Delaware Review of Latin American Studies
Issues
Vol. 10 No. 1 August 30, 2009


Rodolfo Günter Kusch y Abel Posse: Convergencia y diálogo

Roberto Hernán Esposto
School of Languages and Comparative Cultural Studies
The University of Queensland
r.esposto@uq.edu.au



Resumen

A partir de la evaluación que hace Mario Vargas Llosa de la literatura latinoamericana, este artículo se propone describir la confluencia del pensamiento kuscheano en la producción ensayística y literaria de Abel Posse, novelista e intelectual argentino. Dicha confluencia se expresa en una convergencia de intencionalidad en un proyecto intelectual descolonizador cuyo fin es el de pensar América desde América. El otro aspecto que explora este trabajo es cómo la producción literaria de Abel Posse es una dramatización y un diálogo para con la filosofía kuscheana.


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When Latin American thinkers set out to write philosophy,
they usually write literature.
(Mario Vargas Llosa 9)


La evaluación que Vargas Llosa hace de la naturaleza de la literatura y la filosofía latinoamericanas sugiere que hay una clara simbiosis entre ellas, y que esto se encuentra en los más distinguidos exponentes de las letras hispanoamericanas tales como Alejo Carpentier o Carlos Fuentes. Otro buen ejemplo de este cruce--o bien, sincretismo estilístico--se halla en la creación literaria de Abel Posse donde sus mundos y seres inventados representan y deliberan en torno a la problemática condición americana empapados de criterios filosóficos del pensador argentino Rodolfo Günter Kusch (1922-1976). A tales efectos, este escrito va a delinear la convergencia de intencionalidad entre el pensamiento kuscheano y la obra del novelista Posse para luego explorar cómo esta última dialoga con las ideas fundamentales de Kusch, las cuales se centran en dos conceptos principales: ser y estar.

Convergencia y el pensamiento situado.
Los planteamientos epistemológicos y ontológicos de Kusch en torno a la problemática  americana tienen resonancia tanto en la producción literaria como la ensayística de Posse porque en ellas hay una intencionalidad semejante.  Esta intencionalidad se halla en Kusch y Posse en la medida en que ambos parten de una postura conceptual cuyo fin es el de pensar América desde América. El proyecto intelectual que desarrollan descansa sobre la premisa de que todo conocimiento o pensamiento está geopolíticamente marcado y situado. La creación literaria de Posse y el pensamiento de Kusch son intentos creativos de desarrollar un pensamiento que lleve a un conocimiento de lo propio.

Esto quiere decir desarrollar perspectivas y categorías epistemológicas propias, marcadas por la condición periférica y de marginalidad de América Latina con respecto a los centros filosóficos y literarios de prestigio, Europa y los EE.UU. El proyecto intelectual que han desarrollado Kusch y Posse es una visión revisionista y hasta herética, ya que su blanco es minar y cuestionar las categorizaciones epistemológicas eurocéntricas heredadas y canonizadas por las élites burguesas y oligárquicas de la intelectualidad latinoamericana.

El proyecto intelectual de diálogo y de reflexión que emprenden Kusch y Posse tiene que enfrentarse asimismo a una actitud fuertemente arraigada cuya expresión es la de un pensamiento autodescalificativo. Esta subjetividad proviene de un sentimiento de inferioridad, como diría Kusch, el cual sigue vivo en la vida intelectual de América Latina, y en especial en el de la Argentina. Este es un pensamiento que resalta la condición marginal de América Latina como un hecho que a priori descalifica cualquier proyecto intelectual tildándolo de nacionalista o, peor aún, de provinciano. Un buen ejemplo de ello lo ha expresado el conocido intelectual y novelista argentino, José Pablo Feinmann:

Nosotros estamos situados en América latina, somos filósofos de la periferia y pensamos en esa situación, en la Argentina, en este año. Pensar aquí no es lo mismo que la academia francesa. Los filósofos de la periferia, más que pensar, citan. La filosofía se da en ámbitos de  prestigio como Alemania y Francia, y como reflejo de ese pensamiento está la academia norteamericana. (La Nación 11/9/2006)

