Delaware Review of Latin American Studies
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Vol. 15 No. 2  December 31, 2014

Abel Posse: Senderos de un caminante solitario. Roberto H. Esposto. Biblos: Buenos Aires. 2013. 153pp.

Ásima F. X. Saad Maura
Foreign Languages and Literatures
University Of Delaware

Este libro dedicado a la obra del escritor argentino Abel Posse (1936) se presenta como un conveniente manual introductorio para quienes deseen enterarse del ambiente político social de Argentina, a la vez que ofrece un esbozo general de la historiografía latinoamericana mediante la literatura. A pesar del análisis predominantemente subjetivo que el investigador Roberto Esposto despliega en las pocas páginas que le dan forma a su Abel Posse: Senderos de un caminante solitario, los lectores de diferentes niveles lingüísticos e intereses académicos tendrán en sus manos los puntos más básicos con los que podrán llegar a conocer algunos de los textos sobresalientes de Posse. Al lado de Luis Sáinz de Medrano (1928–2012), entre otros, Esposto ha volcado gran parte de su energía intelectual en emparejar los elementos literarios –combinación de realidad y ficción– presentes en la obra posseana con los datos autobiográficos que se cuelan en sus textos.1

El título del estudio de Esposto parte del de una de las novelas del autor, El largo atardecer del caminante (1992), creativa secuela de los Naufragios o “La relación” de 1542 bajo la pluma de Alvar Núñez Cabeza de Vaca. En su novela, Posse logra recrear, de manera magistralmente verídica, el otro lado de la moneda, la historia ficcionalizada de aquel explorador maldito.

El estudio de Esposto está divido en seis capítulos, el primero de los cuales ofrece una oportuna presentación sobre los aspectos más personales del autor (“Abel Posse: escritor entre mundos”). En el segundo capítulo, “La razón poética” (único sin subdivisiones), el crítico delimita lo que a su entender viene a ser la filosofía posseana que, para él, está basada “…en el pesimismo, la melancolía, el desajuste escindido de protagonistas y personajes” (39). Para Esposto, estos sentimientos son producto del “desnudamiento crítico del racionalismo científico-técnico… de la modernidad occidental” (19). Comentarios de este tipo abundan en el breviario que aquí se reseña; hasta cierto punto, los mismos dejan ver un análisis limitado a la vez que repetitivo y hartamente subjetivo. No obstante, la lectura cuidadosa de los interesados debería poder sobrellevar estas limitaciones e invitar a otros cuestionamientos sobre el trasfondo histórico-literario que le da forma a las obras de Posse.

Titulado “El hombre moderno en crisis”, el capítulo 3 está compuesto de 12 partes bastante cortas, dedicadas a las primeras dos novelas de Posse: Los bogavantes, de 1970, y La boca del tigre, de 1971. En este apartado, Esposto incluye un apéndice (71-74) en el que expone claramente las alteraciones que sufrió Los bogavantes cuando cayó en manos de la censura franquista. De aquí salió a la luz en Barcelona, bajo el sello Planeta (1975), una segunda edición enmendada. Más de tres décadas después (2008), la editorial Emecé de Buenos Aires publicó la tercera edición a la cual el mismo autor le hizo unos cuantos arreglos. Este apéndice es una joya de crítica literaria.
Los cuadernos de Praga (1998) y El inquietante día de la vida (2001) conforman el próximo capítulo (75-95), cuyo título, “Los buscadores de lo imposible”, anuncia la serie de “obstáculos y retos inconmensurables” que padecen los protagonistas Ernesto “Che” Guevara y Felipe Esteban (mejor conocido como Felipe Segundo), respectivamente.

“Crónicas de la muerte”, el quinto capítulo, gira en torno a las novelas Cuando muere el hijo (2009) y Noche de lobos (2011). El tema de la primera es sumamente personal: “‘la fatalidad suprema’ que solo experimentan como testigos los padres: hallarse frente al cuerpo sin vida de su hijo. Iván, de quince años, se había quitado la vida” (99). La segunda obra, más abarcadora, trata el escabroso asunto “de la violencia política y sus secuelas en torno a la última dictadura militar argentina” (104) de finales de los 70 hasta principios de los 80. Al final del capítulo, el crítico hace una aseveración, a mi juicio, sumamente limitante. Amparado en el ya canónico ensayo “La verdad de las mentiras” de Mario Vargas Llosa, Esposto vierte “la marcada hibridez de géneros entre la Historia y la literatura, la ficción y la realidad” en Noche de lobos. Sin embargo, para los lectores de Abel Posse, esta hibridez es realmente el norte de casi todas sus novelas que “mintiendo, expresan una curiosa verdad” (Vargas Llosa, 7), al igual que las de tantos otros escritores.

En el último capítulo, Esposto se dedica a especular en torno a “la capital importancia de las ideas filosóficas en la narrativa ficcional de Abel Posse” (118), extraídas del pensamiento de Martin Heidegger (1889-1976) y Rodolfo G. Kusch (1922-1979), tema que no es nuevo ni en sus escritos ni en la historiografía de nuestras letras hispánicas. A tal efecto, Esposto trae a colación una acertada cita de Miguel de Unamuno, quien en su momento llegó a proclamar su “convicción de que nuestra filosofía…, está líquida y difusa en nuestra literatura…. Y no en sistemas filosóficos” (Del sentimiento trágico de la vida [304], Esposto, 119). Anteriormente, este investigador ya había dilucidado sobre la influencia de cada filósofo en la obra de Posse, a saber: “Rodolfo Günter Kusch y Abel Posse: Convergencia y diálogo” (DERLAS, 2009) y “Martin Heidegger en Abel Posse” (Alba de América 32 [2012]: 64-75). Con ejemplos antes expuestos en estos dos ensayos y otros nuevos, Esposto valora en las páginas finales de su libro el artificio con el cual el autor argentino presenta a sus protagonistas en el acto de “emprende[r] un peregrinaje de cuestionamientos y cavilaciones en torno a problemáticas filosóficas y metafísicas” (120).

Las conclusiones que le siguen a este capítulo final repiten mucho de lo expuesto en el prólogo (13-16) bajo la autoría de Graciela Maturo, como en la introducción (17-21) del mismo Esposto. No obstante, es posible que las repeticiones que parecen ser innecesarias a lo largo de Abel Posse: Senderos de un caminante solitario, sirvan un propósito pedagógico para quienes recién descubran la obra posseana. El libro cierra con una bibliografía (145-53) bastante completa que, a su vez, Esposto subdividió en seis partes: “I. Obras literarias de Abel Posse (novelas, poesía y testimonio)”, “II. Ensayos de Abel Posse”, “III. Entrevistas y notas periodísticas sobre Abel Posse”, “IV. Critica [sic] citada sobre Abel Posse”, “V. Crítica consultada sobre Abel Posse” y “VI. Fuentes generales citadas”.


1 En su introducción, Esposto completa la lista de investigadores que han escrito sobre la obra de Abel Posse, añadiendo los nombres de Seymour Menton, Fernando Ainsa, Alexis Márquez, Rodríguez, Blas Matamoro, Victorino Polo, José Caballero Bonald, Claude Couffon, así como José Antonio Sánchez Zamorano, Ingrid Galster, Beatriz Aracil Varón y Graciela Maturo, prologuista esta última del libro aquí reseñado (18), sin dejar atrás a Romain Magras y Malva E. Filer (19); seguramente hay otros.


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Last updated December31, 2014