
1,440.8
4,903.2
8.26
16.0
1995
794.5
1,586.9
5,170.4
12.54
15.8
1996
914.0
1,733.2
5,727.0
5.4
16.7
1997
1,088.9
1,923.7
6,608.7
8.3
16.0
1998
1,326.0
1,991.7
7,597.3
4.83
14.4
1999
1,518.7
2,142.8
8,041.1
6.47
13.8
2000
1,689.0
2,398.1
9,478.5
7.72
13.9
2001
1,807.9
2,577.5
8,779.7
8.88
15.6
2002
1,959.6
2,536.0
8,837.7
5.22
16.1
2003
2,060.5
1,907.4
7,626.8
27.45
17.0
2004
2,230.2
2,102.2
7,888.0
51.46
18.4
2005
2,429.8
3,247.4
9,864.4
4.19
17.9
2006
2,747.7
-
11,190.2
7.57
16.2

Fuente: Banco Central de la República Dominicana (BCRD), 2007.

El Cuadro 5 presenta los resultados de nuestro análisis de regresión.

Indicadores
Ecuación
Significado Estadístico
(valores -p)
Nivel de Confiabilidad
Coeficiente de Determinación
(R2)
 
95% Inferior
95% Superior
PIB per Capita (PIB/C)
PIB/C = 0.939R -459.76
0.0004
0.52
1.36
0.69
Importaciones (IM)
IM = 0.306R - 749.43
0.0000
0.22
0.39
0.83
Inflación(IPC)
IPC = 15.97R + 1387.9
0.2819
-14.92
46.88
0.09
Tasa de Desempleo (U)
D = 13.663R+1352.4
0.9060
-233.27
260.59
0.00

Fuente: Elaboración propia de los autores basada en datos del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), 2007

Como demuestra el Cuadro 5, solo dos (2) de las cuatro (4) variables dependientes incluidas en nuestro estudio, el PIB por capita y las importaciones, tienen un relación estadísticamente significante con las remesas a un nivel de confiabilidad (confidence level) del 95%, ya que sus “valores de p” (o p-values) son menores que  5%.  El PIB por capita y las importaciones también tienen un coeficiente de determinación lo suficientemente alto (68% y 85%, respectivamente) como para llevarnos a concluir que existe una fuerte correlación positiva entre estas dos (2) variables y las remesas familiares.   Los Gráficos 1 y 2 ilustran la fuerte correlación positiva que existe entre las remesas y el PIB por capita y las importaciones.

Fuente: Elaboración propia de los autores basada en datos del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), 2007.
Fuente: Elaboración propia de los autores basada en datos del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), 2007.


Fuente: Elaboración propia de los autores basada en datos del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), 2007
Fuente: Elaboración propia de los autores basada en datos del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), 2007

Lecciones para Cuba

En el caso de países con altos niveles de dependencia en el sector externo, en los cuales las remesas familiares desempeñan un importante papel económico, existen varias medidas y políticas que generalmente suelen estimular estos flujos de capital privado. Como ya hemos visto, en el caso dominicano en particular, estas medidas o políticas de carácter macroeconómico incluyen la liberalización del sector externo, la apertura del sector financiero y el desarrollo e implementación de nuevas iniciativas para mejorar la relación entre el mercado de las remesas y el sector bancario formal.  En el caso de Cuba las experiencias de la República Dominicana sugieren que la implementación de algunas de estas medidas puede tener un impacto positivo sobre las remesas familiares a largo plazo. Sin embargo, cabe notar que en el caso de Cuba la liberalización del sector externo y la apertura y transformación del sector bancario deben ser implementadas de una forma gradual para proteger a los sectores más vulnerables de la población de sus efectos adversos.

Aparte de las medidas y políticas anteriormente mencionadas, en el caso de Cuba en particular, existen otras, las cuales podrían fomentar el flujo de las remesas del exterior e indirectamente contribuir al desarrollo y crecimiento económico del país a través del efecto multiplicador. Como señala Pérez-López (2007),  la promoción del “turismo nostálgico” mediante la organización y promoción de carnavales, festivales y otros eventos culturales que logren aprovechar los vínculos existentes entre los cubanos residentes en el exterior y sus lugares de origen en varias regiones de la Isla en un futuro cercano ofrece el potencial de fomentar el turismo y el flujo de remesas.  El fomento de ambas actividades, es decir turismo y remesas familiares, puede contribuir significativamente al desarrollo de la economía cubana mediante el efecto multiplicador, principalmente mediante de la creación de nuevas vocaciones y puestos de trabajo asociados con ambos sectores.