La postura de Feinmann descarta a América Latina como lugar de enunciación legítimo donde se pueda desarrollar una práctica cognitiva, política y teórica de valor. Lo que se desprende de la postura de Feinmann es que descalifica implícitamente el proyecto de Kusch a la vez que legitima a Europa y a los EE.UU. como los únicos centros de enunciación donde se encuentra una verdadera categorización epistémica del mundo y de la vida humana, lo cual indica que aun hoy está presente, en el siglo XXI, en el seno de la intelectualidad latinoamericana, una reticencia, o, como bien ya lo observó hace más de treinta años Kusch en Geocultura del hombre americano (1976), “el miedo de pensar lo nuestro” (9). Es decir, que  la valoración que hace Feinmann acerca del filosofar desde la marginalidad es sintomático de lo que ha apuntado Kusch en su estudio ya mencionado cuando escribe: “El estancamiento del filosofar entre nosotros, la imposibilidad de adelantar, o emprender un filosofar, se debe seguramente como suele decirse a una ausencia de técnica para ello” (9). Siguiendo el razonamiento de Feinmann, un pensar desde America seria estéril o imposible, pues el pensar es sólo válido en “ámbitos de prestigio”, o sea, en el centro, no en la periferia. Es precisamente por esta descalificación que el pensamiento de Kusch va a contracorriente del canónico establecido en la Academia, y sigue vigente en su aproximación a la realidad americana.

A estas alturas cabría preguntarse, ¿cómo se expresa en Abel Posse la convergencia de intencionalidad para con el proyecto intelectual de Kusch? Esta convergencia se expresa en sus reflexiones en dos ámbitos de su producción intelectual. En primer lugar, como vamos a ver en seguida, en sus meditaciones con respecto a la función que ha tenido la literatura latinoamericana en busca de una voz que exprese lo propio, y en segundo lugar, en las valoraciones vertidas en sus ensayos periodísticos con respecto a acontecimientos políticos, como fue la elección del indígena Evo Morales a la presidencia de Bolivia en 2006.

Posse ha interpretado la labor del creador literario como la de un contestatario, entrando en diálogo con el canon del imaginario literario occidental, construyendo una narrativa revisionista al poner en tela de juicio los discursos triunfalistas y hagiográficos de la historiografía oficialista y estatal. Esto quiere decir redescubrir e inventar nuevos paradigmas que concuerden con la realidad latinoamericana. En sus reflexiones sobre el papel del escritor en la literatura latinoamericana Posse sostiene:

Nuestra literatura llegó casi a los umbrales de este siglo [XX] intoxicada por la “historia oficial” de la Conquista…Fueron los escritores los que ajustaron el disparate de la historia imperial, recogiendo incluso los pocos rastros de la versión de los vencidos… Había que recuperar una conciencia sepultada del hombre americano. Era necesario legitimar nuestro imaginario. Poner en valor la idiosincrasia de nuestros pueblos… Nuestro trabajo necesariamente tenía que usar la historiografía, para a veces negarla, modificarla, reinterpretarla. Así, la literatura latinoamericana, más allá de lo estrictamente estético, cumplía una función desmitificadora. Fue necesario desacralizar y desmitificar para descubrir mitos sepultados…Los mitos de la dominación colonial no fueron pocos: los de la religión y la filosofía imperiales, sus formas de vida y su moralidad. (2005, 124-125)

Estas meditaciones relacionadas con el papel del novelista latinoamericano en la segunda mitad del siglo XX, tienen ecos de algunas opiniones vertidas por Kusch en Geocultura del hombre americano cuando sugiere que “una producción literaria, un ritual mágico… son formas de estrategia para mejor habitar el mundo …y para vivir en el fondo de su comunidad”, y añade “el escritor representa siempre su cultura” (1976, 146-147).

Con motivo de los comicios que eligieron a Evo Morales a la presidencia boliviana, Posse, haciendo clara referencia a Kusch y sus conceptos filosóficos, opinó en el periódico La Nación de Buenos Aires en febrero del 2006:

Lo que pasa en Bolivia es uno de los espectáculos políticos más fascinantes de nuestro tiempo… Con Evo Morales, la inmensa mayoría aborigen y andina asume la gestión de un país…Rodolfo Kusch…en su obra América Profunda, opina que el aborigen de nuestro continente es un hombre del estar en contraposición con el de la cultura europea occidental: el hombre del ser…Lo fascinante del advenimiento de Evo Morales es que…de alguna manera levanta la bandera… de un desarrollo y mejoría de vida acordes con valores tradicionales. (La Nación 8/2/2006)

La manera astuta con que Posse se sirve de los elementos teóricos y conceptuales para esclarecerle al lector los complejos procesos político-culturales en el continente americano ejemplifica el rigor analítico que el pensamiento kuscheano tiene en el siglo XXI para diagnosticar situaciones apremiantes sin precedentes en la historia de esta parte del mundo. Esta evaluación político-cultural de Posse sobre la situación boliviana nos lleva al  siguiente apartado donde vamos a articular con profundidad los conceptos de ser y estar que Kusch elaboró en América Profunda (1962) y que serán acompañados con algunos comentarios de Posse.

Ser y Estar
En sus estudios en torno a la cultura quichua, Kusch se preocupó por indagar sobre la dimensión metafísica de la identidad americana. Según Posse, es de suma significancia la aportación del pensamiento kuscheano para comprender la realidad americana: “La importancia de Kusch fue la de haber pensado abriéndose hacia la realidad de América como totalidad que requiere una síntesis. Frente a los pueblos del ser y del hacer, integramos - o aportamos - nuestra dimensión del estar” (1991, 195). Según Kusch, el europeo trajo a América la cultura del ser  que se opuso a la del estar  de América. En América Profunda observó:

Todo lo europeo es lo opuesto a lo quichua, porque es dinámico, lo cual nos aventura a calificarlo como una cultura del ser, en el sentido de ser alguien, …La cultura occidental…es la del sujeto que afecta al mundo y lo modifica y es la enajenación a través de la acción…o sea que es una solución que crea hacia afuera, como pura exterioridad, como invasión del mundo o como agresión del mismo y, ante todo, como creación de un nuevo mundo. (98-100)

Esa actitud del europeo, que define Kusch como “exterioridad” e “invasión”, corresponde a la actividad industriosa del hombre. Para comprender esta tesis necesitamos adentrarnos en las acepciones que ha desarrollado Kusch a través de su propia interpretación del ser europeo. El filósofo argentino consideró que el cristianismo se secularizó, o sea que perdió su religiosidad, con la ascendencia de una clase media mercantil en el siglo XV que predicaba una nueva fe “en el trabajo de una clase media encerrada en la ciudad” (110). En este sentido este “nuevo mundo” al que alude Kusch es el mundo cerrado de la ciudad que se convierte en el estandarte de la modernidad ya que “separa a la especie humana de todo un pasado de miedos y espantos originales…En la ciudad se refugiaba toda una humanidad cabal, vigente y racional” (116). Es por esto que en la visión que proyecta Domingo F. Sarmiento en el Facundo sobre el entorno americano se exorcizan esos temores ancestrales que Kusch llama la “ira de dios”:  “En la anti-ciudad [afuera, el campo, la selva], en cambio, estaban los miedos originales engendrados en el rayo, el relámpago y el trueno y, detrás la ira de dios” (116). Por esto el acertado juicio de que “el miedo al mundo fue sustituído por la creación de otro mundo” (117). El hombre europeo se caracteriza por su afán de transformar la tierra y, en este sentido, quien encarna este espíritu agresivo por excelencia es el mercader. Este reemplaza la “ira de dios” por la “ira del hombre”: “un rayo mataba sólo a dos campesinos en medio del campo, mientras que un crédito podía mover una nación” (121). Como extensión se puede pensar en las transnacionales del siglo XXI que pueden determinar la existencia de pueblos enteros a miles de kilómetros de distancia.