Otra iniciativa loable en el caso cubano seria el fomento de la inversión y la formación de pequeñas y medianas empresas (PyMEs) por medio de la creación y desarrollo de fondos de inversiones, la modernización de los sectores bancario y financiero, la movilización del crédito, la reactivación de los mecanismos de mercado, la garantía de los derechos de propiedad privada y la independencia jurídica (Gayoso, 2000).  El desarrollo de estas empresas también pudiera beneficiarse de políticas económicas y programas de desarrollo que permitieran aprovechar las experiencias empresariales y el capital humano y social de aquellos miembros de la comunidad cubana en el exterior dispuestos a prestar sus servicios en el sector empresarial cubano (Pérez-López, 2007).

Finalmente, la experiencia dominicana demuestra que mediante la colaboración con organismos de desarrollo internacionales y la modernización del sistema de distribución y pagos se pueden lograr mejoras tangibles en el funcionamiento y eficiencia del mercado de las remesas.  En el caso de Cuba, este objetivo se haría más fácil mediante la aplicación de políticas y estrategias que contribuyan a la reducción de costos y promuevan la conexión entre las remesas, las microempresas y el sector bancario formal mediante la adaptación de nuevas tecnologías como el Internet, sistemas de pago automáticos y tarjetas electrónicas.

Sin embargo, como indican Puerta y Valenzuela (2007), a pesar de sus potenciales efectos positivos, sobretodo en lo que respecta a la reducción de la pobreza y su contribución al desarrollo, las remesas familiares no son una panacea para combatir los males socioeconómicos que afectan a los países receptores, la mayoría de ellos en vías al desarrollo.

En el caso cubano, como indica Blue (2007), las remesas familiares han desempeñado un papel de suma importancia, sobretodo durante la reorientación de la economía durante la década de los noventa.  Pero, como ya es bien sabido, a pesar de sus aportes a la balanza de pagos y la reactivación de la economía a partir de 1995, las remesas también han contribuido al aumento de la brecha entre los sectores de la población con acceso regular a estos envíos y aquellos que solamente tienen acceso a la moneda nacional.

Por lo tanto, en el caso de Cuba, la formulación e implementación de medidas concretas para reducir la desigualdad causada por las remesas y la dualidad monetaria es recomendable. Sin embargo, cabe notar que para lograr este objetivo y combatir los males socioeconómicos que afligen a los países receptores se requiere, aparte de los lineamentos planteados anteriormente, un Estado fuerte que cuente con la voluntad y legitimidad política necesarias para implementar medidas que no solamente sirvan para fomentar el flujo de las remesas del exterior si no que también sean útiles para promover el crecimiento y el desarrollo económico sostenibles.

Notas


1  El Anuario Estadístico de Cuba (AEC) del 2006 cita estas cifras en pesos cubanos “regulares” (CUB) los cuales oficialmente se cotizan a la paridad con el dólar estadounidense.  Volver

2  El índice de apertura (o dependencia) externa (“trade openness index – TOI) mide la fracción del comercio exterior sobre el PIB. Este indicador de la susceptibilidad de la economía nacional  al sector externo o comercio internacional consiste de la suma de las exportaciones e importaciones dividida por el valor total del PIB.  Valores con mayor aproximación al 100% indican un mayor grado de apertura y/o dependencia externa, mientras que valores cerca del 0% indican lo contrario.  En el caso de Cuba, las cifras que se utilizaron para calcular el índice de apertura (o dependencia externa) en este estudio fueron las siguientes: valor de exportaciones, $2.904,8 millones; importaciones, $9.503,2 millones; y PIB (a precios corrientes de 1997), $44.063,8 millones.  Estas cifras fueron obtenidas del Anuario Estadístico de Cuba (AEC) del 2006.  En el caso de la República Dominicana, las cifras utilizadas fueron obtenidas del Banco Central de la República Dominicana (BCRD) y fueron las siguientes: exportaciones de mercancías, $6.440,0 millones; importaciones, $11.190,2 millones; y PIB $30.000,0 millones.  Volver

Las regulaciones actuales establecen que las entidades financieras deben tener una relación de no menos del 10% entre su capital y reserva y  el monto de sus activos y operaciones contingentes (Montas Domínguez, 2004).  Con relación a los préstamos otorgados a una misma persona física o jurídica, la ley establece que estos no pueden exceder el 15% del capital o reserva de la institución prestamista (Montas Domínguez, 2004).  Finalmente, en el caso de los activos fijos, se prohíbe que estos sean mayores al 100% del capital y reserva de las entidades de intermediación financiera (Montas Domínguez, 2004).  Volver

 

Referencias

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Last updated December 29, 2008