La cultura del ser alguien  y del hacer  se distingue también por su invasión del mundo a través de la máquina y la tecnología. Kusch sostiene que el miedo a la hostilidad iracunda de la naturaleza lleva al hombre del hacer  a construir “utensilios” que le permitan efectuar su “misión de modificar o aprovechar al mundo” (132). De hecho, la racionalidad científico-técnica es el “utensilio” por antonomasia. En América esto tiene una importancia primordial, como explica Ernesto Mareque: “Para Kusch, nuestra historia cultural…se edifica sobre el criterio de que lo inferior es América y lo superior proviene de Europa. El saber europeo es superior porque libera al hombre de la barbarie y del miedo” (Mareque 54). Es precisamente este criterio el que caracteriza la historia de América Latina, especialmente desde su independencia, y que ejemplifica en cierto modo la opinión vertida por Feinmann. Esta es la actitud que toma en gran medida la intelectualidad, aquellos que quieren edificar una nueva nación guiados por el modelo supremo del progreso tanto en el siglo XIX como en el XX: Europa y los EE.UU. La barbarie está asociada con el mal que produce la ociosidad, la inacción, la pereza, la quietud, es decir, todo lo que se oponga a la diligencia y a la industria: el impulso de la civilización. En términos del esquema kuscheano, esta antinomia define lo americano como “hedor”: “el hedor de América es todo lo que se da más allá de nuestra populosa y cómoda ciudad natal. Es el camión de indios…es la segunda clase de algún tren y lo son las villas miserias” (11). La otra cara es la “pulcritud”, que representa la civilización burguesa de occidente traída a América, y que intenta enfrentar la suciedad de este “hedor” primitivo con la técnica, el progreso y la inmigración: 

nuestros próceres…levantaban el mito de la pulcritud y del hedor de América, cuando creaban políticas puras y teóricas, economías impecables, una educación abundosa y variada, ciudades espaciosas y blancas…La categoría básica de nuestros buenos ciudadanos consiste en pensar que lo que no es ciudad, ni prócer, ni pulcritud no es más que un simple hedor susceptible de ser exterminado. (12-13)

Este es otro matiz de la interpretación del conflicto antinómico que se vislumbra en América, y que vuelve a repetir la actitud frente al “otro”, quien debe ser asimilado para que se moldee a la cultura hegemónica y egocéntrica del civilizado. Los conflictos y cruces culturales que esto engendró, y que aún engendra en el idiosincrásico tejido social de la Argentina, los analiza Posse en términos kuscheanos:

Rodolfo Kusch, con miras sociológicas y más dramáticamente, señalaba en nosotros la “seducción de la barbarie” como un remanente o una constante heredada de nuestros ancestrales choques culturales … El pueblo de América latina más dotado para el desarrollo, entendido según los parámetros de las modernidad, padece periódicamente la curiosa pulsión de huir fervorosamente del progreso. Es una antigua dialéctica entre dos tiempos de verbos: entre el ser  y el estar  (entendido éste más bien como un “dejarse estar” casi subversivo, pues conlleva, según Kusch,  el rechazo de  los modelos exteriores de vida y de desarrollo). [La Nación  24/11/1992]

La cosmovisión americana del estar  está arraigada en la forma en que se relaciona el hombre americano con la naturaleza. El hombre americano cuando nace se siente arrojado, o mejor “yecto” para usar el termino kuscheano, dentro del cosmos. El indígena se encuentra dentro del mundo, a diferencia del europeoque está ante el mundo para poder dominarlo con sus “utensilios”. He aquí las antagónicas cosmovisiones que chocan en América, como subraya Mareque: “...la oposición de estar y ser es la de dos experiencias humanas que se enfrentaron en América: el ser como horizonte de la dinámica cultural europea y el estar como modo de supervivencia y acomodación al ámbito americano…” (Mareque 65). El indígena sabe que al encontrarse dentro de un mundo hostil no puede alterar de ninguna forma las condiciones cósmicas ni mucho menos el azar o la “ira divina”. La respuesta del indígena hacia esta condición primigenia de la existencia humana en el mundo es diametralmente opuesta a la actitud dinámica del europeo, puesto que aquél responderá con un sentido de estatismo. Explica Kusch:

Era un estatismo que abarcaba todos los aspectos de la cultura quichua, como si toda ella correspondiera a un canon uniforme, que giraba en torno al estar en el sentido de un estar aquí, aferrado a la parcela cultivada, a la comunidad y a las fuerzas hostiles de la naturaleza. Este mero estar  encierra todo lo que el quichua había logrado como cultura. Supone un estar “yecto” en medio de elementos cósmicos, lo que engendra una cultura estática, con una economía de amparo y agraria, con un estado fuerte y una concepción escéptica del mundo. (97-98)

Para apaciguar las inclemencias de la “ira divina” el indígena desarrolla una cotidianeidad que en vez de ser antagónica se hermana con el mundo. Esta hermandad se realiza mediante ritos cuyo fin es el de conciliar la ira de los elementos naturales, que pueden manifestarse como una inundación de  las parcelas de tierra o bien la destrucción de la cosecha de maíz por el granizo. El indígena sabe que se encuentra a merced del agua, el viento, el fuego y el simple azar. Esta actitud “trata de que el cerro imponente sea el hermano”, elucida Kusch, “y lo sea el río y la tierra y también el cielo con sus relámpagos y sus truenos”(39). Y concluye Kusch: “Se trata, en fin, de que se humanice el mundo con la plegaria y con el rito y que el mundo sea el organismo viviente que ampara y protege” (39).

Este choque de cosmovisiones está latente en América desde hace ya más de quinientos años. Debe ser perturbador para los ciudadanos y gobernantes de las megalópolis americanas que inexplicablemente, quizá por obra de la “ira divina”, asome su cabeza esa América profunda y olvidada del estar,  como ocurrió en el estado de Chiapas en México, el primer día de 1994. Pensamos que es apropiado citar las opiniones que Posse emitió al respecto y que están inspiradas en la tesis de Kusch:

Los mayas que se rebelaron en Chiapas son hombres de la selva, capaces de conocer el vuelo de los pájaros en cada estación, de adivinar la lluvia en la costumbre de las arañas, de imitar el silbido de los papagayos. Son hombres del estar cósmico, agredidos por la prepotencia de la cultura «occidental» del hacer…los hombres del estar  cósmico (como escribiría Kusch), se refugiaron del progreso, de la vacuna, de la educación pública, de la democracia blanca y de la máquina de vapor en el interior de la selva…negándose o sintiéndose incapaces para el hacer y tener de los civilizados. (Diario 16, 13/5/1995)

Como ha dejado constancia esta sección y la anterior, el pensamiento kuscheano es una corriente que tiene un lugar privilegiado en las meditaciones y valoraciones que propone Posse en torno a la crisis política y cultural del continente mestizo. Como veremos en el siguiente apartado, estas inclinaciones kuscheanas inevitablemente nutren la creación literaria del Posse novelista.

Diálogo
En este apartado vamos a indagar cómo Posse plasma en sus novelas de manera imaginativa su diálogo con la tesis kuscheana del ser, hacer, tener  y estar, cumpliendo así con su cometido mediante la novela de encontrar una voz o voces que expresen un conocimiento propio de América Latina.  Estas consideraciones nos conducen a mostrar el papel que tiene, según Posse, la novela en función de buscar y aproximarse a los orígenes de los conflictos políticos y culturales que han llevado a lo largo de la historia a esculpir dramáticamente al continente mestizo:

Es un continente que se resiste a la metafísica europea, al concepto de religión que trajo Europa y, en última instancia, al sentido de la vida de la sociedad prometeica. Esto es la sociedad del hacer en oposición a la sociedad del ser. La sociedad americana es la del estar …Yo creo que la función de la novela, en cierta medida, aunque no se lo proponga muy racionalmente, de todas maneras, es una explicación de esas oposiciones secretas del espíritu latinoamericano ante el espíritu europeo y la idea del hombre europeo. (Spiller 107)

Es sumamente reveladora la simbiosis evidente en el concepto de la novela que propone Posse, pues hace un entrelazamiento entre su concepto de la novela y los criterios kuscheanos que hemos elucidado.

Daimón (1978) y Los perros del paraíso (1983) son textos literarios de un alto vuelo imaginativo y fantasioso en los cuales Posse mejor representa el diálogo con el pensamiento kuscheano. Ambos son ambiciosas creaciones metahistóricas que presentan un vasto tapiz transhistórico al proponer una interpretación sumamente kuscheana tanto de la modernidad occidental como de los orígenes del continente americano. Sus actores principales, los personajes históricos Lope de Aguirre y Cristóbal Colón, son a la vez protagonistas y flanuers de siglos de la historia del continente que sirven para representar el geist latinoamericano. Vale añadir que estas novelas históricas son un audaz quiebre, técnica y estilísticamente, para con la novela histórica tradicional. En ellas el lector no va a encontrar puntillosos frescos de una época o detalles de la indumentaria de actores históricos, sino más bien una narración de fina y poética orquestación donde las ideas históricas y filosóficas son el centro de la acción y del escenario. Debido a razones de tiempo y espacio, nos vamos a retener en unos extractos claves para poder indagar y demostrar como estas novelas entran en diálogo con el pensamiento kuscheano.

Fiel al concepto de ‘lugar de enunciación’, en Daimón, la flora y la fauna autóctona de América, así como sus habitantes, son los que, dotados de un pensamiento sabio y profundo,  enuncian sus valoraciones sobre los hombres de ultramar:

El 12 de octubre de 1492 fue descubierta Europa y los europeos por los animales y hombres de los reinos selváticos… Eran incapaces de la paz, la tolerancia ¿Por qué? Alguien, alguna vez, en sus tierras de constructividad y de desdicha, les había dicho que no podían ser sin hacer: y es que no habíamos nacido para estar sino para hacernos el ser. (30-33)

América. Tierra de tal fuerza vital que expulsaba a los hombres activos como un organismo poderoso a los bacilos… Esta intensidad de vida creaba un sentimiento de frustración en los europeos, hombres del hacer ordenado, impulsados por una bíblica vocación a imponerse en la Tierra llevándose por delante no solo la naturaleza sino también los pueblos humanos o animales que fueren encontrando a su paso. (42- 43)

El descubrimiento que realizan los seres del mundo americano se centra en los fundamentos ontológicos y epistémicos que conforman los valores morales y la ética del humanismo europeo. El choque que implicará la incursión de los criterios que nutren al humanismo europeo, a saber los de la cristiandad primero y la modernidad secular más tarde, se representarán en las playas del continente del hemisferio occidental.

El tono evidentemente humorístico y hasta lúdico con el que se narra el llamado “Descubrimiento” es una estrategia que obedece al elemento carnavalesco que sirve para cuestionar las acepciones y verdades  recibidas y construidas por los textos canónicos de la historiografía oficial, cuyo importe ha sido el de celebrar la salvación de los cuerpos y almas  de pueblos no europeos, co-optándolos al modo de vida occidental. En los ejemplos citados, es clara la inversión carnavalesca de sentidos, ya que los sujetos que enuncian el objeto descubierto, Europa y no América, no son los que tradicionalmente poseen la verdadera fe o el saber absoluto, sino seres y “bestias sabias” (según el sentido bajtiniano) que han sido históricamente los sin voz y sin poder.

En Los perros del paraíso, Posse lleva al absoluto extremo, se podría decir de una manera borgeana, la insólita pero fidedigna propuesta de Colón, en una de las relaciones de sus viajes, de que las tierras que había descubierto eran de hecho el Paraíso Terrenal. A tales efectos, el iluminado Colón que nos pinta Posse, impone a los horrorizados conquistadores y colonos la llamada “Orden de Estar” (216). Este episodio de suma ironía y comicidad, pone de relieve, por un lado, las flaquezas de la fe cristiana en los colonos, y por el otro, resalta la tesis de Kusch sobre el nacimiento de la modernidad secular en Occidente a partir de 1492:

La Ordenanza de Estar … causó gran sorpresa pues modificaría en profundo el proyecto ibérico. El Almirante aseguraba…que todo hacer humano carecía de significación. La actividad, que los blanquieruropeo habían erigido en paroxística conducta era, según la Ordenanza, un signo de condena, una condena posparadisíaca… El Almirante condenaba el trabajo pura y simplemente… Les pedía que aceptasen con naturalidad los dones del Paraíso. ¿Para qué acaparar piñas y mangos como hacían los que ya mostraban  vocación de verduleros?...¿Por qué media docena de langostas, si bastan dos y un buen limón?... ¡Estar! Apreciar con serenidad los fáciles frutos del Edén. Estar y dejarse estar. (216-218)

Este episodio propone una interpretación revisionista de la conquista de América pues pone en tela de juicio los fundamentos del humanismo occidental, basados en un antropocentrismo enemistado con el entorno natural. Posse se sirve del concepto del estar de Kusch para sugerir que si de hecho los europeos hubiesen descubierto el Paraíso Terrenal, su voluntarismo igualmente les hubiera cegado ante tales tentadores recursos naturales y humanos para sus diseños imperialistas.

Lo que se desprende de una lectura de estas novelas, a estas alturas del siglo XXI, es una aportación al debate acerca del futuro ecológico del planeta desde una perspectiva americana. Es decir que también desde América Latina, desde la periferia, se puede hacer una contribución a los debates sobre la apremiante situación ecológica y climatológica que acecha al planeta. Esto indica que lo que se ha venido a despreciar y descalificar con el rótulo de pensamiento folclorista o provinciano no tiene vigencia cuando hoy el pensar ‘lo propio’ tiene resonancias universales. Asimismo, en estas novelas, Posse entra en diálogo con Kusch proponiendo un punto de vista desde América que sirva para legitimar un pensamiento cuya gnosis es un camino hacia una descolonización del pensamiento americano y a su vez sea un rechazo de las categorías, paradigmas y proyectos coloniales implantados por la modernidad occidental.

Conclusiones
El pensamiento kuscheano tiene un lugar privilegiado en la conceptualización de la obra de Abel Posse a la hora de abordar la problemática argentina y latinoamericana. A su vez, estas preocupaciones se traducen de una manera imaginativa e innovadora en los desbordantes mundos literarios que Posse inventa con el motivo de aproximarse a los orígenes ontológicos del continente mestizo. Se demuestra así lo que sugiere Vargas Llosa cuando afirma que las más altas cumbres de la producción novelística latinoamericana son el fruto de una simbiosis entre la filosofía y la literatura, probándose una vez más la hibridez de la cultura latinoamericana. Finalmente merece subrayar la piedra angular sobre la cual se construye el proyecto intelectual de Kusch y Posse; esto es, la del compromiso con la realidad de América para despertar en el lector un cuestionamiento de categorías y conceptos recibidos desde la colonia, y así abrir el camino hacia la liberación del sujeto americano dentro de un pensamiento descolonizado.  

 

Obras citadas

Kusch, Rodolfo G. (1962) América Profunda Buenos Aires: Editorial Bonum, 1975.

____. Geocultura del hombre americano Buenos Aires: Editorial F. G. Cambeiro, 1976.

Mareque, Enrique. “Líneas fundamentales del pensamiento de Rodolfo Kusch”, en Eduardo A. Azcuy, et.al. Kusch y el pensar desde América  Buenos Aires: F. G. Cambeiro, 1991.

Posse, Abel. Biblioteca esencial  Buenos Aires: Emecé Editores, 1991.

____. Daimón (1978) Barcelona: Mondadori, 2003.

____. Los perros del paraíso (1983) Buenos Aires: Emecé Editores, 1987.

____. “Novela y crónica”, En letra grande Buenos Aires: Emecé Editores 2005.

____. “La pasión según Evo”, La Nación, 8/2/2006.

          http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=778832&high=Abel%20Posse

____. “La peligrosa seducción de la barbarie”, La Nación, 24/11/1992, p. 7.

____. “Chiapas y la crisis de los intelectuales”, Diario 16, Culturas,   13/5/1995, p. 4.

San Martín, Raquel. “El posmodernismo hizo trizas la historia, que debe ser comprendida.” (Diálogo con José Pablo Feinmann). La Nación, 11/9/2006.http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=839470

Spiller, Roland. “Conversación con Abel Posse”, Iberoamericana,  vol. 13, no. 37-38, 1989, p. 107.

Vargas Llosa, Mario. A Writer’s Reality, New York: Haughton Mifflin, 1991.



Last updated August 16, 2009